inicia sesión o regístrate.
El caso de Graciela Mabel Burgos escribió sin querer una página de misterio y terror tras ser hallada sin vida en su propio domicilio, casi diez días después que se la vio por última vez y seis al menos desde que se radicó la denuncia por su desaparición. Un caso donde nadie pudo aún explicar cómo es que se buscó en ese departamento tantas veces y finalmente el cuerpo apareció, supuestamente sin señales de violencia y sin olor, diez días después, debajo de una cama.
La mujer de 52 años vivía en el departamento de arriba de un inmueble de villa Morosini, y su cuerpo fue hallado según declaraciones de su propia hermana Patricia, en una habitación contigua a su dormitorio, debajo de una cama. Lo más sorprendente es que ese cuarto había sido visitado tanto por los familiares como por la policía, incluso los canes entrenados en búsqueda de personas, que estuvieron en el lugar nunca señalaron esa pieza, ni subieron a ese departamento.
En una entrevista radial, la hermana de Graciela explicó que a nadie le permitieron ver el cuerpo de la mujer, ni siquiera a los testigos de la escena. Tampoco a los familiares directos. Finalmente entregaron el cuerpo a cajón cerrado. La búsqueda de la mujer fue frenética, incluso con volantes, pegatinas y a través de los medios de comunicación.
Finalmente fue hallada debajo de la cama, y en el departamento donde habían ingresado los familiares varias veces y días. Nunca éstos reportaron los olores propios de la descomposición cadavérica, pero sí hallaron el celular de la mujer, y un gran desorden de ropa sobre la cama donde debajo yacía su cuerpo.
La policía informó el miércoles 13: "ante la denuncia por extravío de una mujer de 52 años, radicada el 7 de agosto, sus familiares informaron que no tenían noticias de ella desde el día 4. Durante estos días, y tras las investigaciones realizadas por la UFEM, se logró el hallazgo del cuerpo sin vida de la mujer".
Difícil de creer
En relación al lugar del hallazgo, un policía indicó: "el cadáver se encontraba en la planta alta, donde residía, mientras que en la planta baja también había personas, aunque no observaron nada extraño. Además, en la vivienda habitaban otras personas, entre ellas los familiares que radicaron la denuncia".
También se supo que la mujer tenía perros y que uno de ellos no quería bajar del departamento.
Lo que le llamó la atención a los familiares es que durante el rastrillaje los perros entrenados salían, llegaban a la esquina y volvían, nunca señalaron el departamento. Para muchos, la historia se debe seguir investigando.