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El extremo norte del Valle de Lerma está flanqueado al este y al oeste por varios conjuntos de montañas. Las más altas al occidente superan los 5.000 m sobre el nivel del mar. Las del oriente rozan los 2.000 metros. Entre ambas se extiende la sierra de Vaqueros. Todos estos conjuntos montañosos tienen orientación norte-sur. Están cortados por numerosos ríos que en conjunto drenan y forman parte de la Alta Cuenca del Río Bermejo (ACRB). Entre ellos se destacan los ríos Caldera, Wierna, Yacones, Vaqueros, entre otros, todos afluentes que se encaminan en conjunto hacia el angosto del Mojotoro. Son ríos de fuerte pendiente y alta energía que arrastran torrencialmente los rodados de las rocas que les arrancan a las montañas.
Montañas que a su vez están formadas por rocas de muy distintos orígenes. Las más viejas son pizarras grises, cuarcitas rosadas y arcillas hojaldradas de origen marino y pertenecientes a los tiempos Precámbrico, Cámbrico y Ordovícico. Rocas con edades entre 550 y 450 millones de años formadas en fondos oceánicos de la época de Gondwana. La excepción es la sierra de Vaqueros, compuesta por capas rojas del Terciario de los últimos 15 millones de años.
La historia de Campo Alegre
Los cerros al este del pueblo de La Caldera muestran una gran diversidad de paisajes y hermosas vistas panorámicas. Desde el cerro Moro, de 1.833 m sobre el nivel del mar, se tiene una vista privilegiada de las altas cumbres de Lesser, con su vieja morfología glaciaria, a la cual se fue superponiendo la morfología fluvial actual. También vistas de los hermosos ríos San Alejo y Santa Rufina, el río La Caldera, la sierra de Vaqueros y hacia el norte, el dique Campo Alegre.
Se dice que el topónimo Campo Alegre podría estar relacionado con la abundancia de hongos alucinógenos que allí se encuentran. Lo cierto es que ese dique fue el resultado de un embalse construido en un angosto natural, probablemente el viejo "Angosto de Arias". La estrecha ruta que desde Vaqueros se dirige a La Caldera y al dique Campo Alegre corre a la orilla del río cortando rocas duras, cuarcitas paleozoicas, que dejan poco espacio para su ensanchamiento. La idea de su trazo por los terrenos blandos de la sierra de Vaqueros, al frente, lamentablemente no llegó a materializarse. La vieja ruta fue a su tiempo camino incaico, más tarde camino real y recién en el siglo XX se logró su pavimentación. Corresponde a la ruta nacional N° 9 y es parte de la ruta Panamericana.
En la década de 1950 fue recorrido en motocicleta por Ernesto "Che" Guevara en su viaje a Cuba donde participó en la revolución que derrotó a Batista. En la década de 1960 dejó registro de su paso por allí el prestigioso historiador inglés Arnold Toynbee (1889-1975) autor de esa obra monumental que es "Estudio de la Historia" la que fuera publicada en español por la editorial argentina Emecé en 22 volúmenes.
El camino del Inca
La mentada ruta, como camino de paso entre Salta y Jujuy, llamada de "La Cornisa", cuenta con otros caminos y sendas que cruzan en múltiples direcciones. El camino del Inca subía también por el río Yacones y estaba habilitado todo el año. Todavía quedan restos que fueron incluso utilizados cuando vinieron por allí los enemigos que asesinarían a Martín Miguel de Güemes en 1821.
Existe también una senda antigua de cabalgadura que cruza la sierra de Mojotoro y une a La Caldera en el Valle de Lerma con Betania en el Valle de Siancas. Según algunos lugareños esa senda sería un viejo camino jesuítico y que fuera muy utilizado en la época de las guerras gauchas. Se comenta que Güemes, en sus desplazamientos militares, utilizaba dicha senda. Forma parte del amplio circuito güemesiano. Aún hoy sigue activo y a mitad del camino hay una imagen de la Virgen de Luján que una vez al año es llevada hasta La Caldera.
Toda la comarca es de fincas privadas y requiere de permisos para poder circular. La región está cruzada por muchas otras sendas de cabalgadura y senderos que son altamente apreciados por los aficionados al turismo de naturaleza vía "trekking" o senderismo. Muchas de esas sendas corren por los filos de los cerros que a su vez constituyen el "divortium aquarum" o divorcio natural de las aguas.
La sierra de Mojotoro se estrecha y en esos filos se tiene una vista panorámica del Valle de Siancas y se aprecian en la lejanía los pueblos y ciudades del departamento de General Güemes. Los cerros de La Caldera muestran también allí una variedad de pisos vegetales. Quebradas profundas con selvas subtropicales que dan su cara a los vientos húmedos del este, monte chaqueño espinoso y más arriba pastizales de altura.
En los tramos selváticos se observan grandes árboles, centenarios, tapizados de epífitas. Troncos con hongos naranjas, mariposas de variados colores y flores violetas son una permanente atracción fotográfica. Una rica avifauna es propia de esos ambientes. Pavas de monte, urracas, tucanes y loros alegran con su canto y plumaje colorido el lugar. En los altos cerros vuela el cóndor majestuoso que cada tanto baja a tierra cuando divisa animales muertos. En los campos secos se ven bandadas de chuñas, las últimas descendientes de los fororracos o "aves del terror".
Corresponde señalar que el paisaje varía de acuerdo con las estaciones del año con lo cual es más verde y húmedo en primavera y verano y más seco y marrón durante el otoño e invierno.
Los cerros orientales
Los cerros orientales de La Caldera están formados mayormente por rocas de edad ordovícica. O sea que pertenecen a dicho periodo del Paleozoico inferior. Están compuestas por estratos de cuarcitas y de arcillas hojaldradas. Todas esas rocas se formaron en los fondos oceánicos del borde occidental de Gondwana unos 470 millones de años atrás. A veces se encuentran en ellas fósiles tales como conchillas de braquiópodos, trilobites o bien las marcas o trazas que estos artrópodos extinguidos dejaban en las arenas de las antiguas playas y que se conocen como cruzianas. Precisamente en la zona del Gallinato se encuentran hermosos ejemplares de cruzianas y muchas de esas rocas sirvieron en la construcción del monumento a Güemes al pie del cerro San Bernardo.
La finca privada "Parada del Cacique" en el Km 1622 de la ruta 9, tiene acceso para vehículos, especialmente camionetas por lo empinado del repechaje. Al arribar a la cumbre y luego de recorrer tres kilómetros, se llega a estancia Valencia. Se observan allí campos con caballos y algo de ganado cerril.
Muy cerca de la cumbre hay quebradas arboladas que drenan al Este. Una de ellas contiene una extraordinaria geoforma, una gran cascada vacía y rodeada de exuberante vegetación. Las rocas que la conforman son cuarcitas blancas, puras y muy duras, que están en posición casi horizontal. Al golpearlas con el martillo producen chispas por la piezoelectricidad del cuarzo que se magnifica por la oscuridad del lugar a causa de la tupida vegetación.
El paisaje allí parece una escena salida de una película de Indiana Jones. La geoforma de marras responde a una situación climática diferente en el pasado geológico. Ha sido bautizada como "Salto del Ángel" y constituye un sitio de interés geológico o geositio de valor patrimonial geoturístico. Se observan otras cascadas, pero de menor tamaño y espectacularidad. Algunas representan la salida de hilos de agua, que forman pozas naturales y son aprovechados por el ganado cerril y los animales salvajes. Entre estos últimos se destacan pumas, zorros, corzuelas y chanchos de monte. El ganado cerril genera los clásicos problemas de sobrepastoreo dejando marcas de romboides de pie de ganado en las laderas y acelerando los mecanismos de erosión por carcavamiento.
Cuarcitas y lajas
En muchos lugares las rocas quedan a la intemperie y dan afloramientos de peñascos. Entre las rocas de valor económico se destacan los espesos bancos de cuarcitas que se pueden cantear para construcción, cortar en adoquines, o triturar para balasto de ferrocarril, pavimento u otros usos. Asimismo, aparecen buenos espesores de arcillas hojaldradas equivalentes a las que se explotan para la fabricación cerámica del porcelanato. También entre las cuarcitas se observaron paquetes de roca con estratificación plana lisa y espesor entre 3 y 10 cm que pueden utilizarse como lajas útiles para revestimiento o para pisos y veredas.
Dichas lajas, de tonalidades grises y moradas, al igual que otras que se explotan en sectores de la sierra de Mojotoro, tienen excelentes propiedades físicas de homogeneidad, densidad, porosidad, permeabilidad, higroscopicidad, dilatación térmica y dureza. Gracias a ello, tienen también buenas propiedades mecánicas de resistencia a la compresión, tracción, flexión, cizallamiento, choque y desgaste, lo que las hace poseedoras de un magnífico comportamiento para alto tránsito.
Las lajas delgadas, cortadas apropiadamente, han comenzado a utilizarse como platos o bandejas en la gastronomía moderna. En síntesis, montañas con una extraordinaria anatomía rocosa, cortadas por cauces antiguos y profundos, con viejas cascadas vacías labradas en la roca viva, vestidas con una variada flora y fauna, constituyen allí un paisaje de gran valor para el geoturismo.