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Borrar al otro, el hackeo y el bloqueo, las modernas formas de censura

Jueves, 13 de noviembre de 2025 01:00
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Días pasados -el viernes en la madrugada-, el sistema de mi Consultora sufrió un ataque cibernético que dejó fuera de línea la Web y la Tienda Virtual. La intensidad del daño causado costó tiempo y dinero. Pero ya estamos en línea nuevamente y funcionando normalmente. Por supuesto, esta situación obliga a una inversión en los sistemas de seguridad y lo más terrible del suceso es que estas cosas pasan porque a alguien no le gusta o no le conviene lo que otro hace.

Tanto el hackeo como el bloqueo a empresas funcionan hoy como formas contemporáneas de censura.

En este tipo de atropellos suelen darse, según el tema y el momento, claro, tres actores con una misma mecánica:

  • Primero, el Estado, que puede ordenar el cierre de una empresa, el corte de servicios o la prohibición de Internet. Esto último que ocurre en las dictaduras más extremas de izquierda, tiene un correlato con la persecución que es un fenómeno más generalizado. En nuestro país, el propio presidente de la Nación sostenía que "No odiamos lo suficiente a los periodistas".
  • En un segundo orden tenemos a los sindicatos, en la Argentina contemporánea, totalmente alejados de su naturaleza y convertidos en poco menos que bandas organizadas para atacar a empresas con el fin de saciar las apetencias económicas o políticas de los grupos dirigentes. Al sindicalista de hoy en día, ya no le interesa el afiliado; sólo buscan acomodarse con el poder de turno, aunque en ello vaya la destrucción de la propiedad privada, la detención del sistema de producción de una empresa y que esto ponga en juego las fuentes de trabajo de aquellos a quienes ellos dicen defender. Lo más irónico de estos casos es que los sindicatos bloquean empresas bajo el pretexto de "defender" a los compañeros.
  • Por fin, en tercer lugar, tenemos a los "Hacktivistas y actores no estatales" que usan DDoS ("Distributed Denial of Service"), o sea "Denegación de servicio distribuida". Es una de las formas más comunes de ataque informático hoy y, como señalábamos "ut supra", una herramienta moderna de censura o sabotaje, filtraciones o defacements para silenciar o castigar.

Con distintos motivos y "legitimidades", el efecto buscado es el mismo: restringir el derecho de quien habla y de quien hace en beneficio de un interés obsceno.

El hackeo, literalmente, es un mecanismo destinado a silenciar a alguien impidiendo la comunicación. El motivo puede ser cualquiera: político, moral, religioso, pero el fondo es el mismo silenciar voces. Según la publicación radware.com, en el periodo 2024-2025, se ha notado un crecimiento sostenido de campañas DDoS con fines políticos.

Efectos o daños colaterales: En la jerga técnica se denomina "Efecto chilling", cuando usuarios y periodistas se autocensuran ante la posibilidad de bloqueos o filtraciones. Ocurre cuando se produce un "ataque preventivo", que puede escalar hasta la destrucción total del sitio con la pérdida de información que ello supone. Para el productor de un Sitio web esta circunstancia es similar a perder una empresa por bloqueo.

¿Civilización o barbarie? Pensamos que toda forma de censura es un acto de barbarie. Lo fue la Inquisición y en el medio todo hasta el hackeo y el bloqueo. Son procedimientos propios de espíritus innobles, seres mediocres y sicarios, porque hackear o bloquear empresas puede ser protesta política, pero actúa como censura cuando impide la circulación libre de ideas sin procesos democráticos y sin devolución del espacio a voces silenciadas.

El peligro más grave que se desprende de estas actitudes es la normalización; cuando a la audiencia o al público en general le parecen comunes el hackeo o el bloqueo. Y eso es lo que se busca, pues, impuestos, la arquitectura de la libertad de comercio y de expresión, habrán sido limitadas o eliminadas con el aplauso de la gente.

La modernización tecnológica, sin embargo, no ha podido elevar la conciencia de ciertos sectores, que, desde un moderno vehículo cruzan la puerta de una empresa o desde una Mac Pro, cierran una empresa. No tienen ninguna diferencia con los que pusieron las bombas que hicieron volar diarios y emisoras, ni siquiera diferencia con la mazorca rosista que degollaba por pensar distinto.

Por nuestra parte, continuaremos pensando como el ilustre Maestro Voltaire, a quien se atribuye haber expresado: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".

 

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