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En el distrito de Orán, una causa por un brutal homicidio se convertirá en el primer caso en ser juzgado bajo la modalidad de juicio por jurados. La noticia surge tras la decisión del juez de Garantías 1, Francisco Oyarzú, de elevar a juicio la acusación de homicidio calificado por alevosía contra un hombre de 37 años.
El trágico suceso ocurrió el 25 de septiembre de 2024. Días después, el cuerpo de la víctima se encontró en el kilómetro 15 de la ruta provincial 5. Las pericias revelaron que el hombre sufrió 27 puñaladas y otras lesiones, y fue identificado como Ricardo Erva, quien había trabajado como capataz en una de las fincas en la frontera con Bolivia, atribuidas al capo narco Delfin Castedo.
La investigación, a cargo de la Unidad de Investigación GAP Orán y la Unidad Especial de Investigaciones (UEI) Norte, fue clave para identificar al sospechoso. A través del análisis de cámaras de seguridad, informes de telefonía celular y pruebas de cotejo genético, los investigadores lograron establecer la participación del imputado en el crimen.
La fiscal penal María Soledad Filtrín Cuezzo, de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas de Orán, representó al Ministerio Público Fiscal en la audiencia. Sostuvo la acusación por homicidio calificado por alevosía, una figura legal que contempla la indefensión de la víctima.
Con la remisión de la causa a juicio, se espera que este caso no solo busque justicia para la víctima, sino que también siente un precedente histórico para el sistema judicial de Orán.
La causa pasará a la Mesa Distribuidora para ser elevada a la Sala del Tribunal de Juicio, donde se conformará el jurado popular para el proceso.
Quién era Ricardo Erva
Erva fue encontrado sin vida a la vera de la Ruta 5, en inmediaciones de Pichanal. El hombre que había sido condenado por transportar grandes cantidades de cocaína para el clan Castedo, presentaba 27 puñaladas, cuatro de ellas en el cuello, según la autopsia.
Erva, quien había estado a cargo de una finca de los Castedo y había sido sorprendido transportando cocaína con el sello del delfín, era considerado una pieza clave en la organización criminal.
El día que fue asesinado, Erva debía trasladar una camioneta de Colonia Santa Rosa hasta Salvador Mazza, y esa misma jornada debía regresar a su casa pero no lo hizo. Al cabo de algunos días, el hombre apareció salvajemente asesinado. Su cuerpo fue hallado días después, en avanzado estado de descomposición.