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Carta de un "boomer" a un bebé por nacer en 2026

Sé que esta carta podría ser una visión, una advertencia o un sueño afiebrado. Lo importante es que, este momento -hoy y ahora-, este el punto de partida hacia los infinitos futuros posibles que se irán desplegando ante nosotros.
Domingo, 28 de diciembre de 2025 01:04
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"Querido bebé: estás llegando a la vida en un momento muy particular; la era de los algoritmos inteligentes. Ellos tomaron nota de tu existencia desde tu concepción y, antes de que nacieras, ya eras una entidad para ellos. Con los genes correctos y con un poco de suerte, te irán a acompañar otros 125 años. Algunos aseguran que, tal vez, más.

Apenas nacido te vamos a rodear de "cosas inteligentes": sensores, mecedoras, monitores, lámparas, sistemas de sonido, pantallas, tabletas y decenas de dispositivos. Aun cuando se multiplican las alertas sobre lo que estos aparatos provocan en la plasticidad del cerebro; en la capacidad de atención y de aprendizaje; y en la conducta posterior; dudo que las vayamos a escuchar. No solemos hacerlo. Así, de manera natural -como un juego-, comenzarás tu inmersión en el mundo algorítmico y habrán emprendido -ambos- un proceso de aprendizaje. Los algoritmos van a enseñarte, pero, al mismo tiempo, van a aprender de vos; ellos más rápido que vos. Habrá que ver el resultado de esta nueva ecuación.

Vos y toda una nueva generación de máquinas convivirán en una cercanía y estrechez nunca vista. A medida que crezcas, las cámaras serán omnipresentes. Te verás en la pantalla y aprenderás a sonreír y a interactuar con personas al otro lado de ella. Aprenderás que las imágenes que brindarás con naturalidad son moneda de cambio social. Como buen hijo de digitales nativos, no se te ocurrirá asociar esto a ninguna forma de vigilancia; tampoco como una invasión a tu privacidad; ni como una quita de tus grados de libertad. El panóptico invertido naturalizado -la pesadilla última de cualquier orwelliano-, será algo natural para vos y, si te faltara, te generaría una enorme ansiedad.

Los expertos aseguran que pronto conocerás a tu primer agente dedicado exclusivamente a vos; un tutor virtual que monitoreará tu progreso y coreografiará tus datos con toda una cohorte de tutores auxiliares que te ayudarán en tus "áreas de mejora". Con el tiempo, este asistente virtual se habrá convertido en tu guía, en tu muleta, en tu vector. En algún momento podría suceder que tu agente sepa de ti más que vos mismo. "Conócete a ti mismo" podría sea una máxima que caiga en el olvido. Quizás, tu agente y vos se transformen en una entidad única e indisoluble; quizás se convierta en tu mejor amigo. O en tu único amigo; no se sabe si toda esta tecnología inmersiva les permitirá socializar e integrarse mejor con otros niños de tu edad o si, por el contrario, los aislará. Siento decirte que serás parte de la generación "guinea-pigs": "los conejillos de indias". ¿Cómo resultará la experiencia? Nadie lo sabe. Podría resultar para bien; o no. Es difícil anticipar los posibles futuros, pero, parafraseando al inigualable Jorge Luis Borges, un jardín de futuros que se bifurcan comenzará a desplegarse ante ti.

Es difícil imaginar cómo será el desarrollo urbano ni las opciones de movilidad pero, quizás, la pregunta correcta sea si, cuando seas mayor, sentirás la necesidad -o si hará falta- de exponerte al mundo exterior. A medida que el mundo virtual y la realidad aumentada mejoren y se expandan, quizás tu necesidad de contacto social quede limitada a interactuar con tus conocidos en salas de recreación virtuales; salas que se abrirán desde la comodidad de una habitación. Estas salas podrían recrear espacios tales como un bar; un estadio; un cine; el trabajo o cualquier lugar al que se les ocurra "ir".

¿Practicarán deportes grupales o individuales, reales? ¿Habrá lugares para andar en una bicicleta real? ¿O sólo habrá salas para actividades virtuales; como ya se comienzan a ver? Quizás el futuro se pueda parecer más al imaginado por la película "Ready Player One" de Steven Spielberg de lo que podamos hoy pensar.

Más. Si las relaciones virtuales que has mantenido han sido complacientes contigo y fueron diseñadas para agradarte, podrías tener problemas para lidiar con gente real en escenarios reales; por lo que podrías preferir encuentros virtuales con avatares a medida, lo cual podría bifurcar hacia jardines más extraños. En el extremo, a cierta altura de tu vida, podrías decidir que no vas a encontrar a nadie mejor que tu IA y que te puedas preguntar algo así como: ¿para qué "buscar" a alguien si ya tengo a mi compañero virtual? Es extraño, pero los humanos somos buenos construyendo relaciones con entidades no humanas y, llegados a este punto, hay un tema incómodo que podría surgir: la sexualidad. Los avances actuales en sexualidad virtual -y en porno virtual-, dejan entrever un posible sendero en esa dirección. De nuevo la misma pregunta; reformulada; ¿para qué lidiar con alguien real si puedes hacerlo con alguien diseñado para otorgarte todo el placer que puedas requerir; de la manera en la que prefieras requerirlo; sin necesidad alguna de consensuar?

En algún momento te asentarás en alguna forma de vida doméstica, pero puede ser que tu "hogar" no se parezca mucho al lugar en el que creciste. Quizás, más que imaginar un hogar del futuro, haya que pensar en algo así como "un espacio" donde irá a ocurrir todo: trabajo, escuela, ocio y recreación; familia. Un espacio arquitectónico robótico reconfigurable: paredes que se modifican; objetos que se despliegan; muebles que aparecen o se esfuman en las superficies; cosas que se recombinan. Toda una potencia robótica algorítmica integrada. "La máquina para habitar"; imaginada por Le Corbusier llevada al extremo tecnológico. Una suerte de celda vacía de todo excepto de nosotros, de nuestras máquinas y de nuestros algoritmos. Y una vida virtual alrededor.

Para cuando llegues a algún punto culminante de tu carrera laboral, de seguro la jornada laboral se habrá liquidificado por completo alcanzando una fluidez donde la vida se gana sobre la marcha y en todo momento; y donde una economía de plataformas impera en todo sentido imaginable. Tal vez, dado que los agentes virtuales serán más realistas y podrán imitar tu voz y tus gestos, quizás podrías usar un "avatar" tuyo para que te represente en el mundo laboral virtual por ti. Quizás, con algo más de suerte y en profesiones que hayan sido reemplazadas por IAs, puedas ser el "humano en el bucle" que supervise al enjambre de máquinas. En ninguno de estos escenarios tu estatus económico y social será igual. E imagino que la pirámide social será implacable.

Me pregunto si alguna vez sentirás necesidad de reproducirte y en qué nuevos senderos podría seguir bifurcándose en tu vida y en la de ese nuevo bebé.

Al fin, cuando te retires, te integrarás a espacios grupales donde una súper IA armonizará las necesidades de cada una de vuestras IAs. Este nuevo espacio -ahora colectivo-, ayudará a las personas con desafíos de movilidad o cognitivos a vivir de manera independiente por más tiempo.

Muebles robóticos irán a ayudarlos a levantarse; a buscar sus cosas por ustedes o, incluso, a cambiarles la ropa cuando sea necesario. Estas máquinas podrían ser tan sofisticadas como para ofrecer apoyo y ayuda cuando lo necesites; y mantenerse al margen cuando no.

Al final, quizás tus últimos años no sean solitarios ni dolorosos. Seres queridos podrían visitarte a través de sus "duplicados digitales" o enviarte ropa inteligente: una bufanda que brilla o se calienta cuando alguien piensa en ti; un dispositivo en la piel que simule el toque de la mano añorada. Si estuvieras muy enfermo, de seguro podrás escaparte a un mundo virtual que te reconforte; un "San Junípero" (famoso episodio de la serie Black Mirror) hecho realidad.

Tal vez puedas alcanzar alguna forma de inmortalidad virtual; quizás ustedes logren "subir" la conciencia a la nube. Hoy la idea tiene tracción y hay gente persiguiéndola. Hay personas imaginando poder resucitarse a sí mismos en cuerpos biológicos clonados o en entidades sintéticas; otros imaginan poder pasar la eternidad como parte de una mente colectiva; otros sueñan ser "un rayo de luz cargado de consciencia que pueda viajar por el cosmos".

No creo que esto suceda en los próximos 125 años; tampoco lo puedo descartar. Quizás haya otra cosa por intentar: una IA que sea tu clon digital. Un clon digital que tú mismo irías "curando" toda tu vida; una réplica perfecta que podría "vivir" toda la eternidad.

Me gustaría poder decir que te dejamos un mundo que ha superado las amenazas de nuestro tiempo: un desastre climático innegable; una inequidad digital, económica y social en aumento; un persistente coqueteo con el desastre y con nuevas formas de destrucción masiva existenciales; o un mundo donde las máquinas puedan habernos superado. No lo sé. Nadie lo sabe. Nadie puede saberlo; todavía. Espero que la democracia sobreviva y que la tecnología sean sólo dispositivos opcionales en una sociedad próspera, equitativa, saludable y sana; no herramientas de vigilancia y de control funcionales a una tecnocracia distópica totalitaria. Tampoco lo sabemos; ustedes lo averiguarán.

Sé que esta carta podría ser una visión, una advertencia o un sueño afiebrado. Lo único que importa es que, este momento -hoy y ahora-, es el punto de partida hacia todos esos infinitos futuros posibles que se irán desplegando ante ti y ante los bebés que, como tú, irán a nacer. Les dejamos este mundo en sus manos. Perdón, no supimos hacer nada mejor. De veras deseo que a ustedes les vaya mucho -mucho- mejor".

(*) Boomer: Los "baby boomers" son las personas nacidas entre 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial

 

 

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