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Con profundo pesar, despidieron los restos de Ezequiel Avendaño, el joven de 19 años que murió luego de sufrir graves quemaduras en el incendio ocurrido en la Alcaldía General N°1 de Salta. Entre lágrimas y banderas de Central Norte, su padre encabezó un reclamo de justicia y denunció irregularidades en torno a su detención y al trágico hecho.
Entre el dolor y la indignación, el padre de Ezequiel, Gabriel Avendaño, habló en diálogo con El Tribuno durante la despedida de su hijo en el cementerio “Parque Nuestra Señora de la Paz”, en la zona sur de la ciudad. Con la voz quebrada y acompañado por su pequeño nieto de apenas un año y tres meses, exigió respuestas y reclamó justicia.
“Todavía no sabemos nada porque nadie se ha hecho cargo. Vamos a buscar un abogado para que nos represente, porque mi hijo quedó desprotegido, y ahora su hijito también. A Ezequiel lo acusaron falsamente y nunca probaron nada. El defensor pidió su libertad dos veces antes del incendio, pero el juez no quiso acceder. Y hoy mi hijo está muerto”, expresó.
Gabriel relató que su hijo se ganaba la vida arreglando motos y que durante un allanamiento se llevaron sus herramientas de trabajo, que aún no les fueron devueltas. Sobre el incendio, señaló que las versiones son confusas y que nunca recibieron una comunicación clara de las autoridades.
“Dicen que todo empezó porque uno de los internos no había recibido la visita, pero nadie nos explicó nada. Mi hijo murió porque no abrieron las puertas a tiempo. Los chicos pedían auxilio y no los ayudaron. Esperaron que se quemaran para recién abrir”, denunció entre lágrimas.
El reclamo de la familia
La familia de Ezequiel se reunió previamente en el barrio Solidaridad, donde velaron sus restos y realizaron una manifestación con quema de neumáticos y pancartas que exigían justicia. El joven había permanecido internado durante 16 días en el hospital San Bernardo, donde finalmente le otorgaron la libertad mientras luchaba por su vida.
“Mi sobrino no tuvo la oportunidad de defenderse. Estuvo detenido por una denuncia falsa, y el verdadero responsable está libre”, expresó su tía Natalia, visiblemente conmovida.
“Hoy estamos acá en el cementerio, frente a su tumba, y nos preguntamos por qué él tiene que estar ahí. Mi sobrino no se quemó solo. Lo dejaron morir. Vamos a ir por todo, no me van a callar. Quiero que el responsable pague, que se investigue de verdad”, agregó con firmeza.
“Mi hijo se salvó, pero sigue con miedo”
Otro de los familiares presentes, Saviola Colque, también reclamó justicia. Su hijo, Ángel Roberto Tercero, fue uno de los internos que sobrevivió al incendio y hoy cumple prisión domiciliaria. El joven de 25 años, había sido denunciado por violencia de género entre otros cargos. Tras lo cual fue alojado en la Alcaldía General.
“A mi hijo casi me lo queman. Los guardiacárceles no hicieron nada, los dejaron ahí adentro. Ahora él está en mi casa, pero tiene miedo. Todavía llora cuando recuerda lo que pasó. Hay muchas cosas raras en todo esto”, contó.
Saviola recordó que su hijo había denunciado abusos de autoridad antes del incendio. “Justo cuando iba a declarar, se incendió la celda donde estaba. No fue casualidad”, dijo.
La voz de la madre de otro interno que permanece hospitalizado
En medio de la despedida de Ezequiel, también se hizo presente Sabrina Apaza, madre de Miguel, de 25 años, otro de los internos que sufrió quemaduras graves y permanece internado en el hospital San Bernardo. Entre lágrimas, relató el difícil momento que atraviesa.
“Mi hijo está muy mal, con respirador. Los médicos me dicen que tengo que tener fe, pero nadie se acercó a explicarme qué fue lo que pasó. No sabemos nada, nadie nos informa nada. Yo solo quiero que se haga justicia, que esto no vuelva a repetirse”, expresó.
Sabrina contó que todos los días viaja desde la zona norte de la ciudad para acompañar a su hijo en el hospital. “Cada día es una angustia. Lo veo y me parte el alma. Mi hijo no debería estar así. Él no prendió fuego nada, él solo pedía ayuda. Quiero que los responsables den la cara”, agregó.
Entre el dolor y la promesa de seguir luchando
La despedida de Ezequiel Avendaño estuvo marcada por las lágrimas, el silencio y las banderas de Central Norte que flameaban junto al féretro. Sus amigos lo despidieron con aplausos y cánticos, mientras su familia prometía no detenerse hasta obtener justicia.
“Mi nietito se quedó sin su papá. ¿Quién le va a explicar que su padre ya no va a volver? Nadie. Pero nosotros vamos a seguir, por él, por todos los que siguen internados y por los que no tienen voz”, expresó el padre antes de retirarse del cementerio.