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Tres llaves explican la elección en Salta (y ayudan a leer el país):
1) el tono plebiscitario de Javier Milei;
2) la situación judicial de Cristina Fernández de Kirchner —arresto domiciliario e inhabilitación, usada por el oficialismo como emblema del "pasado que fracasó"
3) la decisión del gobierno de Salta de jugar como actor propio, instalando una lectura provincial: "Primero Salta".
El marco centralista
La narrativa del oficialismo nacional (Milei / La Libertad Avanza) fue simple y agresiva: "esto es Milei o volver al kirchnerismo". Se plantea la elección legislativa como un plebiscito a su ajuste ("seguir adelante") y como un freno al "régimen que hundió al país", responsabilizando al kirchnerismo por la situación económica heredada. En esa construcción, Cristina Kirchner aparece como la cara del pasado, condenada, cumpliendo pena en domicilio y fuera de la cancha electoral por inhabilitación. Eso le permite al mileísmo nacional presentar a todo lo que no es Milei como "lo viejo y corrupto". Es una forma de ordenar el voto propio y retener a quienes lo apoyaron en 2023 aún con el ajuste actual, que tiene costos sociales.
El kirchnerismo, por su parte, quedó obligado a jugar en defensiva. Como ya no puede mostrarse competitivo desde la gestión económica, intenta reposicionarse en el plano moral ("somos los que defendemos a la gente") y en el plano ético-institucional ("denunciamos negocios, coimas, pactos, abusos de poder del mileísmo"). Esa es su bandera, no prometer prosperidad inmediata sino denunciar el daño social del ajuste. Es un voto de enojo contra Milei más que de esperanza propia.
Quedó planteado un tablero binario, Milei vs. K, aval o castigo. En ese ring, Milei juega con ventaja porque su contraparte es el kirchnerismo, un espacio rechazado por buena parte de la sociedad y hoy cuenta con un apoyo de cerca del 25% nacional, a la baja. La oferta de Milei es sencilla y dura, cirugía mayor a la economía. Lo dijo en campaña, lo repitió en gobierno y sus votantes le reconocen algo infrecuente, no cambió el libreto. El mensaje es: "se sufre ahora para estabilizar después"; y un dato que muchos miran como brújula: el dólar estable alimenta la expectativa de mejora, se la pasa mal, pero se estaría arreglando.
Enfrente, el kirchnerismo eligió el freno como bandera. No mostró un plan económico alternativo, sino la promesa de detener a Milei. Ese contraste es nítido para el votante, quien dice "voy a arreglar" versus quien dice "hay que parar". Además, la campaña K pegó en el frente ético, denuncias por "Libra", acusaciones contra Karina Milei, el escándalo que terminó con la renuncia de Espert, y el oficialismo respondió con un golpe simbólico a la confianza económica, foto en EE. UU., respaldo de Trump y guiño de "llegarán dólares" si el rumbo continúa. En la balanza del electorado, la economía pesa más que cualquier otra cosa incluida la corrupción, este es un fenómeno doloroso instalado en todo el continente.
Ésa es la polarización que impulsó Nación. Donde esa lectura prende, gana Milei. ¿El costo? En varias provincias la discusión nacional tapa las prioridades locales, y la elección deja de tratar sobre jubilaciones, coparticipación u obra en cada territorio para volver a la consigna: seguir o frenar.
El desvío salteño
En Salta, esa polarización no entró limpia. El Gobierno provincial se corrió del "o Milei o Cristina" y propuso una tercera vía, apoyar lo que sirva al país y plantarse cuando duela a Salta (jubilaciones, salud, universidades, obra, coparticipación). La campaña fue quirúrgica, LLA sería el sí automático a Casa Rosada; el kirchnerismo, el no a todo; y Primero los Salteños, "los que piensan primero en Salta". Se trató de provincializar la elección, elegir un delegado de Salta, no un bloque nacional, en línea con la tradición local de defender la provincia frente a Buenos Aires.
Escenarios preelectorales
* Milei, piso duro. Núcleo fiel que compra la "cirugía necesaria" y rechaza el regreso K; voto disciplinado, especialmente joven, que se volcó prolijo a LLA.
* Kirchnerismo, base firme y techo bajo. Propuso "poner freno", pero llegó lastimado por la condena y el arresto domiciliario de su líder; le cuesta crecer fuera de los convencidos.
* Oficialismo salteño, pesca en el medio. Apuntó a mileístas blandos que temen ajustes contra Salta, peronistas no K que buscan rostro local e indecisos cansados del ring nacional que piden negociación por Salta, no soldados de Buenos Aires.
El Gobierno leyó bien el clima, Milei venía en alza. En las provinciales del 11/05/2025, el interior respondió cuando el oficialismo llevó referentes locales fuertes; pero en las legislativas nacionales ese músculo faltó, los candidatos provinciales no eran igual de conocidos y LLA aprovechó. La matemática política era simple, si Salta no rompía la polarización Milei vs. kirchnerismo bajada desde Buenos Aires, el oficialismo podía quedar tercero… y sin senadores (dos para el primero, uno para el segundo). De ahí la apuesta por otra lectura: Milei o quienes no se oponen por sistema, pero defienden a Salta. Así cobra sentido el eslogan: "Primero los Salteños".
Marco estratégico
Si analizamos la elección bajo el planteo anterior, y con el hecho que LLA se plantaba como ganador, queda claro que, para el Gobierno Provincial, la elección de Senador Nacional tenía una sola definición de éxito: ganar la disputa con Urtubey por el segundo lugar. Por eso importante romper la polarización nacional.
Pero ¿Cuáles eran las perspectivas para el gobierno si rompía la polarización?
En Salta Capital la cuenta era cantada, LLA escalando el 40%, Primero los Salteños manteniendo el 31%, Urtubey 10%. ¿Por qué?
* En las provinciales del 11/05/2025, Biella ya había hecho 31%; compitió entonces y compite ahora, base firme para el oficialismo.
* En mayo LLA ganó con candidatos desconocidos obteniendo 35%; esta vez llegó con una candidata conocida y bien valorada, empujando su techo hacia el 40% o más.
* El kirchnerismo en Capital es minoría estructural y, encima, dividido: Urtubey 10% y Leavy 7%, sin boleta única que traccione.
* La agenda "Primero Salta" ordenó al voto no mileísta sin caer en el anti por sistema. Con ese combo, Capital blindaba el segundo puesto para el gobierno provincial y la condición para sostenerlo era clara, romper la polarización "Milei vs. K" e instalar Milei vs. Gobierno Provincial.
Como Capital es el 45% del padrón, para que Urtubey diera vuelta la provincia debía arrasar el Interior con un cuadro casi imposible: Primero Los Salteños debería obtener no más de 15%, LLA 20% y Urtubey por lo menos 37%. Por contexto y memoria de gestión, ese escenario es prácticamente imposible. Resultado encaminado: 1º LLA, 2º Gobierno provincial, 3º Urtubey/kirchnerismo.
Los resultados confirmaron esa hipótesis. En Capital, Diputados: LLA 43,09%, Primero los Salteños 31,44%, Fuerza Patria 9,72%. En Senadores: LLA 47,42%, Primero los Salteños 25,06%, Fuerza Patria 11,4%. El cierre provincial en Senadores quedó: LLA 41,42%, Primero los Salteños 28,08%, Fuerza Patria 13,67%, Partido de la Victoria 8,41%, (el 22% K en total, valor cercano al 25% de su voto duro histórico en Salta).
¿Qué paso con Provincias Unidas?
Provincias Unidas no capitalizó el espacio que sí capitalizó Salta porque no rompió la polarización. Y en política, que no obedece reglas lineales, a veces sumar resta y unirse dispersa. La liga de gobernadores se comunicó como otro frente "anti-Milei", no como un bloque que defiende cada provincia. Además, el votante que prioriza "lo de mi provincia" no se conmueve con una confederación de demandas ajenas. Lo local manda. Para oponerse a Milei ya existe el kirchnerismo; así, la liga quedó parecida a un "no a todo" poco atractivo. Salta, en cambio, evitó esa trampa, no se sumó al frente y marcó un mensaje nítido, "Primero los Salteños", un intermedio inteligente, apoyar lo que sirve al país y frenar lo que perjudica a la provincia. Esa provincialización ordenó el voto no mileísta sin caer en el anti, y se notó en las urnas.
Para lo que viene
LLA. Victoria cómoda y respaldo a la "cirugía mayor": duele pero promete estabilizar; el dólar estable actúa como prueba. Las denuncias no perforaron el relato. Milei retiene 30% de voto duro y suma a quienes rechazan al kirchnerismo. Desafío: menos épica, más resultados medibles.
Primero los Salteños. La fórmula "Primero los Salteños" funciona, territorio, metas verificables y relación no pendular con Nación (apoyar lo útil, frenar lo que duela).
Kirchnerismo (Urtubey/Leavy). La suma dividida resta. Urge síntesis, renovar agenda y dejar el "anti" como única brújula.
Ligas de gobernadores. Si no se explica que se defiende cada provincia, suena a otra oposición nacional. Lo provincial no se terceriza.
La lección salteña, el elector discrimina. Plebiscitó en Senadores, balanceó en Diputados, castigó la división y premió la claridad de quien defendió lo propio sin oponerse a todo. Lo que viene es la prueba más difícil, convertir porcentajes en obras, empleo y servicios. ¿Quién contará esa historia con hechos, y no sólo con eslóganes, en los próximos meses?
* Héctor Iván Rodríguez es Ingeniero industrial, Máster en comunicaciones sociales y Doctor en Estadística
 
  
 