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Fe, escenario y vacío político,la Argentina de los outsiders

Miércoles, 17 de diciembre de 2025 01:37
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Por estas últimas horas observamos una multiplicación de spots y notas, videos del pastor, Dante Gebel, directamente hablándole al público de cuestiones políticas, sugiriendo su posible candidatura a la presidencia de la Nación en 2027.

No interesa el nombre propio. No importa que sea Gebel ni su condición de pastor. Lo que importa plantear aquí es que si una figura mediática -religiosa o no-, ingresa en la posible discusión de la presidencia de la Nación, es que algo ya se fracturó.

No podemos ir por la lectura simplista de cuánta gente reúne en Los Ángeles, quién financia sus viajes a la Argentina, si Mario Pergolini es su mánager político…, todo eso es aditamento. Aquí la pregunta es cómo es posible que alguien sin CV político, hoy puede llegar a ser presidenciable. Algo hemos hecho mal. Insisto, no por Gebel, sino por nosotros.

"Es el síntoma, estúpido". Parafraseando aquella famosa frase de un asesor de Bill Clinton, diremos que lo de Dante Gebel es el síntoma más elocuente de la crisis de representación que padecemos los argentinos. La destrucción de los partidos políticos, la decadencia de una dirigencia consumida por la incapacidad y la corrupción y los relatos políticos que terminaron siendo verdaderos "relatos salvajes", nos han puesto en la ruta de la nada. Sin destino.

Si advertimos con sentido común, no se trata de que la sociedad vira hacia el evangelismo, sino que estamos buscando un carisma, un programa serio y sobre todo, un orden simbólico íEstamos buscando algo lógico, cuerdo y decente!

Si Gebel comienza a crecer y ser opción, es que hemos fracasado con el primer outsider, Javier Milei. Estamos inaugurando el tiempo político de la prueba y el error. Y eso es peligroso.

Los argentinos estamos como aquel pasaje del Evangelio donde los discípulos estaban desorientados y le preguntaron a Jesús "Señor, ¿a quién iremos? (Jn., 6, 68). Entonces, los discípulos estaban tan confundidos como nosotros, que decimos: "Y… ¿A quién votamos?"

La confusión con el caso de este Dante Gebel, es doble. Porque Jesús no vino por el poder terrenal ni político. Estamos mezclando una liturgia religiosa, un liderazgo mesiánico y una posible paternidad política. Tal es el estado de miseria política en que nos encontramos.

La ausencia de líderes políticos ha llevado a que la política cambie de escenario. Del parlamento a los escenarios. Basta con que aparezca alguien con carisma, oratoria, emoción y narrativa, más la ayuda de los medios y ya se prefigura un "liderazgo" político.

Un show

El vacío se rellena con el show-business. Y puede nacer entonces "PresiDante"; que no será políticamente ortodoxo, pero es masivamente vendible. Lo que viene sonando de Gebel, podrían decir algunos es improvisación, tal vez oportunismo, pero en el fondo es sobre todo necesidad. Cuando no hay proyecto nacional, provincial o municipal: hay personaje.

No hay que interrogar ni cuestionar a Dante Gebel; tenemos que preguntarnos nosotros mismos ¿Qué nos está pasando?

Si fuéramos racionales volveríamos al pensamiento de Alberdi para fortalecer a la República. Al Discurso de la Cancha de Pelota, de Leandro Alem, para cristalizar en política los principios republicanos. A Juan Domingo Perón, para darle sentido social al Estado. A Arturo Frondizi, para enhebrar un pensamiento progresista. A Umberto Illia, para mirarnos en su humildad y honestidad. A Raúl Alfonsín, para pensar que es posible que "Con la democracia se come, se educa y se cura"

Ahora, tenemos a uno que grita "íViva la libertad, carajo!". Y por este camino, quizás pronto habrá otro que nos diga "íAleluya, Hermanos!"

 

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