"La noción de interés constituye una categoría objetiva de análisis […], mientras que el carácter nacional del mismo deriva del papel desempeñado por el Estado-nación en la escena política contemporánea" (Esther Barbé, 1990).
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"La noción de interés constituye una categoría objetiva de análisis […], mientras que el carácter nacional del mismo deriva del papel desempeñado por el Estado-nación en la escena política contemporánea" (Esther Barbé, 1990).
El concepto de "interés nacional" probablemente aparezca para el gran público como un divague de académicos. Mas, circula profusa literatura al respecto desde el surgimiento mismo del Estado moderno, dada su naturaleza consustancial con él. J.J. Rousseau sostenía que sin intereses comunes ninguna sociedad podría perdurar en el tiempo. Sin "bien común", diríase con otra perspectiva.
Por eso, los actores políticos -de cualquier color, época y país- siguen usándolo para referir a una categoría de objetivos estratégicos vinculados a la supervivencia de cada Nación. Invocar, pues, al interés nacional -nacida "razón de Estado"- suena bien, pero ineficaz mientras se lo haga sin competencia ni precisión.
El interés nacional no se mancha
Todos los países reconocen intereses de largo plazo para sostener y defender; algunos -por cierto- los tienen más identificados que otros. Dichos intereses, en definitiva, cohesionan los pueblos y repelen la corrupción e ignorancia; por ende, no se manchan.
La doctrina distingue intereses vitales (aquellos inmutables, vinculados sobre todo a los componentes esenciales del Estado: territorio, población, gobierno, y todo lo relacionado a protección interna y externa), de intereses estratégicos (indispensables para construir y consolidar el poder nacional con perspectiva geopolítica, redefinibles según las circunstancias históricas). Quede claro que, en ambos casos, se trata siempre de una superior construcción política.
De allí que toda acción de gobierno sea "política pública" y debe corresponderse con el interés nacional, desde tener acceso a luz, agua corriente y cloacas (por su impacto en la salud pública) hasta lanchas patrulleras de última generación (por su incidencia en la defensa y seguridad marítima); tanto como mantener una diplomacia coherente y profesional, manda legal contenida en el art. 1 de la Ley del Servicio Exterior.
Aunque de hecho hay gamas, es todo un tema precisar el mecanismo para definirlos. Ejemplo práctico: en la diversificación de nuestra matriz energética, ¿hay lugar para una cuarta central nuclear convencional siguiendo el modelo Hualong One PWR chino o apostamos por nuestro sólido diseño SMR CAREM?
Y entre las gamas, las entretelas de esta coyuntura libertaria. En efecto, la política argentina desde hace cuatro décadas trajina entre populismos -a trazos gruesos- de centroizquierda y centroderecha. Entonces, ¿conspira contra el interés nacional una salida anarco-capitalista, ortodoxa, heterodoxa o un mix de ellas? En principio no, pues le corresponde a cada fracción política circunstancial proponer su versión del interés nacional, usualmente reflejada en planes económicos; y, obvio, a la ciudadanía exigirlo.
¿El mercado determinará la fabricación de acero o caramelos, apuntalar el sector externo en desmedro del mercado interno, abrir la economía solo para materias primas y producción primaria?; y así siguiendo. Por su vinculación con el carácter estratégico del interés nacional, viene a cuento aquello de Paul Samuelson "Las políticas económicas deben basarse en evidencia empírica y no en ideologías o prejuicios". Consecuentemente, en el balance, la sobrecarga de prejuicios ideológicos seguro afectará al interés nacional.
A lo dicho súmese un agravante: está tan desequilibrada nuestra Argentina, que hace demasiado tiempo el interés "nacional" se identifica con el agotado esquema etnocéntrico-portuario concentrado en ese agujero negro que es el AMBA. íEs la escala, estúpido!
Dicho eso, y por respeto a la voluntad popular, LLA está obligada a exponernos -y eventualmente convencernos- de su interpretación del interés nacional descifrado en políticas de estado.
Política de estado e interés nacional
El interés nacional es consustancial con el más traqueteado concepto de "política de estado", es decir aquella prolongada en el tiempo, asumida y continuada por cualquier gestión gubernamental. Una política de estado hace al interés nacional estratégico (y viceversa), de allí la necesidad de su definición y selección previamente consensuadas.
En otra ocasión dijimos que las principales potencias adecúan sus políticas de estado según las volutas de la política mundial, lo que implica un prolijo seguimiento de la situación internacional, conjugando el alcance universal de los intereses nacionales con el modo de articular negocios con la seguridad estratégica. En esto tampoco suma la sobrecarga ideológica.
La amplitud de la política externa de una potencia mediana, si eso fuésemos, depende también de los vaivenes políticos internos, independiente de la calidad y cantidad de recursos de poder tangibles e intangibles de un país.
Por tanto, en cada sistema institucional la legitimidad de la representación política, la composición y solvencia de los poderes del Estado, la espiritualidad, los valores y tradiciones populares, suman aspectos intangibles de poder. Defender el sistema republicano federal, la justicia social y el desarrollo hace al interés nacional; luchar contra la corrupción estructural y la inseguridad hace al interés nacional; sostener la salud, ciencia y educación hace al interés nacional.
Desde tal óptica, todo impacta en el constructo inacabable del poder nacional por la vía de políticas de estado, cuyo diseño, elaboración, puesta en marcha y evaluación deben ser constantes. Cuando se piensa y actúa en tales términos no hay margen para mezquindades, maniqueísmos y corruptelas.
Interés provincial
Cuanto se dice en esta nota sobre interés nacional se aplica en espejo al "interés provincial", por igual necesidad de definiciones e implementación.
Por caso, el Plan de Desarrollo Estratégico Salta 2030, su actualización y ampliación, es "política de estado" provincial de nivel máximo, porque la forma en que fue concebido le proporciona a Salta un marco geoestratégico. Y desagregando capítulos (promoción minera, ampliación de la frontera agropecuaria o oferta turística, entre tantos objetivos de igual rango), se consolidará el poder provincial, cumplidas las etapas que le dieron sustancia y legitimidad: entendimiento, diagnóstico, formulación, implementación.
Nunca había ocurrido algo así en estas tierras. Consecuentemente, resulta imprescindible consolidar al Consejo Económico Social como instrumento de planificación estratégica y, a la vez, resguardo de la participación de la sociedad civil en función del superior interés provincial.
Colofón
He procurado presentar todo esto del modo más didáctico posible. Asumo en defensa propia que la temática es ardua, aunque quizás lo expuesto en este trabajo sirva para aproximar a los lectores a ella. Y si alguno piensa en candidaturas, con mayor razón.
La frase del epígrafe pertenece a la académica española Esther Barbé, autora de un sustancioso estudio preliminar sobre trabajos de H.J. Morgenthau, el reconocido mentor de la teoría realista del poder. Recurrí a tales expertos porque el concepto de interés nacional está indeleblemente relacionado al poder y su equilibrio multidimensional, cuya compleja redefinición a escala planetaria está generando en estos años tanta crisis, tanto dolor y desasosiego.
¿Por qué encarar semejante tarea a esta altura de un año sinuoso que se va y del siempre esperanzador que llega? Expuse en nota anterior que ya empezaron las eliminatorias de la semifinal que Milei jugará en las elecciones de medio término. El presente artículo puede ser de ayuda para aquellos argentinos de bien que observan desde la tribuna. Y si en la canasta de ofertas no vienen definiciones concretas vinculadas con el interés nacional, ¡huyan de quienes no pueden distinguirles aserrín de pan rallado!