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"Abril quebrado" es una de las más hermosas novelas de Ismaíl Kadaré -un fantástico escritor albanés-, en la que el protagonista absoluto de la novela es el Kanun; el código de derecho consuetudinario albanés que pautó su cultura durante generaciones.
La novela empieza cuando Gjorg Berisha asesina a Zef Kryeqyqe; miembro de una familia con la cual mantienen una relación de enemistad que lleva setenta años y de veintidós sepulturas de cada lado; cuarenta y cuatro en total. Gjorg asesina a Zef para "lavar la sangre" de su hermano mayor; asesinado por los Kryeqyqe tiempo atrás. El asesinato convertirá a Gjorg en la siguiente víctima de ese eterno ciclo de retaliaciones y de asesinatos mutuos y lo convertirá en la sepultura número cuarenta y cinco.
La familia Kryeqyqe acepta, a pedido del pueblo, la "besa grande"; una tregua inquebrantable de treinta días antes de poder llevar adelante la venganza. Así, la novela abarca este período; desde el momento en que Gjorg asesina a su víctima -a mediados de marzo-, hasta el momento en que Gjorg será entregado a la implacable justicia del Kanun, a mediados de abril- Durante este período, Gjorg no está ni vivo ni muerto sino suspendido en un tiempo vacío y helado.
Igual que nosotros. Entre las elecciones legislativas bonaerenses del 7 de septiembre -que, por impericia y por una estrategia política equivocada el gobierno nacionalizó convirtiéndola en un referéndum a su gestión-; y las elecciones legislativas nacionales del 24 de octubre próximo; hemos impuesto nuestro propio Kanun. Como Gjorg, Argentina ha entrado en un tiempo suspendido. Un tiempo en el que no abundan las certezas económicas ni políticas. Un espacio durante el cual el esquema monetario mostró sus profundas fallas intrínsecas y los pronósticos presidenciales se mostraron equivocados. Un período en el que el problema argentino se agravó; aún a pesar de ambos salvatajes norteamericanos. La crisis política desnudó una crisis económica que discurría -oscura- por debajo de la superficie, y devino crisis financiera. Así, de cara a estas nuevas elecciones flota en el aire la pregunta: ¿qué es "ganar"?
"Ganar" significa imponerse en las elecciones nacionales de una manera tan abrumadora (en términos cuantitativos), que reordene la política. Pero, aun "ganando", no le evitaría al gobierno la necesidad de diálogo; de buscar consensos; de ceder y acordar con las fragmentadas fuerzas políticas en pugna. Más importante, de seguro deberá coordinar la gestión legislativa con los gobernadores. Cualquier otro escenario es peor.
"Cuenta con un Milei como personaje central de esta comedia de enredos nada graciosa que, en cambio, se torna peligrosa".
LLA cuenta con su cohorte de troles tuiteros que pasan el día entero insultando a todo el mundo; con su "Ingeniero del Caos" atizándolos; con ideólogos cavernícolas como Benegas Lynch hijo, Agustín Laje y Nicolás Márquez; con economistas que condujeron estruendosos fracasos en experiencias anteriores y que, además, carecen de todo plan de producción o de desarrollo más allá del anclaje monetario; con una diputada terraplanista mezzosoprano como Lilian Lemoine; una diputada como Julieta Santillán incapaz de escribir treinta palabras seguidas sin caer en quince errores de ortografía; con una espada mediática con la fe del converso como Leila Gianni que hoy milita libertarismo a ultranza, pero que alguna vez se tatuó un pingüino y otra vez posteó: "NO hay imposibles para Dios. Con la Virgen de Lujan a tu lado, futuro Presidente Fuerza compañero @sergiomassaok".
Cuenta con un Milei como personaje central de esta comedia de enredos nada graciosa que, en cambio, se torna peligrosa; sin estructura partidaria ni gente idónea en las estructuras críticas necesarias para el manejo eficiente del Estado; con una sospecha de corrupción tanto en el nunca aclarado caso de la criptomoneda $LIBRA como tras los audios de Spagnuolo o el interminable bochorno de Espert.
Por suerte para el oficialismo, existe la oposición. Los Kryeqyqe espantan. Los Kryeqyqe no tienen autoridad moral en nada. Escucharlos rasgarse las vestiduras hablando de corrupción sería cómico si no fuera enormemente trágico. Una corrupción legada de más de 60 años de diversos peronismos y corporativismos -ortodoxos o liberales-; que el kirchnerismo llevó al paroxismo y que, ahora, el experimento libertario no la elimina por connivencia o inutilidad; más temprano que tarde lo habremos de dilucidar. La frase "están indignados porque les afanamos los choreos" podría ser más una confesión de partes que un furcio.
Por desgracia el abismo está a la vuelta de la esquina. Estos períodos suspendidos nos dejan con la siempre renovada sensación de que en Argentina todo es incierto; que nadie sabe bien dónde está parado hoy ni qué puede suceder mañana. ¿Cómo planificar hasta que la moneda caiga; cara o seca? ¿Y si cayera de canto?
Entrar a la Unión Europea obligó a Albania a deponer la cultura de la Kanun. Nosotros deberíamos olvidarnos de los Berisha y los Kryeqyqe y encontrar la forma de entrar a la civilidad y a la modernidad, de una vez.
El laureado escritor y poeta yugoslavo Ivo Andric dijo: "Entre el miedo a que algo suceda y la esperanza de que aún no suceda, hay mucho más espacio de lo que uno piensa". Argentina está suspendida entre lo que pasó y lo que habrá de suceder. Ojalá pudiéramos dar por "lavada la sangre" y deponer esta propia paródica e inconducente versión de la Kanun albanesa. Ojalá.