inicia sesión o regístrate.
En el siglo XVII, en los reinos de Ndongo y Matamba (hoy Angola), la reina Ngola Nzinga Mbande habría gobernado junto a sus hermanos: uno de los raros casos de monarquía compartida entre sexos, solo comparable al de la popular Cleopatra y su pequeño hermano Ptolomeo, en Egipto.
Argentina, hoy, además de tener "el mejor gobierno de la historia de la humanidad", tiene el privilegio de ser gobernada por una simpática parejita de hermanes, que han distribuido sus roles con quirúrgica precisión: Karina, la política; Javi, la economía (salvo la parte de la "caja", que parece estar firmemente custodiada por la hermana). Cuentan además con el asesoramiento de sus fieles perros. No hablamos de Santiago ni Toto, sino de Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.
Una de las primeras medidas del presidente fue entronizar a su hermana en un cargo cercano al de reina consorte, para que no quedara en casa como una simple dama con suerte. Un pequeño detalle se interponía: Mauricio Macri, en un ataque de puritanismo ético, había dictado el Decreto N°93/18, que impedía designar familiares directos en cargos de alta jerarquía. Nada que un intrépido libertario no pudiera resolver: un decreto se mata con otro, y el mismísimo 11 de diciembre, Milei derogó el Decreto macrista. Paradójicamente, el viejo texto buscaba resguardar: "institucionalidad, integridad y transparencia" en la administración pública. Es decir, su derogación consagraría la anti-integridad y la transparencia cero, lo que, visto lo que se está viendo, parece cumplirse con notable exactitud. También, casi con humor negro, se citaba el artículo 16 de la Constitución: el principio de idoneidad para ocupar cargos públicos. Karina jamás tuvo empleo formal, aunque obtuvo una licenciatura en Relaciones Públicas, sólo intentó un emprendimiento de pastelería. También abordó el bricolaje, con motivos de soles y lunas. Dato curioso: en muchas culturas, el sol y la luna son hermanos. En otras, son esposos. Y en la cosmovisión inca, ambas cosas a la vez. Quizás la mística relación de los hermanos Milei funcione en esa lógica ambigua: un vínculo cósmico en el que es difícil saber dónde termina la política y empieza el tarot. Porque Karina, es también la pitonisa oficial de la Rosada: la reina del Tarot. Esas 78 cartas habrían decidido la "eyección" de los más cercanos colaboradores del Javo; Diego Giacomini, Carlos Kikuchi, Ramiro Marra, Carlos Maslaton, Victoria Villarroel, Diana Mondino, Nicolas Posse, Flavia Royon, Osvaldo Giordano, Sonia Cavallo, Omar Yasin, etc.; todos habrían caído por un oscuro arcano invertido.
Tampoco el preciado asesoramiento perruno sería posible sin Karina. Según la biografía no autorizada El Loco de J. L. González, cada perro cumple un rol en la arquitectura del poder: Conan define la estrategia general, Robert muestra el futuro, Milton analiza la política y Murray se encarga de la economía. Para comunicarse con los "hijos de cuatro patas", la sufrida Karina estudió de "médium" con Celia Melamed, quien los comunica con los perros vivos, pero también con el inmortal Conan. Celia Melamed es veterinaria, no le gusta que le digan "médium" prefiere "Telépata interespecie", pero reconoce que se comunica con los animales muertos (si eso no es ser médium…).
Hoy Karina está en el eje de la tormenta. Tanto el escándalo del Libragate como los presuntos sobornos de los laboratorios farmacéuticos, la han apuntado directamente. Ni los asesores perrunos, ni el Tarot parecen haberle dado suficiente protección.
Los historiadores del futuro quizá no lo recordarán como el mejor gobierno de la historia de la humanidad, pero sí en haber instaurado una nueva forma de gobierno: la hermanocracia esotérica-libertaria. Porque, al fin de cuentas, quizás tengan razón estos anarcocapitalistas: no hay nada más eficiente que un Estado reducido a dos hermanos, cinco perros fantasmas y un mazo de tarot.