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Encrucijada nacional que se gestó en las dos últimas décadas

Tras la derrota en la provincia de Buenos Aires, el presidente y los gobernadores son los protagonistas de una Argentina que ingresa en una difícil fase de transición
Jueves, 11 de septiembre de 2025 01:27
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La aplastante derrota del oficialismo en las elecciones bonaerenses fue la culminación de un proceso de varias semanas en que la agenda pública fue monopolizada por escándalos que concentraron los titulares periodísticos y provocaron que en las encuestas la corrupción pasara a constituirse en el tema de mayor preocupación de la opinión pública.

Para interpretar el sentido de esa preocupación, más que intentar develar la trama oculta de una película policial o una serie de espionaje cuya intriga conmocionó a los medios periodísticos, conviene profundizar el análisis del contexto nacional y global en que se desarrollan los acontecimientos.

Ante todo, hay que subrayar un hecho estructural que marcó un cambio de época a nivel mundial: desde 1991, fecha de la autodisolución de la Unión Soviética, acontecimiento que significó la eliminación del socialismo como una alternativa económica viable, el capitalismo en sus diversas modalidades, desde Estados Unidos hasta China, quedó erigido en el único sistema económico vigente, lo que inauguró un debate alrededor del rol del Estado en la economía y en la sociedad.

Desde esta nueva perspectiva abierta tras la caída del muro de Berlín y por los avances tecnológicos de la era de la información, que promueven una mayor transparencia y facilita un mejor escrutinio de los actos de gobierno, la percepción colectiva sobre la corrupción en el Estado comenzó a trascender el plano del examen jurídico y ético de las conductas individuales para transformarse en un fenómeno íntimamente vinculado con la lucha por la distribución del ingreso. Porque detrás de cada acto de corrupción en el ámbito estatal hay un gasto público superfluo, una empresa injustamente beneficiada, un perjuicio a los contribuyentes y una sociedad damnificada.

La lucha contra la corrupción en el Estado y su usufructo por la "clase política" se erigió en un aspecto central de la actualización del concepto de justicia social en las condiciones del siglo XXI. Esto explica también la creciente judicialización de la política, tendencia que rebasa las fronteras argentinas.

Esta vinculación entre la problemática de la corrupción y las pujas por la distribución del ingreso permite entender mejor las causas por la que una parte significativa de los sectores populares tradicionalmente alineados con el peronismo votó por Javier Milei en la elección presidencial de 2023.

Los beneficios del proclamado "Estado presente" eran inferiores a los perjuicios ocasionados por un déficit fiscal que impulsaba una espiral inflacionaria que golpeaba sobre el ingreso de los trabajadores mientras favorecía a los grupos empresarios que lucraban con el presupuesto nacional, a la vez que potenciaba los mecanismos de intermediación que transformaron al modelo asistencialista en una estructura de clientelismo político. Ese mismo déficit fue el principal negocio de la "Patria Financiera", cuyas mayores ganancias provenían de los préstamos al sector público más que del crédito al sector privado.

"Causa cuadernos"

La estructura de la denominada "Patria Contratista" o del "capitalismo de amigos", forjada durante años con gobiernos de distinto signo, es habitualmente vinculada con el presupuesto para obras públicas y con la industria de la construcción. En ese sentido, podría decirse que, después del juicio a las juntas militares, es posible que la "Causa Cuadernos", que sentará en el banquillo de los acusados a Cristina Kirchner y a otros funcionarios de su gobierno, pero que incluye como novedad a una extensa nómina de directivos de las mayores empresas argentinas, constituya el acontecimiento judicial más relevante de la historia argentina. Porque lo que estará presente en este juicio será un sistema de poder que llevó al vaciamiento del Estado argentino.

Por su volumen resulta lógico que en el imaginario colectivo este sistema prebendario haya quedado asociado, en primer término, con el sistema de contratación de las obras públicas en todos sus niveles. Pero en un lugar destacado de este ranking liderado por los beneficiarios de la "Patria Contratista" y la "Patria Financiera" está el negocio de los medicamentos, que mueve anualmente alrededor de 10.000 millones de dólares.

Las claves de la derrota

Esta actividad es un terreno en disputa entre los laboratorios nacionales y los extranjeros. Esto explica la proliferación de denuncias sobre las contrataciones y la administración de los fondos en este sector y las imputaciones recíprocas que rodean la investigación de la responsabilidad sobre las muertes por el fentanilo contaminado, que afectan al "kirchnerismo", y las derivaciones de los audios de Diego Spagnuolo, que tocan al actual gobierno.

El enrarecimiento del clima político generado por esta atmósfera de sospecha en una cuestión tan sensible como lo es el tema de la discapacidad se vio acompañado por la verificación de un hecho estructural, que está en el ADN de este gobierno: la vertiginosidad del ascenso de Milei, provocado por el desprestigio del sistema político, estuvo signado por un carácter aluvional que le imprimió una heterogeneidad de origen.

La necesidad de transformar ese fenómeno aluvional en una fuerza organizada en condiciones de competir electoralmente obligó a un inédito ejercicio de ordenamiento interno que implicó la instauración de un mecanismo de verticalidad implantado desde la cúpula del Estado, cuya responsabilidad quedó a cargo de Karina Milei y su equipo, erigidos en el blanco natural de las críticas inevitables derivadas de esa función, que tuvo su expresión más reciente en la determinación de la estrategia de alianzas y la integración de las listas de candidatos.

Para adquirir dimensión territorial esa construcción política empleó como piezas fundamentales la designación de los titulares de las delegaciones locales de la ANSES y del PAMI en todo el país, por lo que entró en conflicto con numerosos gobernadores que habían sido aliados del oficialismo en el Congreso.

Este proceso de disciplinamiento interno disparó una crisis por implosión que explica las filtraciones que provocaron los ruidosos episodios de las últimas semanas, con su secuela en las encuestas de imagen pública del gobierno, su impacto en la elevación de la tasa riesgo país y la cuota adicional de incertidumbre que, con las características propias de cada caso, influyó en el resultado de la elección de gobernador de Corrientes, antecedente de la estrepitosa derrota en la provincia de Buenos Aires.

La ruptura con los gobernadores

En este récord negativo cumplió un papel preponderante esa ruptura de los acuerdos establecidos con algunos gobernadores que el año pasado habían posibilitado la aprobación de las iniciativas del Poder Ejecutivo pero que ahora compiten en sus distritos contra una nueva estructura construida desde el poder con la que comparten una franja de sus electorados.

No cabe empero sobrestimar el efecto de los resultados electorales. En la mejor de las hipótesis para el gobierno, las cifras de octubre no modificarán el escenario legislativo. El oficialismo no tendrá mayoría propia en el Congreso. Obtendría, sí, el tercio que le permitiría impedir el fracaso de los vetos presidenciales a las iniciativas que juzgue negativas para la ejecución de su programa. Pero esto no modificará el comportamiento de los actores económicos ni las expectativas de los mercados.

Con la futura integración del Poder Legislativo el gobierno tampoco logrará la aprobación de leyes sin una previa negociación con sectores de la oposición. El Congreso podrá sancionar normas que afecten el equilibrio fiscal pero no podrá revertir los vetos impuestos por el Poder Ejecutivo. El Poder Ejecutivo podrá dictar decretos de necesidad y urgencia para sortear su dificultad para sancionar leyes, pero el Congreso por mayoría simple podrá derogar esos decretos, como ya sucedió varias veces en las últimas semanas.

Esta situación llevará a una parálisis que exigirá un replanteo en el sistema de poder, signado por la coexistencia inédita entre un presidente apoyado por una amplia franja de la opinión pública y favorecido por la inexistencia de una alternativa viable y un conjunto de poderes territoriales carentes de un punto de referencia nacional.

Por primera vez en la historia convergen dos hechos igualmente inéditos. Uno es que el presidente no controla ninguna de las provincias. El otro es que ninguno de esos gobernadores reconoce una jefatura política nacional. El resultado es que ninguno de estos polos está en condiciones de recrear un clima de confianza necesario para la atracción de inversiones.

La irrupción de Provincias Unidas, una coalición impulsada por cinco gobernadores de distinta procedencia, es un hito en esta recomposición de fuerzas iniciada con el ascenso de Milei. Pero no es el único síntoma: el ocaso del liderazgo de Cristina Kirchner generó una horizontalización en el peronismo que otorga a los jefes territoriales un rol decisivo en esta reconfiguración.

Milei y los gobernadores son los protagonistas de una Argentina que ingresa en una difícil fase de transición. Más allá de los porcentajes, las elecciones de octubre serán el punto de partida de una reconfiguración del sistema de poder. El tiempo dirá si esa recomposición será el resultado de la lucidez de los actores o de la fuerza irresistible de la crisis.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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