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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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León XIV, el hombre que Dios llamó para caminar con su pueblo

Viernes, 09 de mayo de 2025 02:31
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No pasó por la mente de ningún apostador de las loterías pontificias, el nombre de Roberto Francisco Prevost, un Cardenal de la antigua Orden de San Agustín. Pero surgió entre los tapados o escondidos cardenales como el Papa León XIV.

La Orden de San Agustín es una orden monacal mendicante fundada en 1244, cuando el Papa Inocencio decidió reunir a varios grupos de ermitaños en la región de la Toscana, bajo la Regla de San Agustín de Hipona, en el siglo V. Agustín de Hipona cristiano converso, y luego elegido Obispo, escribió tratados de lucha contra los herejes, especialmente contra los maniqueos, donatistas y pelagianos. Los monjes agustinos se caracterizaron siempre por la vida en comunidad, el estudio, una espiritualidad profunda y encarnada en la realidad de los pueblos. La Orden de San Agustín OSA, se dedica a la misión y la evangelización, especialmente en zonas pobres de la periferia existencial, atendiendo a los pobres y humildes, promoviendo la superación por el trabajo y el estudio. Promueven la educación a través de los colegios y escuelas entre los humildes. El Papa León XIV fue formado en esta espiritualidad y siendo un hombre nacido en Chicago, Estados Unidos, con estudios de matemáticas, al ingresar a la Orden recorrió las misiones de la congregación en diversos países y fue enviado a misionar en zonas pobres de Perú, como es habitual de los agustinos. Recordemos que en nuestro país hay una fuerte presencia de los monjes misioneros y en Salta, se establecieron en el Valle Calchaquí creando la Prelatura de Cafayate, desde Molinos, Salta, hasta Santa María Provincia de Catamarca, pasando por Colalao del Valle y Amaicha en Tucumán.

León XIV fue misionero en el Perú y tiene la doble nacionalidad, estadounidense y peruano, ya que fue Obispo de Chiclayo en la zona noroeste de Perú, y fue administrador apostólico de la Arquidiócesis de Trujillo. Se caracterizó por su capacidad de escucha, gran pacificador y dialoguista; de sonrisa afable y voz y mirada serena. Todo esto genera mucha esperanza para la Iglesia en el mundo, y de modo especial para los países pobres, ya que la mayoría de los católicos del mundo, en número y compromiso, se encuentran en el hemisferio sur, son de habla hispana, y tienen el mismo fervor y religiosidad que los católicos de África y Asia. Nada mejor que un americano con alma latina y peruano, agustino pastor y doctor, para suceder al argentino Jorge Bergoglio, Papa Francisco, aunque sea el sucesor de Pedro y no del Papa anterior.

León XIV el Papa 267, eligió el nombre de León, como su predecesor el Papa León XIII, que pastoreó a la iglesia en el ingreso al siglo XX, y vivió los avatares de la revolución industrial y peleó y protegió a los obreros de los despiadados y deshumanizantes principios del liberalismo ciego y del comunismo ateo. León XIII escribió la Rerum Novarum, documento que en sus enunciados marca un rumbo de defensa de los derechos de los trabajadores, vigentes hasta nuestros días. Es todo un mensaje su nombre, quien en su discurso inicial antes de la bendición Urbi et Orbis, agradeció al Papa Francisco, y destacó la importancia del camino de la sinodalidad, como una forma de entender la Iglesia, una comunidad que camina en unidad. León XIV es el Papa de la unidad y la comunión, de la sencillez y la cordialidad, la sonrisa que manifiesta la fortaleza de su fe.

Pero el nombre de León tiene otro significado importante en la Iglesia. Recordemos la figura del Papa León Magno, en el siglo V de la era cristiana, y que fue el Papa número 45, y se lo recuerda porque salvó a Roma de la invasión de los bárbaros, liderados por el sanguinario Atila y los Unos, que avanzaron sobre Europa destruyendo absolutamente todo. León I el Magno fue al encuentro de Atila y logró sin armas ni ejército parar la masacre de Roma y la violencia del agresor. Pienso que estamos asistiendo a la tercera guerra mundial como decía el Papa Francisco, una guerra por pedacitos. Pienso el conflicto de Rusia y Ucrania, la India contra Paquistán, los graves conflictos en medio oriente, los grupos terroristas, y el odio racial, la resistencia a los migrantes, seres humanos que huyen de su suelo buscando vencer el miedo a la violencia, el hambre, el despojo, buscando nuevos horizontes para sus hijos. León XIV deberá lidiar como un mundo violento y en llamas. Deberá buscar caminos para guiar a un rebaño diverso a un sitio seguro de paz.

Desde el Papa Juan XXIII y Pablo VI que abrieron sin miedos las puertas y ventanas de la Iglesia, para dejar que el Espíritu Santo trabaje en la renovación interior de su casa con el Concilio Vaticano II, hasta los Papas Juan Pablo I y II, que salieron al mundo a proclamar a Cristo, desde un Benedicto XVI que deseaba ver a Europa convertida a la fe católica como lo hizo en su tiempo San Benito de Nursia y hasta el Papa Francisco, que gastó sus zapatos de cuero argentino, con los pies cansados caminando con las ovejas, un nuevo Papa León XIV intentará conducir a la Iglesia en los comienzos de la primera mitad del siglo XXI. Tiene las ganas, la experiencia, el amor, la fuerza, la sencillez y el carisma para pastorear. Hoy no recibió un premio ni una distinción. Fue nombrado Pastor y Padre de un Pueblo de Dios sufriente y perseguido, con vocación de martirio. Hoy ha recibido una Cruz, que no importa si es de oro o de plata, de alguna madera de la amazonia, una cruz que indica un camino de superación, logros, sufrimientos y alegría. Bienvenido Papa León XIV a caminar con nosotros, no corras delante, porque podemos no seguirte, no camines detrás nuestro, porque queremos seguir tu ritmo, camina con nosotros que somos la Iglesia. Ponte las sandalias del pescador, las de Pedro, o simplemente los zapatos gastados de Francisco, esos de cuero argentino, ya resquebrajados de tanto andar por el mundo, ven a caminar junto a tus ovejas y no te olvides de los pobres y los migrantes, los que buscan sitios de paz. Sé un León Magno, frente a los nuevos Atilas que destruyen todo y pisotean la dignidad humana, y un León XIII que retomó las banderas de la doctrina del evangelio y la justicia social. Camina con nosotros, con Jesús y su madre en éste "lacrimarun valle".

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