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En una de las causas criminales más estremecedoras del norte argentino en los últimos años, el Ministerio Público Fiscal de Jujuy solicitará en las próximas horas la colaboración del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) de Salta para avanzar en la identificación de restos humanos hallados en una vivienda del barrio Alto Comedero, donde vivía Matías Emilio Jurado, el presunto asesino serial que ya fue imputado por homicidio con ensañamiento.
La intervención del CIF será clave para determinar si los restos óseos, fragmentos de piel y prendas manchadas con sangre encontradas en la denominada casa del terror pertenecen a cinco hombres desaparecidos en situación de calle, asesinados bajo un patrón escalofriante que se repitió durante meses. El equipo forense salteño trabajará en el cotejo de ADN y rastros biológicos, en colaboración con los laboratorios de Jujuy.
El fiscal regional Guillermo Beller confirmó que Jurado, apodado Cesárea, fue imputado por el asesinato de Jorge Omar Anachuri (68) y permanece detenido con prisión preventiva por 120 días. Sin embargo, la investigación apunta a que el chacal jujeño habría asesinado al menos a cinco personas, entre ellas:
* Miguel Ángel Quispe (60)
* Juan Carlos González (60)
* Juan José Ponce (51)
* Sergio Alejandro Sosa (25)
* Jorge Omar Anachuri (68)
Mataba los viernes por la noche
El macabro modus operandi de Jurado se habría repetido siempre los viernes por la noche. Según declaró un sobrino de 16 años, testigo clave en la causa, cada vez que su tío llegaba con un hombre mayor, él sabía que debía retirarse porque "pasaban cosas malas". Jurado captaba a sus víctimas en la exterminal de ómnibus de barrio Gorriti, les ofrecía alcohol o trabajo, y las llevaba a su casa. Allí las asesinaba, descuartizaba y cremaba en el patio. Lo que no lograba quemar, lo enterraba o arrojaba en el arroyo Las Martas, a escasos metros de la vivienda.
La Policía de Jujuy halló en la casa elementos de extrema gravedad: machetes con restos de carne y sangre, cinco celulares -uno de ellos de Anachur-, prendas ensangrentadas y restos humanos en platos con los que el acusado alimentaba a los perros, según los informes forenses preliminares.
La intervención del CIF de Salta, organismo especializado en criminalística, busca confirmar si los restos encontrados efectivamente corresponden a las víctimas denunciadas como desaparecidas, o si el número de asesinados podría ser incluso mayor. Esta colaboración interprovincial pone a Salta en el centro de una causa nacional por su capacidad técnica y experiencia forense.
Durante la semana se realizarán nuevas excavaciones en la casa y los alrededores. No se descarta que aparezcan más restos humanos de personas no denunciadas formalmente.
Por ahora, la Justicia sostiene que Jurado actuó solo. No hay indicios de complicidad ni participación de terceros, aunque el clima en el barrio Alto Comedero es de espanto y desconfianza. Los vecinos aseguran que lo veían circular con un machete, y que nunca imaginaron que detrás de esas paredes se escondía un patrón criminal tan meticuloso como brutal.
Una mujer de la familia de Jurado se animó a denunciar que el 1° de enero habría ocurrido otro secuestro similar. Ese caso también fue confirmado por las cámaras de seguridad. Para los fiscales, el único móvil aparente sería el placer de matar.
El aporte del CIF será clave para dar certezas científicas en una causa que ya conmovió a todo el país, y que se vuelve aún más cercana para los salteños, no solo por la colaboración activa de la justicia local, sino también por el drama humano que se extiende a lo largo del norte argentino.