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Viernes, 26 de septiembre de 2025 01:38
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En política no hay momentos, hay instantes; y en economía se trata de expectativas. Son dos máximas que definen la formación de la opinión pública coyuntural, esa que cuenta para un proceso electoral.

El apoyo tan enfático como heterodoxo que ha realizado el gobierno norteamericano al argentino es para destacar. Es una jugada de magnitud, que con un par de mensajes en X ha mudado el humor de los mercados y girado el escenario político, cuando parecía que la (mala) suerte estaba echada.

Pero no hay que perder de vista que el diablo mete la cola en los detalles. Y eso es lo que toca mirar con mucha atención. De los hechos ocurridos en el Congreso los últimos días, destacan tres: un cuestionamiento a la promulgación condicionada de la ley de financiamiento a la discapacidad; una modificación que limitaría la acción del Poder Ejecutivo con el uso de los decretos de necesidad y urgencia; y sendos proyectos que declaran que cualquier empréstito que comprometa el crédito público debe ser autorizado por el Congreso.

El primer movimiento es de orden político, porque puede terminar en la remoción del jefe de gabinete y abre la puerta a cuestionamientos judiciales de índole constitucional y penal. El segundo también, y apunta a restringir el margen de maniobra del gobierno, intentando establecer que cualquier DNU debe ser aprobado por el Congreso so pena de nulidad (hasta ahora el principio es que el silencio es aceptación). El tercero da en el corazón de la asistencia financiera comprometida por Estados Unidos.

Nos concentremos en el último, porque es lo que está en ciernes y no deja de ser al mismo tiempo el punto fuerte y el talón de Aquiles. El artículo 75 inciso 4 de la Constitución Nacional establece que corresponde al Congreso "contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación". Dos componentes para tomar en consideración: el acto de contraer un préstamo y que esté comprometido el crédito nacional.

Si se mira el X del secretario del Tesoro de Estados Unidos (la diplomacia funcionando en modo democracia directa a través de una plataforma como X, luego plasmada en un cuadro) la asistencia financiera podría venir por tres vías: un swap; compra de deuda argentina denominada en dólares; o financiamiento directo a través del Fondo de Estabilización (mecanismo que permite al gobierno norteamericano sortear la aprobación de su Congreso, como ocurrió con México en 1994).

Y acá viene lo de la cola del diablo. Qué es financiamiento y cuál compromete el crédito nacional. Una mirada formal y de lectura literal, indicaría que cualquiera de las tres operaciones estaría alcanzada por el mandato constitucional. Una lectura contextual permitiría inferir que no en cuanto al swap, como indican los antecedentes de los gobiernos anteriores que lo suscribieron con CHINA; y tampoco respecto a la compra de bonos en el mercado abierto o a través de un sindicato de entidades financieras.

¿Por qué es tan importante todo este laberinto? Pues porque un escenario en el que se declare nula la asistencia financiera comprometida sería un papelón con efectos calamitosos. Y aquí una sugerencia: toda esta gran jugada puede quedar en martingala si no se acompaña con estabilidad política, que genere confianza. Sin eso no hay nada, así que tal vez sea tiempo de probar con una dosis de política clásica y empezar a pensar en diálogo y acuerdos.

 

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