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Para nuestra provincia y desde épocas virreinales, el sector ganadero mediante el arreo de mulas hacia regiones vecinas tuvo una incidencia económica significativa y alcanzó un nivel incuestionable.
Entonces, los arreos de ganado vacuno no eran tantos; aunque había una marcada tendencia a que aumentaran para mediados del siglo XIX. Las crónicas muestran que los europeos introdujeron el ganado bovino en tierras americanas a partir de sus primeros viajes, trayendo desde las Islas Canarias, ejemplares de las razas Retinta, Murciana y Andaluza Negra, entre otras. En nuestro territorio, con el paso del tiempo y sin ningún manejo genético se reprodujeron y cruzaron, dando origen a la raza Criolla, pastando libremente en la inmensa llanura que se extiende entre los ríos Juramento y Pilcomayo.
El periodista y escritor Federico Gauffin, expresó en sus libros "En Tierras de Magú Pelá" y "Los dos nidos" una valiosa descripción de los momentos que vivió como testigo de los conflictos que ocurrían en aquel territorio por la cría de ganado. Cuando en el valle de Lerma se incrementó la producción de alfalfa, también aumentó la introducción de bovinos para engorde. Los periódicos de la época revelaban el movimiento de cuantiosas tropas que partían del ámbito provincial con rumbo a Bolivia y Perú, aunque, con mayor frecuencia lo hicieron hacia Chile siguiendo los peligrosos pasos cordilleranos. De allí surgió otra destacada obra literaria, la descripción que don Juan Carlos Dávalos plasmó en "El viento blanco" al contar las vicisitudes que debían enfrentar hombres y animales durante la travesía; sorteando las asperezas del terreno y soportando duras inclemencias climáticas.
La ganadería
En nuestra provincia, el proceso de matización se inició con la introducción de nuevas razas como la Aberdeen Angus, de excelente adaptación y la aplicación de nuevas técnicas genéticas que llevaron a un mejoramiento y provocaron el desplazamiento de las anteriores.
La actividad ganadera había comenzado a transformarse en uno de los segmentos más fortalecidos de la economía provincial, pero los problemas no tardaron en llegar de la mano de situaciones conflictivas entre distintos actores. En primer lugar, las disputas por deficiencias en el deslinde de las tierras de pastoreo, los frecuentes inconvenientes con los trabajadores por incumplimiento o mal desempeño de sus tareas y las complicaciones derivadas del aspecto sanitario. Una maraña de factores determinantes. Si bien las actividades rurales se manejaban de acuerdo con un "entendimiento consuetudinario", algunos funcionarios con visión de futuro percibieron la urgencia de determinar normativas adecuadas y perfectamente establecidas en instrumentos legales con que avalar su aplicación; un argumento que tornaba ser de tratamiento prioritario.
En el año 1878 las cámaras legislativas aprobaron algunos proyectos de Ley que sentaron las bases para comenzar a organizar la actividad agropecuaria y también, permitir a modo de "reglamento de trabajo" que comenzasen a ordenarse las diferentes tareas, obligaciones y derechos de quienes dependían de ella.
Los visionarios y su aporte
La anterior y proficua labor de algunos profesionales, principalmente abogados y médicos que se desempeñaban en el medio y oportunamente estuvieron dedicados a la función pública, resultó un componente clave para el enunciado de antecedentes sobre los que luego se formularían los estatutos y códigos provinciales; concluyendo en el ordenamiento requerido. Entre aquellos hombres se destacaron el Dr. Moisés Oliva, médico oriundo de la localidad de Metán. A poco de recibirse se enroló como médico militar de las tropas que recorrían la campaña bonaerense, participando en varios combates y prestando ayuda médica. Pero, al no soportar la falta de humanidad y el desprecio con que eran tratados los nativos y los gauchos, pidió la baja y regresó a Salta.
Mientras permaneció como diputado provincial, con asistencia del Sr. Felipe Pérez elaboraron importantes proyectos de Ley, como el de "Guías al Ganado Mayor", con un preciso articulado entre el que estableció una tabla de valores de acuerdo a la cantidad de animales y el monto del impuesto a abonar; las sanciones y penas ante la falta de guía, por omisión de alguno de sus requisitos y al movimiento de ganado; introducción o extracción de la jurisdicción provincial o nacional.
Otros enunciados de gran trascendencia fueron, el de "Organización de Catastros" y de "Propiedad Territorial Urbana o Rural", fijando la normativa y requisitos a cumplir por los propietarios junto a una "declaración detallada sobre su propiedad, determinando ubicación, límites, extensión, parte cultivada, los montes y sus clases, acequias, molinos, edificios y obras; así como el número y especie de ganado (…)".
El otro participante renombrado fue el Dr. Miguel Severo Ortiz, abogado que durante su gobierno entre 1881 y 1884 creó la Comisión de Agrimensores para la elaboración del proyecto de creación del"Departamento de Topografía, Estadísticas e Irrigación" y otra delegación para enunciar el "Código Rural de Salta". Asimismo, creó dos instituciones relevantes, el Museo de Historia Natural y el Banco Provincial de Salta.
El esquema de organización con que definieron un ordenamiento primario se completó con la aprobación de la Ley "Reglamento General de Policía de la Provincia de Salta", instrumento legal que además de fijar acciones específicas, enumeraba una serie de operaciones aleatorias que los agentes debían atender y cumplir como autoridad de aplicación en relación con las actividades agropecuarias y de la caza y la pesca; tal como establecen las Secciones enumeradas. El Dr. Ortiz llegó a ser titular del Ministerio del Interior de la Nación entre 1914 y 1916.
El predio
Originalmente, desde el 13 de abril de 1909 el terreno adquirido por la "Sociedad Rural de Salta" estaba ubicado entre calles J. M. Leguizamón y Av. Entre Ríos, y desde la actual Av. Batalla de Salta hasta la ladera del Cerro San Bernardo. Allí funcionó hasta 1952. El crecimiento de la planta urbana de la ciudad llevó a las autoridades provinciales a trasladar a la SRS, por razones de higiene y salubridad, a un predio más adecuado. A fines de ese año y por asamblea extraordinaria, se resolvió lotear y rematar la totalidad del dominio y a la vez, aprobaba la compra de un nuevo espacio que se ajustaba a las exigencias y conveniencias de la institución. Adquirieron una parcela de 7,3 hectáreas de la finca ubicada en la margen Sur del río Arias – Arenales sobre el camino al Valle Chico y hacia la otra orilla del río Arenales. donde hoy se celebran las exposiciones anuales y se realizan otras actividades de campo. Como recordatorio de aquella instalación cercana al también antiguo club de fútbol, Gimnasia y Tiro, hoy solo queda una pequeña plazoleta triangular sobre calle Del Milagro entre A. Figueroa y Linares.
Acta fundacional
Un grupo de hombres experimentados y conocedores de la realidad social y económica de la región, se convocaron en el transcurso del año de nacimiento del nuevo siglo con objetivos claros y precisos, animados por darle forma a una institución que tomase parte activa de los problemas que entonces se trataban de forma aislada y de acuerdo con la urgencia de solucionarlos.
En el acta de su Primera Sesión, expresa: "En la Ciudad de Salta, a los dos días del mes de abril del año mil novecientos, reunidos los señores anotados al margen -Presidente: Miguel S. Ortiz, Secretario: Juan P. Arias, Vocales: Carlos Aráoz, J. Belisario Dávalos, Samuel Uriburu. Miembros de la Asamblea: (además de los nombrados), Emilio F. Cornejo, Florentín F. Cornejo, Federico Arias, Benjamín Chávez y Pedro F. Cánepa– se constituyeron en Asamblea con el propósito de fundar una Sociedad denominada "Sociedad Rural de Salta". El 19 de octubre del año 1900 y por Decreto Provincial N°182, la Comisión obtuvo la Personería Jurídica.
Por Estatuto, entre algunas de sus finalidades, se compromete al mejoramiento y progreso de la ganadería, la agricultura y la industria; a velar por los intereses de la campaña y a estudiar los medios para combinar la ganadería y la agricultura; propender al mejoramiento del abastecimiento de agua; estudiar las especies de ganado más adecuado al clima y aconsejar al Gobierno de la Provincia sobre las medidas a tomar para evitar contagios y proponer soluciones.
En el lapso de ciento veinticinco años de vida, la institución tuvo cuarenta y cuatro presidentes; entre ellos, una sola mujer, Milagros Patrón Costas, y muy pocos, como el ingeniero Zenón Torino, se desempeñaron dos veces en el cargo. Destacando que, en ambos períodos realizó la planificación y diseño de importantes mejoras en el predio y diseñó la distribución de distintas dependencias, la construcción del salón para actos sociales, los boxes para los ejemplares en el desarrollo de exposiciones, la tribuna para los socios y las tribunas para el público; además de atender los compromisos institucionales, surgidos de los vaivenes provincial y nacional.
La Sociedad Rural de Salta cumple 125 años y su historia muestra el trayecto de la modernización del campo salteño. Un esfuerzo de productores, técnicos y trabajadores rurales, con fluctuantes apoyos de los gobiernos provinciales, que en los últimos años han declinado significativamente.