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Formosa, clientelismo puro

Sabado, 05 de julio de 2025 02:00
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Gildo Insfran volvió a ganar ampliamente las elecciones legislativas y constituyentes de Formosa y se apresta a llegar a los cuarenta años en el poder gracias a la reforma constitucional. La Suprema Corte ya le había advertido que las reelecciones indefinidas son anticonstitucionales. Por eso, Gildo debió llamar a la reforma de la carta magna provincial. Pero allí logrará (porque tiene mayoría propia) que se le habiliten dos mandatos más, considerando que el actual, el octavo, y todos los otros, van a ser soslayados con el remanido argumento de que pertenecen a otra Carta Magna y que en 2027 iniciaría (lo da por descontado) el primero de la nueva Constitución.

Pocos gobernantes del mundo han logrado mantenerse en el poder por tanto tiempo.

Pobreza

Las tres décadas que lleva este gobernador en el cargo muestran a Formosa entre las dos provincias con el más bajo PBI y con la mayor cantidad de empleados públicos en relación con la población. Incluso, es la provincia con menos pymes en relación con su población.

Sin embargo, Gildo gana. El intendente de El Colorado, Mario Brignole, lo explicó muy bien en un video donde aparece explicando a sus vecinos cómo debían hacer para ganar un bolsón de alimentos, comida y un bono: poner en la urna el voto que él repartía, con una contraseña para asegurar el cumplimiento.

Participación

De ese modo, si los datos no fueron fraguados, la concurrencia de votantes formoseños sería un récord excepcional para 2025: 67% de votantes, muy por encima del 50% que promedian las otras provincias.

La oposición, además, denuncia fraude. Con semejante concentración de poder sería muy difícil que eso no ocurriera. Si hasta los resultados de las pruebas Aprender muestran entre los alumnos de los sectores más postergados de Formosa un rendimiento en lectura comprensiva superior a los de CABA, Córdoba y hasta Finlandia. Pero, por cierto, no hay en Formosa ningún milagro educativo. La manipulación de datos estadísticos es un rasgo típico de las autocracias.

Sin oposición

Gildo Insfrán no es persuasivo, sino expeditivo. No soporta opositores, al punto que sus punteros no dudaron en golpear a una postulante a diputada.

Este veterinario de 74 años ocupa posiciones de poder desde 1983 en su provincia. Y se siente depositario de un poder muy especial, distinto al que se espera de un gobernador, que lo pone más allá de la ley. Probablemente, piense que Formosa tiene una entidad diferente a la del resto de las provincias.

Hace unos años lo dijo. Fue durante la pandemia, cuando impuso un aislamiento compulsivo al estilo de los campos de concentración y se multiplicaron las denuncias de hechos de represión mientras prohibía el ingreso a muchos formoseños que querían retornar a la provincia. Ante la denuncia de violación de derechos humanos contra Insfrán, el entonces secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, se apresuró a viajar a Formosa y a dar su apoyo al gobernador. Y no se inmutó cuando el senador José Mayans afirmaba que "en pandemia no hay derechos humanos".

Falacia

Infaltable, el ex presidente de la Nación, Alberto Fernández, lo calificó por aquel entonces como el mejor gobernador del país.

Gildo agradeció semejantes reconocimientos aseverando en declaraciones públicas que "Formosa no es Argentina".

Por supuesto que Formosa es Argentina. Y lo que ocurre en esa provincia, separada del territorio de Paraguay por el río Pilcomayo solo expone los síntomas más visibles del desapego a la democracia y la fragilidad del sistema federal de un país con grietas profundísimas en cuanto al desarrollo regional.

Mayores niveles de desarrollo agroindustrial, con más elevado nivel de calidad de vida, dificultan la construcción de este tipo de "monarquías" clientelistas.

El PBI argentino se genera en la región central, desde el AMBA hasta Mendoza, incluyendo a Santa Fe y Córdoba. Es decir, la región agroganadera e industrial. La Patagonia cuenta con una riqueza per cápita importante, por los recursos mineros y energéticos de un territorio enorme y despoblado.

El NOA y el NEA muestran una productividad muy baja y una fuerte dependencia de la coparticipación y las asistencias del Tesoro como fuente de financiamiento.

En estas condiciones, con menos desarrollo, para los políticos es más fácil crear empleo público, que les garantiza un importante caudal de voto cautivo, que estimular la inversión privada que genere empleo genuino.

La Formosa de Insfrán es Argentina. Incluso, en áreas como el conurbano bonaerense donde abundan los monopolios de poder en algunos municipios, el clientelismo funciona a toda máquina y la economía paralela solo se diferencia en las formas de los enormes espacios territoriales (en nuestro país y en toda Latinoamérica) donde el Estado retrocede y el control queda en manos de organizaciones que se mimetizan con el poder político.

Es cierto. El clientelismo es más moderado porque ningún partido logra, en la región central, adueñarse de las Legislaturas y la Justicia como ocurre en Formosa. Pero ¿acaso fueron investigados los responsables políticos del pago de sueldos a ñoquis de la Legislatura bonaerense, causa por la cual está procesado el puntero Julio "Chocolate" Rigau y dos colaboradores?

Gildo Insfrán es el producto de la distorsión del federalismo y de los enormes desequilibrios económicos y sociales del país. Un país donde resulta más ventajoso para un gobernador reclamar fondos nacionales que desarrollar el potencial productivo de su provincia.

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