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13 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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¿Qué votamos los salteños?

El ciudadano es el gran protagonista, porque es ese acto cívico está construyendo el futuro de la provincia, y le toca elegir con reflexión profunda y comprometida frente a una oferta fragmentada y difusa.
Jueves, 03 de abril de 2025 20:38
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Periodo electoral. ¿Qué votamos en Salta? ¿A quién votamos en cada uno de nuestros distritos? ¿Votamos porque creemos en la oferta electoral? ¿Votamos porque queremos ratificar un rumbo? ¿Votamos porque debemos cambiar el rumbo? ¿La política salteña ofrece un rumbo? ¿Votamos a la persona que representa nuestras ideas? ¿Qué queremos de la política? ¿Es estorbo o herramienta de mejoría? ¿Por qué votamos en Salta? ¿Votamos?

Las preguntas encierran un dramático interrogante. Las respuestas desafían; la acción clarifica.

Como en cada proceso electoral en Salta, las preguntas son sanas porque la oferta electoral no termina de procesar ocho mil candidaturas, pero pocas ideas innovadoras sobre el diagnostico, la realidad y el futuro de una provincia que debería ser más alentador y estimulante; y para verificarlo, basta pensar en su gente, sus recursos, su historia y su posición geoestratégica en un mundo que necesita más de Salta que Salta del mundo.

La representatividad, herida

La herida profunda que se viene infligiendo al sistema político de representatividad no es un fenómeno ajeno a Salta.

El panorama nacional de desintegración de las instituciones también impacta en el ideario del votante que exige a la política los sacrificios que está acostumbrado hacer. La sangría del Estado nacional impacta en el provincial, pero, aun así, la oferta electoral libertaria es competitiva. El gobierno provincial vuelve a apostar al encierro dirigencial y a la vara baja. La oposición tradicional ni siquiera logró acordar en su frente interno. La izquierda vive de su división. La apertura hacia lo pragmático, cuadros técnicos, perfiles idóneos y planes de gestión y gobierno parecen utopía.

El ingrediente es que, si en el 2017 la participación electoral fue del 75%, la del 2023 llego al 70%. Aun habiendo aumentado el padrón electoral en casi 100.000 electores, la participación ciudadana decreció significativamente. Entre la necesidad de revitalizar la política en Salta, la fragmentación táctica de la oferta electoral y la polarización nacional, ¿cuántos votarán el 11 de mayo?

Calidad electoral

Al sistema democrático le conviene tener oposiciones formadas, criticas, constructivas y fortalecidas para promover alternativas al gobierno de turno. Sea el gobierno que sea, su oposición cumple con el rol critico de control y monitoreo. Cuando la oposición cae en depresión, en dispersión y en el olvido táctico, los oficialismos entran en una zona de confort, en el largo plazo, mortal.

Una oposición solo dedicada a la obstrucción tampoco es conveniente. En Salta, de todas maneras, la concentración de poder no parece llevar al debate político hacia las grandes ideas que no tienen un rol en la conversación pública. Hablamos en general, pero nunca en particular. Siempre del "que" pero jamás del "como", y ahora más, sobre el "con que recursos".

¿Qué necesitamos de una oposición democrática?

La reelección de Gustavo Sáenz y la consolidación del oficialismo en la Legislatura provincial han generado un panorama de predominio político que puede derivar en una falta de controles adecuados. Una oposición constructiva en Salta debe garantizar una fiscalización efectiva de la administración provincial, supervisando la ejecución del presupuesto, las inversiones en infraestructura y el cumplimiento de promesas de campaña.

A pesar de los avances en obras públicas y programas sociales, Salta enfrenta desafíos persistentes como la crisis hídrica, el desempleo y la inseguridad. El gobierno de Sáenz ha impulsado proyectos de infraestructura y crecimiento económico, pero la falta de un contrapeso opositor con propuestas concretas puede limitar el debate sobre soluciones más efectivas.

Una oposición constructiva debe ofrecer programas sólidos en estas áreas, presionando para que el Ejecutivo adopte políticas que respondan a las necesidades reales de los salteños. La fragmentación de la oposición en Salta ha debilitado su capacidad para influir en la agenda política. Sin una oposición cohesionada y orientada al diálogo, el oficialismo puede avanzar sin la necesidad de negociar con otros sectores.

Para fortalecer la institucionalidad y la gobernabilidad, es crucial que los sectores opositores se enfoquen en la construcción de consensos y acuerdos legislativos, en lugar de priorizar disputas partidarias que solo profundizan la polarización.

El estancamiento

En las elecciones provinciales de Salta celebradas en mayo de 2023, se renovaron cargos ejecutivos y legislativos clave. El gobernador Gustavo Sáenz fue reelecto con el 47,52% de los votos, asegurando su mandato hasta diciembre de 2027.

En la Legislatura provincial, el oficialismo mantuvo su mayoría en ambas cámaras. En la Cámara de Diputados, de las 30 bancas en disputa, 26 quedaron en manos de fuerzas oficialistas, mientras que Cambiemos incrementó su representación con la elección de José Gauffín, quien fue el diputado más votado en la capital con el 13,69% de los votos.

En el Senado, de las 11 bancas renovadas, la mayoría también favoreció al oficialismo. Estos resultados reflejan una continuidad en la conducción política de la provincia, con el oficialismo consolidando su posición tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo. Sin embargo, la concentración de poder en manos del oficialismo también plantea desafíos en términos de equilibrio y diversidad de voces en el debate legislativo. La limitada representación de fuerzas opositoras podría afectar la dinámica de control y balance necesaria para una democracia saludable.

Para eso, también pensando en las elecciones nacionales de octubre, los partidos políticos deben superar la etapa de fragmentación y polarización a un periodo de coaliciones de gobierno con agenda, prioridades y planes firmes que sirvan de plataforma electoral.

Ir al detalle, juntar votos con ese detalle, comunicar las acciones del día después de la victoria. La dispersión de los espacios opositores y la consolidación del oficialismo en una única alianza hacia el 11 de mayo generan un escenario donde las diferencias ideológicas no pueden intensificarse, dificultando la oferta electoral ¿Cómo salimos del estancamiento político y de desarrollo cuando la fragmentación solo le rinde al oficialismo?

La elección en Salta refleja una crisis de representatividad y fragmentación política que debilita tanto a la oposición como al debate público. Mientras el oficialismo, encabezado por Gustavo Sáenz, consolida su poder, la oposición se encuentra dispersa y sin una estrategia clara.

La falta de control efectivo sobre el Ejecutivo provincial pone en riesgo la transparencia y la calidad de la gestión gubernamental. A nivel nacional, la polarización y la ausencia de consensos limitan la capacidad de los partidos para construir una agenda común con propuestas concretas. La disminución en la participación electoral sugiere un desencanto ciudadano con la política, reforzando la necesidad de una oposición más estructurada y propositiva. Para fortalecer la democracia, los partidos políticos – cuando no intervenidos – deben hacer su parte, pero nosotros también, concurriendo a las urnas y votando con convicción y una previa y muy profunda reflexión.

 

 

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