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El movimiento era extraño para esa hora y en un lugar poco habitual. Entre las malezas del paraje La Salada, en jurisdicción de Rosario de la Frontera, una camioneta con tráiler circulaba fuera de los caminos habituales. Esa escena, detectada durante un patrullaje, terminó por revelar un nuevo episodio de abigeato, un delito que en las últimas semanas volvió a instalarse con fuerza en la agenda rural salteña.
El procedimiento fue realizado durante la madrugada por personal de la Policía Rural y Ambiental del Distrito de Prevención 13, en el marco de recorridos preventivos dispuestos en zonas consideradas sensibles. Al advertir la presencia del vehículo y sus dos ocupantes, los efectivos iniciaron tareas de verificación que derivaron en una inspección más amplia del área.
A pocos metros del lugar, los policías lograron identificar a dos hombres, de 21 y 26 años, que mantenían animales vacunos encerrados en un corral improvisado. Al ser consultados, ninguno pudo acreditar la propiedad del ganado, ni presentar documentación que respaldara la procedencia de los animales.
Ante esa situación, se dispuso la detención de ambos sospechosos y el secuestro de una camioneta, un tráiler, lazos de distintas medidas, una montura y un teléfono celular, además de otros elementos considerados de interés para la causa. El operativo quedó bajo la órbita de la Fiscalía Penal 4, con intervención del Juzgado de Garantías 2 de Metán.
Un delito que se repite y se profundiza
El caso no es aislado. En los últimos dos meses, El Tribuno dio cuenta de diversos hechos de abigeato registrados en distintos puntos de la provincia, especialmente en zonas rurales del sur y del Valle de Lerma. En varios de esos episodios se repitió un patrón: patrullajes preventivos que derivan en hallazgos de animales ocultos, corrales clandestinos y personas que no logran justificar la tenencia del ganado.
Productores consultados en coberturas anteriores señalaron que este tipo de delitos tiende a incrementarse hacia fin de año, cuando crece la demanda de carne, en particular de chancho y cabrito, productos muy consumidos durante Navidad y Año Nuevo. Ese contexto genera un mercado ilegal que favorece el robo y la faena clandestina de animales, con impacto directo en la economía rural y en la sanidad.
Desde el ámbito policial reconocen que el abigeato dejó de ser un hecho esporádico para convertirse en una problemática recurrente, que exige mayor presencia en el territorio, coordinación judicial y colaboración de los productores para denunciar movimientos sospechosos.
Prevención, controles y denuncias
El operativo de La Salada se enmarca en una serie de controles preventivos reforzados que la Policía Rural viene desplegando en puntos estratégicos, especialmente en horarios nocturnos y de madrugada. La estrategia apunta a anticiparse al delito, detectar traslados irregulares de animales y desarticular circuitos informales de comercialización.
El caso vuelve a encender una señal de alerta sobre una práctica que, lejos de desaparecer, se adapta al calendario y a la demanda, y encuentra en las fechas festivas un terreno fértil para multiplicarse. Para el sector rural, la preocupación es clara: no se trata solo de pérdidas económicas, sino de un fenómeno que golpea de lleno a la producción y a la seguridad en el interior salteño.