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22 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Historia natural del magnífico Valle del Cóndor

Lunes, 21 de julio de 2025 01:42
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Entre las maravillas geológicas y paisajísticas que esconde la rica geografía de Salta se encuentra el Valle del Cóndor, a orillas del Cañón del Juramento.

El lugar conjuga las más hermosas y policromáticas formaciones geológicas con profundos niveles de erosión. Ello logra paredones verticales de gran altura que permiten ver volar a los cóndores debajo de uno. Allí decenas de cóndores planean curiosos delante del espectador. A los que se suma algún águila de gran tamaño marcando el territorio. Y todo esto ocurre a unas dos horas de viaje en automóvil desde la ciudad de Salta.

Tomando al sur por la ruta provincial 68 hasta Coronel Moldes y luego entrando por la ruta provincial 47 hasta el embalse de Cabra Corral y desde allí por el interior del Cañón del Juramento, por un camino enripiado, hasta la entrada a La Bodega. Desde el murallón del dique hasta La Bodega el camino transcurre pegado al río por el interior profundo del cañón.

Las formaciones geológicas están cortadas a pique como producto del complejo fenómeno erosivo que dio lugar al vaciamiento catastrófico del viejo lago de Lerma. Del cual el embalse de Cabra Corral es una recreación en pequeña escala. Allí, en el angosto de Cabra Corral, los ingenieros construyeron una muralla en el mismo lugar en que el proto río Juramento cortó la sierra y vació el antiguo lago. Toda esa historia geológica está registrada en pequeños valles colgados a ambos lados del río en los altos torreones que lo limitan. Téngase presente que, por las propias reglas de la hidráulica, salvo en regiones glaciarias, un río siempre termina a la misma cota del río del qué es afluente.

El cañón del Juramento 

Observar valles fósiles colgados es la mejor evidencia de la profundización de los ríos por el cambio de los niveles de base. Precisamente al frente de uno de esos valles colgados y el más impactante y vistoso, se inician las actividades de flotada en kayak que organiza Sentio Camps.

Como se sabe el Cañón del Juramento es un lugar ideal para actividades náuticas como las flotadas en aguas tranquilas y el rafting en aguas más rápidas que organizan las empresas del lugar. En un marco de profesionalismo y con guías amables y capacitados. Todo ello a la vera de espectaculares formaciones geológicas de rocas cretácicas rojas y amarillas, con huellas de dinosaurios y playas fósiles de estromatolitos, que dan al viaje un contenido y colorido singulares.

La puerta de ingreso al Valle del Cóndor y La Bodega recibe al visitante con un extraordinario testimonio arqueológico. Grandes bloques tabulares de rocas calcáreas y varias toneladas de peso, fueron cuidadosamente acomodados por algún pueblo indígena antiguo como una gran mesada con peldaños.

Los bloques probablemente fueron arrastrados hasta cerca de allí por alguna gran avenida de aguas y luego ordenados como megalitos para su uso ritual o ceremonial. Llevan allí muchos siglos según se deduce de los rasgos de erosión kárstica con filos de lapiaz que se ven en sus bordes. La mesada superior tiene varios morteros que pueden haber sido usados para moler granos o alucinógenos, caso del cebil, muy abundante en la zona. Precisamente en San Pedro de Atacama en Chile se encontró cebil que provenía del Valle de Lerma. La aspiración de cebil llevaba a los chamanes a transformarse en jaguares espirituales y muchas representaciones de pinturas rupestres de la comarca así lo simbolizan.

A poco de entrar al Valle del Cóndor y a la vera del camino aparecen los restos de un antiguo cementerio con tumbas derruidas del siglo XIX. El paisaje rápidamente se transforma y cambia su naturaleza desde un monte chaqueño rico en grandes cardones que recuerdan una foto en Arizona hasta llegar a un prolijo campo de viñedos. Los viñedos y una bodega alimentada con energía solar dan sentido a este singular emprendimiento donde se conjugan vinos y turismo.

El paisaje del vino

El paisaje del vino (enopaisaje) se desarrolla en un entorno y un "terroir" únicos. Y con una diversidad de cepas donde destacan Malbec, Tannat, Cabernet, Petit Verdot y Torrontés. Dicen que el topónimo La Bodega no tiene que ver con los vinos sino con un lugar antiguo de abastecimiento de víveres y provisiones.

Efectivamente por ese valle de La Bodega cruzaban sendas de cabalgadura que venían desde Metán o Rosario de La Frontera e iban en varias direcciones hacia Guachipas y el Valle Calchaquí. Precisamente fue por allí por donde pasaron los famosos viajeros alemanes el geólogo Ludwig Brackebusch (1849-1906) y el pintor Karl Oenike (1862-1924) en su viaje por el interior de la República Argentina. Lo cual quedó registrado en sus respectivos diarios de viaje como testimonio invalorable de sus observaciones en el lugar.

Brackebusch menciona haberse encontrado con Alberto Schneidewind (1855-1934) y los ingenieros de ferrocarriles que intentaban trazar la vía férrea desde Metán a Salta por el interior del Cañón del Juramento, una variante que luego se cambió por la de Mojotoro. Brackebusch y Oenike mencionan que tuvieron ganas de subir al Crestón pero fracasaron por falta de un guía. Era un 29 de mayo de 1888 y ellos estaban fascinados con la imponente vista de la cara occidental de El Crestón (3.370 msnm) la montaña icónica y emblemática de Metán.

Camino a El Crestón

Justamente uno de los grandes atractivos paisajísticos del Valle del Cóndor es esa vista de El Crestón y la posibilidad de alcanzarlo desde La Bodega, en un par de días, por una huella de cabalgadura. Y cruzar así todas las formaciones geológicas y pisos de vegetación desde el fondo del valle donde corre con caudal permanente el río Tunal o del Toro, afluente del Juramento, alimentado por una decena de manantiales de agua dulce.

El valle es en sí una perfecta estructura sinclinal, un pliegue tectónico originado durante la orogenia andina en donde las capas geológicas se inclinan desde los flancos hacia el interior del valle. Una cubeta entre las sierras de Peñas Blancas al oeste y la de Guanacos al este.

El interior de la estructura sinclinal tiene unos 12 km de largo por 6 km de ancho y se orienta norte-sur. Y se conjugan allí un maravilloso conjunto de formaciones geológicas que abarcan desde fines del período Cretácico hasta el Terciario. Esas formaciones contienen el límite de la extinción de los dinosaurios y están magníficamente expuestas en la subida al "Mirador de los cóndores". Una travesía que se realiza en un vehículo Unimog especialmente adaptado para los visitantes. Desde allí se tiene una vista única del Cañón del Juramento, una magnífica postal con el río que da una gran vuelta a través de paredones verticales y donde los cóndores vuelan a sus anchas para disfrute de los visitantes. Están presentes allí las calizas amarillas de la Formación Yacoraite con sus estromatolitos y gasterópodos fósiles (turritelas) de la época de los dinosaurios, las margas verdes de la Formación El Tunal y las margas multicolores del Subgrupo Santa Bárbara (Mealla, Maíz Gordo y Lumbreras), todas ellas como representantes estratigráficos del Grupo Salta.

Y luego la gran sorpresa geológica, en el centro del valle y a lo largo del río Tunal, las capas rojo ladrillo de la Formación Río Seco con los perfiles más espectaculares del norte argentino. Esas capas de areniscas rojas, por su mayor resistencia a la erosión, resaltan en el relieve como un filo o cordón de unas pocas decenas de metros de altura. Están formadas por dunas fósiles de arenas rojas de un tiempo entre 17 y 14 millones de años atrás en que el norte argentino se convirtió en un Sáhara. Y que se corresponde con el calentamiento global del "Óptimo Climático Mioceno".

Curiosamente en algunos puntos del valle la erosión de estas capas dio lugar a modernas dunas de arenas rojas como un pálido reflejo de su origen ancestral. Y lo más interesante es que el "terroir" vitivinícola del valle, único en su tipo, está formado en su mayor parte por esas capas de dunas fósiles rojas con el aporte mineral de calizas, arcillas y margas desde los flancos.

Un tesoro de la naturaleza

Además de lo geológico, el Valle del Cóndor con su diversidad de relieves, su altura a 1.000 m sobre el nivel del mar y la alta montaña de El Crestón al oriente, da lugar a una gran variedad de paisajes y a una importante flora y fauna. Quebrachos blanco y colorado, breas, lecherones, yuchanes y cardones forman parte de la variada flora. Pavas de monte, loros, charatas, chuñas, águilas y cóndores son parte de una rica avifauna. Pumas y otros felinos, zorros, corzuelas, chanchos del monte y las esquivas tarucas se encuentran entre los mamíferos. Se han instalado cámaras fotográficas nocturnas para monitorear y proteger esa fauna.

El valle fue poblado desde muy antiguo como lo prueban los abundantes vestigios arqueológicos de cerámicas, líticos y pinturas rupestres, algunas de ellas con la representación de los "hombres escudo".

Estas pinturas ancestrales se encuentran en uno de los aleros de una pequeña quebrada que muestra estratos geológicos como las páginas de un libro. Valle del Cóndor con sus cascadas secas y otras con caída de chorros de agua, planchones rocosos, dunas, manantiales, arroyos, flora, fauna, arqueología, viñedos, vinos, historia y una exquisita gastronomía, representa un atractivo para el turismo en general y para el geoturismo y el enoturismo en particular. Salta nunca deja de sorprender con sus maravillas geológicas y geográficas.

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