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15 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Corrupción en la cárcel de Villa Las Rosas: el hermano de Lautaro Teruel confesó haber pagado “protección” para evitar agresiones en prisión, “lo iban a violar”

El testimonio reveló que entregó dinero en efectivo y realizó transferencias para garantizar la seguridad de su hermano detenido en Villa Las Rosas. 
Jueves, 14 de agosto de 2025 22:24
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Hoy se reanudó el juicio seguido contra veinte personas acusadas de conformar una red narcocriminal que operaba en la Unidad Carcelaria 1. Prosiguió la recepción de pruebas testimoniales. Por la mañana declararon profesionales del Ministerio Público que tuvieron a su cargo la realización de informes socioambientales de los imputados. Luego se sentó frente al tribunal Mario Teruel, hermano del interno Lautaro Teruel, hijos del músico integrante de Los Nocheros. Un exreo también testificó e identificó a los involucrados en la red delictiva.

A partir de las entrevistas realizadas se reunieron datos sobre la dinámica familiar, condiciones de habitabilidad de la vivienda, indicadores de consumo de sustancias estupefacientes, estado de salud, relevamientos vecinales y laborales, entre otros puntos.

Previo al cuarto intermedio que pausó la audiencia hasta la tarde, declaró el hermano mayor del interno Lautaro Teruel, mencionado durante el juicio como uno de los favorecidos por las gestiones irregulares del personal.

Mario Teruel contó que su hermano está detenido desde hace seis años. Primero en la Alcaidía, luego estuvo con modalidad domiciliaria y, tras ser condenado en juicio, en la Unidad Carcelaria 1.

Relató que, debido a la notoriedad de su padre y a la exposición mediática del juicio, su familia recibió múltiples amenazas en su casa, en la vía pública y por redes sociales.

Afirmó que a su hermano le advertían que “lo iban a violar” y que, ante esa situación, decidió pedir ayuda a Baldomero Darío Córdoba, amigo suyo desde hace veinte años, quien también tiene un hermano alojado en el penal. Consultado sobre por qué no denunció las amenazas, respondió que la causa de su hermano fue “arbitraria” y que no confiaba en la justicia. Según su testimonio, tras recurrir a su amigo cesaron las agresiones y su hermano estuvo a salvo, por lo que consideró que la “protección” funcionó y que, de estar en la misma situación, volvería a actuar igual.

En su declaración admitió que le entregó a Córdoba dinero en efectivo en dos oportunidades y realizó una transferencia bancaria, a modo de «agradecimiento» por proteger a su hermano. «Como una propina que uno da en un lugar cuando te atienden bien», manifestó. Además, dijo suponer que el dinero llegó al funcionario del Servicio Penitenciario. “Estas personas nos ayudaron. Estamos agradecidos”, afirmó.

Agregó que no tenía contacto directo con el guardiacárcel, aunque sabía que lo apodaban “Chato”, y que muchas veces recibía de él información sobre el estado de su hermano o la llegada de insumos médicos que la familia enviaba.

"Vejaciones y humillaciones"

Al finalizar el testimonio, la Unidad Fiscal —integrada por el procurador general Pedro García Castiella y los fiscales penales Ana Inés Salinas Odorisio, Gustavo Torres Rubelt y Santiago López Soto— anunció que reservaba la posibilidad de ampliar la imputación por el delito de cohecho.

Luego, los jueces Federico Diez, Paola Marocco y Javier Aranibar dispusieron que los acusados fueran retirados de la sala para que prestara declaración un exinterno de la UC 1. Desde el inicio, este manifestó sentir gran temor por su vida y relató que días atrás dos hombres se presentaron en su vivienda, se identificaron como miembros de la Brigada y dijeron venir de parte de la fiscal Salinas Odorisio, con la intención de llevarlo. Señaló que logró ocultarse y posteriormente radicó la denuncia correspondiente.

Explicó que cumplió una condena de cuatro años en los pabellones A1 y A2, donde convivió con el “Gordo” Méndez, a quien señaló como uno de los que comercializa drogas. Debido a su adicción, contrajo deudas que no pudo pagar, por lo que fue agredido y amenazado de muerte. Al no recibir ayuda de su familia, recurrió a su hermano. Indicó que, a cambio de perdonarle la deuda, Méndez le impuso que su hermano —uno de los acusados en la presente causa— debía cumplir sus órdenes, entre ellas llevar algo a la casa de su madre.

Durante más de una hora, el testigo describió numerosas vejaciones y humillaciones sufridas mientras estuvo detenido en el penal de Villa Las Rosas. Mencionó que, antes de acudir a su hermano, fue agredido de tal forma que pasó una semana internado en el hospital San Bernardo y que, al regresar a su celda, no podía moverse por los dolores.

También detalló cómo se obtienen beneficios, el ingreso de sustancias estupefacientes e identificó a miembros del Servicio Penitenciario involucrados. Al finalizar su declaración, el Tribunal dispuso asignarle una consigna permanente.

La jornada continuó por la tarde con el testimonio de otros seis testigos: otro exinterno y cinco familiares de detenidos, quienes admitieron haber realizado transferencias de dinero a Moya por pedido de los internos. Tras ello, se dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo lunes.

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