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5 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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VIDEO. Cáritas Salta: el rostro solidario que acompaña la vida en el asentamiento San Javier

El Tribuno acompañó a voluntarios de Cáritas Salta en una recorrida por el asentamiento San Javier. La organización eclesial sostiene un trabajo humanitario que busca devolver la esperanza y la dignidad a quienes más sufren en uno de los lugares más vulnerables de la capital salteña. 
Domingo, 05 de octubre de 2025 16:04
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En una jornada calurosa y de viento, El Tribuno fue convocado por voluntarios de Cáritas Salta para conocer de cerca la realidad del asentamiento San Javier, en la zona sudeste de la ciudad. Lugar en donde realizan un trabajo social y solidario sostenido. Entre los caminos de tierra y las casillas levantadas con lonas, chapas y maderas, se revela la vida de cientos de familias que luchan día a día por sobrevivir. 

El asentamiento, que nació hace unos cinco años, reúne a más de 324 familias, muchas de ellas compuestas por mujeres con niños pequeños que escaparon de la violencia o que no pudieron continuar pagando un alquiler. Aquí, la pobreza y la contaminación marcan cada historia, pero también se asoma la solidaridad de una comunidad que resiste y se ayuda mutuamente. 

Cáritas: presencia, acompañamiento y acción

Cáritas Salta, la pastoral caritativa de la Iglesia Católica en la Arquidiócesis de Salta, despliega una labor silenciosa pero constante en los sectores más postergados. Su misión es promover el desarrollo humano integral, brindando apoyo en educación, salud, economía social, vivienda y asistencia inmediata ante emergencias.

Desde su sede, en Córdoba 190, los voluntarios recolectan donaciones de alimentos, ropa, muebles, y también promueven el aporte a través de plataformas digitales y de la tradicional Colecta Anual, que sostiene los programas de promoción humana.

"Tratamos de que los vecinos mejoren su calidad de vida, pero la contaminación no nos deja avanzar. Es una realidad muy compleja", contó Alicia Coria, referente territorial de Cáritas en el asentamiento. "Nos preguntamos cada día qué sueños puede tener un niño viviendo entre la basura y la contaminación. Es un dolor profundo, pero seguimos soñando con un futuro mejor", agregó.

Las urgencias diarias

En San Javier, el agua es el bien más escaso y más reclamado. "Nuestro gran clamor es el agua. Se la padece muchísimo, sobre todo por el calor", explicó Alicia mientras señalaba el comedor comunitario "La Morena", donde se reparten unos 200 platos de comida cada miércoles y viernes.

El comedor se sostiene por voluntarios y vecinos que cocinan para los niños y adultos del lugar. "No alcanza para todos, pero tratamos de compartir entre nosotros. Un día cocina una familia, otro día otra. Nos ayudamos entre todos", relató la referente.

Niños con problemas respiratorios, granos en la piel, infecciones intestinales y casos de neumonía son parte del día a día. "Mi hijo tuvo neumonía con líquido en los pulmones por el viento y la tierra. Vivimos aquí por necesidad, no tenemos otro lugar a donde ir", contó Lourdes, una madre de tres niños pequeños.

 

Vidas entre la precariedad y la esperanza

Las viviendas del asentamiento son frágiles refugios improvisados con lonas y plásticos. "Se me gotea todo cuando llueve, pero igual tengo esperanza. Soy feliz con lo que tengo, porque sé que mi hijo tiene su techito", dijo emocionada Laura Noel Espejo, otra vecina que junto a su esposo, remisero, intenta salir adelante. 

La inseguridad es otro de los flagelos que golpea a diario. "Andan robando mucho y vendiendo droga. No podés dejar nada afuera", contó Laura. A eso se suma la falta de transporte público, que obliga a las familias a caminar largas distancias hasta la rotonda o el control para tomar el colectivo. "Es muy riesgoso, sobre todo para las mujeres y los chicos que van a la escuela", dijo Dora Arias, otra vecina.

Una comunidad que sueña con ser escuchada

La población del asentamiento San Javier creció rápidamente. Según estimaciones de los vecinos, ya son más de 300 familias entre los distintos sectores. Solo en uno de ellos se contabilizaron más de 180 niños. "Muchos sufren discriminación en la escuela porque llegan sucios o con olor a humo. No es fácil, pero seguimos luchando", señaló Graciela, otra madre del lugar.

Pese a todo, el espíritu comunitario sigue vivo. Cáritas impulsa actividades de acompañamiento, asesoramiento legal, contención emocional y acciones concretas que apuntan a mejorar la calidad de vida. "El sueño está en pie dice Alicia Coria. Queremos que se sume más gente, que vengan, que vean la realidad. Si un alma generosa se acerca, entre todos podemos cambiar esto".

Cómo colaborar

Donaciones presenciales: en la sede de Cáritas Salta, Córdoba 190. Se reciben alimentos no perecederos, ropa para adultos, niños y bebés, coches y muebles.

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