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La Policía de Salta clausuró durante la madrugada del domingo una fiesta clandestina en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, en un procedimiento que volvió a poner en agenda el crecimiento de eventos nocturnos ilegales y el reclamo del sector de boliches por una actualización de la normativa vigente.
El operativo se realizó alrededor de las 4 de la mañana en un inmueble del barrio Constituyente, donde efectivos del Distrito de Prevención 2 detectaron el desarrollo de un evento sin autorización. Con intervención de la Fiscalía Penal 2, dos mujeres de 18 y 38 años fueron infraccionadas por violar el artículo 124 de la Ley 7135/01, que prohíbe la realización de espectáculos públicos sin habilitación. En el lugar se dispuso el desalojo de unas 40 personas y el secuestro de bebidas alcohólicas, según informó la Policía. La noche de Navidad, en el Paraje Cuña Muerta (Tartagal), se desarticuló una fiesta clandestina con aproximadamente 700 personas.
Estos casos no son aislados. Referentes del sector nocturno advierten que las fiestas clandestinas se multiplican en toda la provincia, impulsadas —según sostienen— por una normativa que quedó desactualizada y por restricciones horarias que empujan al público hacia espacios sin controles.
Piden una moderinización del "código urbano nocturno"
Desde Salta Capital, el empresario Mario Delaloye, referente del sector Discotecas, señaló que el rubro viene reclamando desde hace años una modernización del denominado "código urbano nocturno". "La ordenanza actual es obsoleta. Si se cumpliera a rajatabla, tendrían que cerrar prácticamente todos los locales. Eso genera un gris en el que prosperan los after clandestinos, que no tienen ningún tipo de control", afirmó.
Delaloye explicó que el sector presentó un pedido ante el Concejo Deliberante para actualizar los criterios de capacidad y ampliar horarios de cierre de 5 a 6 de la mañana, pero aseguró que no hubo avances. "Nunca nos llamaron, no hubo novedades. Estamos en plena temporada y la única manera de combatir los after es alargando la noche de forma ordenada y legal", sostuvo. Como ejemplo, mencionó el caso de Cafayate, donde los festivales tienen horarios definidos y los after funcionan dentro de locales habilitados, bajo control municipal.
En el mismo sentido se expresó Fernando Lezcano, referente del sector en Orán, quien describió una situación similar a la de la capital provincial. "Acá los boliches trabajan hasta las cinco de la mañana, la barra se corta a las cuatro y la gente se va directamente a los after. Hay muchas fiestas clandestinas en todo el departamento y en toda la provincia; todos los fines de semana se clausura alguna", afirmó.
"El after clandestino no paga nada"
Lezcano remarcó además la fuerte asimetría de costos entre los locales habilitados y los eventos ilegales. "El boliche paga impuestos, permisos, policía, seguridad, alcoholemia. El after clandestino no paga nada y recauda cinco o diez veces más. Así, los boliches tienden a desaparecer", advirtió. Según indicó, en Orán existe la intención de que los empresarios del rubro se reúnan después de las fiestas de fin de año para presentar un petitorio conjunto y reclamar la ampliación de horarios.
La problemática excede a Salta. Ayer, en Córdoba, la Policía desarticuló una fiesta clandestina con unas 500 personas en la ciudad de La Calera, en un salón no habilitado y sin seguridad ni servicio médico. El operativo derivó en incidentes cuando el público se retiraba del lugar y en la imputación del propietario del inmueble.
Mientras tanto, en Salta, empresarios del sector nocturno insisten en que la falta de actualización normativa no solo afecta la actividad económica, sino que incrementa los riesgos para la seguridad pública. "Todos tenemos hijos, sobrinos, gente que sale de noche. Ordenar el corredor nocturno no es una cuestión de imagen, es una cuestión de seguridad", resumió Delaloye.