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10 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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El aburrimiento, esa emoción tan necesaria

Martes, 21 de enero de 2025 02:25
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Temporada de vacaciones. Temporada de organización. Lograr un equilibrio entre el trabajo, las actividades programadas con los hijos, la familia y el uso de las pantallas es una tarea de todos los días, sobre todo en esta época donde el foco está puesto en gestionar que los chicos no se aburran. Y sí, la idea es priorizar el bienestar emocional de todos.

Nos vamos a meter un ratito con un estado emocional poco feliz para muchos y que no goza de muy buena prensa. El aburrimiento. Se trata de un estado reactivo que surge cuando no hay suficientes estímulos, o cuando éstos son repetitivos o fastidiosos. Lo asociamos con la falta de actividad, con el cansancio y el desgano. Y para salir de él, nos enganchamos en un círculo vicioso, necesitamos hacer más y más para evitarlo. Es que estamos muy acostumbrados al estímulo constante, somos adictos a la dopamina, vivimos en un estado de inquietud y alerta, necesitamos gratificación y por eso rechazamos el aburrimiento como tal.

La señal que envía el aburrimiento nos dice que hagamos otra cosa, pero no nos dice qué hacer. Esta decisión puede marcar la diferencia para que se convierta en algo bueno o no. Actualmente, investigaciones en psicología y neurociencia, sugieren que, si es elegido de forma consciente, el aburrimiento no es solo una pérdida de tiempo. Se ha descubierto que el cerebro durante el tiempo de inactividad, tal y como sucede cuando dormimos, consolida recuerdos, regula las emociones, repara células dañadas, mantiene y fortalece nuestras funciones cognitivas y físicas. Cuando nos desentendemos de hacer cosas, el cerebro se ve impulsado a encontrar nuevas formas de entretenimiento una y otra vez.

Vivimos rodeados de estímulos y aburrirse no es una opción. Esto nos pasa también, con los más pequeños de la casa, a quienes parece que tenemos que llenar todo su tiempo libre. Porque nos cuesta ver a los chicos aburridos y para evitar esto les proponemos y organizamos actividades para entretenerlos, pero si les resolvemos el aburrimiento a nuestros hijos, nunca van a aprender a hacerlo por sí mismos.

Sabemos que los chicos necesitan reducir la dependencia de la tecnología, sin embargo, es común que los niños recurran a pantallas para evitar el aburrimiento. Aprender a desconectarse y encontrar alternativas estimulará su creatividad y pensamiento crítico. Porque cuando un niño no tiene actividades preestablecidas, debe buscar formas innovadoras de llenar su tiempo, se ve obligado a inventar sus propios juegos, explorar su entorno y utilizar su imaginación. Los niños que aprenden a gestionar el aburrimiento desarrollan habilidades de autonomía y resolución de problemas, en lugar de depender de un adulto para entretenerse, encuentran formas de gestionar su tiempo de manera independiente. La incapacidad inicial para encontrar algo interesante que hacer puede ser desconcertante, enfrentar este desafío sin intervención adulta es todo un aprendizaje, posible y necesario.

Nos resulta difícil ver al aburrimiento como algo positivo, nos genera cierta incomodidad, e impulsamos a nuestra mente a buscar formas de llenar el vacío que percibimos. No tenemos en cuenta que la ausencia de acción promueve la introspección, proceso necesario para mirar nuestro mundo interior y examinar qué nos sucede frente a lo que hacemos o dejamos de hacer. Esta mirada puede conducirnos a soluciones innovadoras y al desarrollo de ideas originales. Ahora bien, encontrar un sentido a las cosas requiere parar, reflexionar y hacerse preguntas.

Afuera hay un mundo que nos exige atención constante, las pantallas también impiden que nuestro cerebro a no pueda gestionar el aburrimiento. Cuando nuestra mente divaga sin la interferencia de la tecnología o las distracciones externas, accedemos a conectar ideas, reflexionar sobre nuestra vida y visualizar nuevos caminos. Al aprender a aceptar y utilizar el aburrimiento de manera consciente, podemos abrir la puerta a nuevas oportunidades para enriquecer nuestra vida y desarrollar todo nuestro potencial.

Necesitamos frenar, hacer una pausa, incluir momentos de ocio en nuestra rutina diaria. Tomar un descanso mental desconectados de demandas externas, para poder reflexionar sobre nuestras emociones, pensamientos y metas personales. Las personas que logran incorporar estas pausas sin culpa, pueden desarrollar un yo crítico que comprende mejor el mundo que los rodea, simplemente tomando distancia.

El aburrimiento puede ser una oportunidad para reflexionar sobre lo que queremos en la vida. Podemos aprender a convivir con él y valorarlo. Nada más o nada menos.

 

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