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El intendente de la ciudad de Salta, Emiliano Durand, visitó El Tribuno y realizó un balance de gestión y expuso los principales ejes de trabajo y proyección para la capital salteña. A lo largo de la entrevista abordó la política de obras públicas, la situación fiscal del municipio, la intención de atraer inversiones privadas, la generación de empleo, los cambios en el orden urbano y las decisiones adoptadas en materia de convivencia, seguridad vial y administración de espacios públicos.
Intendente, se termina un año complejo. ¿Qué balance hace de este primer tramo de gestión?
Fue un año de muchísimo trabajo. Un año difícil, pero con avances concretos. Terminamos la Plaza Alvarado, comenzamos la Plaza Evita, hicimos varias plazas en distintos puntos de la ciudad, avanzamos fuerte en iluminación y concluimos una obra clave como el canal Yrigoyen. Son intervenciones que no se veían hace mucho tiempo y que apuntan a recuperar el espacio público. Logramos aprobar un proyecto con financiamiento de Naciones Unidas, algo que quiero destacar porque es resultado de un trabajo técnico prolijo. A lo largo de todo el canal Yrigoyen se va a rehacer la caminería, se va a plantar arbolado, se va a parquizar completamente y a recuperar veredas que hoy están destruidas por tramos. Es una zona que se fue deteriorando durante muchos años, no solo en esta gestión.
Es un corredor donde incluso hubo accidentes graves.
Emiliano Durand: Exactamente. Hubo personas que cayeron al canal por manejo imprudente, pero también porque el entorno urbano es hostil. Si uno recorre desde la cabecera sur, donde hicimos una plaza muy linda, y avanza hacia el centro pasando por la zona de la Veloz del Norte, el Servicio Penitenciario, Villa Las Rosas, la cárcel de mujeres y hasta la terminal de ómnibus, el contraste es enorme. Donde intervenimos, la ciudad cambia; donde no, el deterioro urbano es muy fuerte. No es solo infraestructura dura. Vamos a hacer un parque urbano donde termina el canal, con usos deportivos y recreativos. Eso genera revalorización urbana, mejora la seguridad porque se renueva la iluminación y las calzadas, y hace más atractivo todo el entorno, incluso en términos inmobiliarios. Son tres mil millones de pesos que van a invertirse exclusivamente en esa zona.
¿Cómo es la inversión en obras para el próximo año?
Es histórico porque por primera vez el presupuesto municipal supera el 30% destinado a obras públicas y supera los cien mil millones de pesos. Eso es lo que vamos a invertir para recuperar la ciudad el año que viene.
¿Cómo se logra ese margen financiero en un contexto económico tan ajustado?
Desde que asumimos, a los pocos meses empezamos a tener superávit. El Estado municipal hoy gasta menos de lo que recauda. Eliminamos gastos superfluos y nos enfocamos en prioridades claras.
¿Cuáles son esas prioridades?
Tres grandes ejes: calles, iluminación y plazas, incluyendo playones deportivos. No significa que no hagamos otras cosas, pero esos son los pilares. Si voy a cualquier barrio de la ciudad, la demanda es siempre la misma. Cuando arrancamos, menos del 5% de la ciudad tenía iluminación LED. El promedio de las ciudades está entre el 30 y el 40%. Nosotros, cuando terminemos el mandato, vamos a estar en ese nivel. Este año colocamos diez mil luminarias LED y el año que viene aspiramos a colocar veinte mil más. Empezamos por las grandes avenidas; el recambio es visible, aunque todavía falta mucho.
Usted plantea una Salta atractiva para la inversión, pero con impacto real en el empleo. En el presupuesto hay beneficios impositivos, aunque también se actualiza la unidad tributaria según el índice del Indec ¿Considera que es adecuado?
Nuestra preocupación central es que la gente salga adelante. No solo ahora, sino desde hace muchos años. Antes de ser intendente, hace más de ocho años, venimos dando cursos de capacitación en iglesias, centros vecinales y distintos espacios, con conocimientos prácticos, aplicables al trabajo, que permitan reforzar ingresos o generar un ingreso principal. La idea es que la gente no dependa de una dádiva, sino que pueda sentirse orgullosa de ganarse la vida.
Sabemos que aun capacitándose es difícil. Por eso creamos la fábrica municipal. La primera está en la zona sudeste y ahora vamos a inaugurar la segunda, y vamos a seguir abriendo más. Es un espacio de trabajo compartido, como un coworking productivo: hay sectores para reparación de celulares, aire acondicionado, soldadura, carpintería, panadería, oficios de todo tipo, incluso estudio de grabación. Tiene máquinas, internet, herramientas. Lo difícil muchas veces no es saber trabajar, sino tener con qué. Ahí están las máquinas.
Con las ferias barriales, la feria de ferias, la Expo Ciudad que hicimos hace poco en el Centro de Convenciones, donde pasaron cerca de 400 mil salteños. Ahí conectamos al que produce y trabaja con el vecino que quiere comprar un producto salteño, hecho por salteños, buscando precio y calidad. Unimos las dos puntas de la cadena. Yo quiero de verdad que Salta sea la capital del norte. Estoy convencido de que podemos ser la ciudad más atractiva para invertir en toda la región. Por eso modificamos los códigos de edificación y de planificación urbana, para hacer mucho más atractivo el desarrollo. Queremos que se construya, que una inversión en un edificio contrate un arquitecto de Salta, un abogado de Salta, un contador de Salta, un maestro mayor de obra y albañiles de Salta, y que ese dinero circule en la ciudad. Eso se va a empezar a ver pronto: en tres o cuatro meses se va a notar la cantidad de obras y el movimiento económico que va a generar. A los comercios y empresas la municipalidad les cobra la TISH.
La Tasa de Inspección de Higiene y Seguridad...
La Tasa de Inspección de Higiene y Seguridad. La TISH de Salta está en el promedio de las diez ciudades más grandes del país, de la mitad para abajo. Eso está medido estadísticamente y esa información se va a cargar —y en parte ya está— en la página del Ministerio de Hacienda de la Nación. Antes los intendentes actualizaban impuestos por decreto. Eso no existe más. Cuando asumí, el Concejo Deliberante votó que los impuestos estén atados a la inflación. Si no hay inflación, no hay suba de impuestos. Si hay inflación, se analiza. Ojalá el plan económico funcione y la inflación siga bajando. Si eso ocurre, como pasa en ciudades como Córdoba o Buenos Aires, acá no va a haber subas.
¿Hay sectores exceptuados del pago de tributos?
Sí. Personas desempleadas con certificado negativo de ANSES, jubilados que cobran la mínima o hasta dos mínimas, pensionados en la misma situación, excombatientes de Malvinas, personas con discapacidad, entre otros. En esos casos la municipalidad los exceptúa del pago y los trámites se hacen de manera gratuita. Por eso es importante que se acerquen. En los próximos días vamos a lanzar una moratoria a tasa cero, sin intereses, en seis cuotas, sin intereses ni de financiación ni de mora. Es para todo tipo de tributos municipales y es distinta al pago anual.
La transparencia es una demanda social fuerte. ¿Cómo la garantiza su gestión?
Todos los años enviamos las cuentas al Tribunal de Cuentas y al Concejo Deliberante, que son los órganos de control. Ahí están todos los gastos del ejercicio. Pero para mí la mayor transparencia es que las obras se vean. Que la gente vea que la ciudad está haciendo un esfuerzo real por recuperar su infraestructura.
Hay vecinos que se quejan por cortes de calles. Y tienen razón muchas veces, pero la mayoría de los cortes tienen que ver con obras. A veces son programados y otras veces porque se hunde una calzada y hay que intervenir de urgencia. Es molesto, pero es parte de recuperar una ciudad muy deteriorada.
¿Cómo es la relación con Aguas del Norte, una empresa históricamente cuestionada por las roturas?
Mi obligación es trabajar con todos los que puedan aportar soluciones. Cuando hay aperturas de calles no es para molestar, es porque hay una necesidad de mantenimiento. La mayoría de las veces nos avisan y coordinamos. Y cuando un vecino me escribe porque no tiene agua o hay una pérdida, no le digo "no es mi tema". Aviso y trabajamos como un solo equipo. Desde que asumí, con Ignacio Jarsún al frente de Aguas del Norte, siempre encontré buena predisposición.
En un contexto donde Nación no financia obra pública, ¿cómo se sostiene el ritmo de trabajos?
Todo lo que se ve en la ciudad se hace con recursos municipales y provinciales. No hay un peso de Nación. Es la realidad que me toca gobernar. Yo no creo en quedarse quejándose. Trabajo todos los días, le pido el mismo esfuerzo a mis funcionarios y aspiro a dejar una Salta un poco mejor. Que el que venga siga construyendo sobre lo hecho. Cuando asumimos, Salta no tenía un plan hídrico. Es una ciudad construida sobre un valle, con tierra pantanosa y atravesada por canales. El crecimiento urbano impermeabilizó el suelo y eso agrava las inundaciones. Desde el primer día empezamos a limpiar y recuperar canales, incluso algunos que estaban tapados o construidos encima, como el canal Juan XXIII. El problema es que muchas veces los limpiamos y la gente vuelve a tirar basura.
Hace poco publicó en redes el caso de una camioneta estacionada sobre una rampa para personas con discapacidad ¿Es un escrache?
No es un escrache. Es exponer una conducta. A ver, hermano, este tipo viene y estaciona sobre una rampa. Me tocó entrevistar a mucha gente en mi vida, y hay cosas que te quedan marcadas. Me acuerdo de un changuito que anda en silla de ruedas, salteño, integrante de la Selección Nacional de Básquet en silla de ruedas. Me contó que lo atropellaron dos veces. Dos veces. ¿Por qué? Porque no puede bajar por las rampas, porque muchas veces están obstruidas. Entonces tiene que bajar a la calle. Y la moto viene y pum, se lo llevó. Dos veces. Es un changuito joven, tiene veintipocos años, yo ya tengo cincuenta. Es un deportista que tiene que vencer un montón de obstáculos para poder hacer deporte. Y nosotros, como sociedad, en cosas que no nos cuestan nada, fallamos. No estoy pidiendo actos heroicos. Le estoy pidiendo a alguien que pierda cinco minutos más de su vida estacionando bien y respete al otro.
Es una cuestión de normas mínimas de convivencia. Es lo mismo con la basura. El otro día estaba yendo a barrio La Loma. Hay una plaza muy grande, muy linda. Y justo cuando yo llegaba, el vecino de enfrente estaba sacando escombros con una carretilla y tirándolos en la plaza. En ese momento había chicos chiquititos jugando ahí. Entonces yo digo: hermano, la plaza del frente de tu casa es la casa de todos. Es como si vos vivieras con tu mujer y tu hijo, y en vez de tirar la basura en tu tacho, la tirás en la pieza de tu hijo y cerrás la puerta. No se hace eso. No cuesta nada respetar.
¿Lo cansaron los trapitos?
Nosotros no actuamos de un día para el otro. Primero los fuimos a buscar. En invierno, cuando abrimos el Hogar de Noche, los relevamos, los censamos. Te diría que casi el 60% no eran de Salta Capital, aunque eso no es lo importante porque somos todos argentinos. Los fuimos a buscar y les dijimos: chicos, chicas, gente grande, queremos enseñarles. Hicimos un curso especial en la Escuela de Emprendedores de Independencia 910. Hay talleres de todo: carpintería, gastronomía, inteligencia artificial, oficios de todo tipo. No solo enseñarles, sino darles un lugar donde puedan trabajar. Ahí mismo se puede laburar. En algunos casos había situaciones de muchísima vulnerabilidad, incluso violencia de género. Eso se trató de otra manera, con contención y acompañamiento. No fue que una noche dijimos "mañana los sancionamos". Trabajamos tres o cuatro meses así.
Pero los reclamos de los vecinos continuaron, sobre todo de mujeres que me mandaban mensajes: "Emiliano, fui a comer al centro, dejé el auto, como no quise pagar cinco mil pesos me patearon el auto", o "me lo rayaron". Y ahí tiene que haber un límite. Con el ministro de Seguridad y la Policía venimos trabajando muy bien. Con todas las áreas del Gobierno provincial tenemos una voluntad de colaboración muy grande. En el Código Contravencional. Hoy se los puede demorar dos horas. Dos horas más una hora de identificación. A la tercera hora están de vuelta en el mismo lugar. La Justicia Contravencional hace lo que puede, no es que no trabaje, pero la norma es así. Entonces dijimos: hermanos, si esto no funciona, cambiemos las normas. Por eso mandamos el proyecto de reforma del Código Contravencional.
Hay muchos accidentes en la Circunvalación Oeste, ¿ahí están avanzando con las cámaras?
Es un tema que me atraviesa profundamente. A los pocos días de asumir tuvimos la tragedia de cuatro chicos que murieron acá cerquita, a la salida de un boliche. Eso quedó muy grabado en la memoria de la gente y espero que siga así, para que no se repita. En la Circunvalación Oeste hubo varios fallecidos desde entonces. Me acuerdo de un caso en particular, una chica de 24 o 25 años, muy joven. Yo conocía a la familia. Alta velocidad, distracción, alcohol, celular: siempre hay una norma que se transgrede. Yo tengo hijos de esa edad. Y uno no puede dejar de pensar: hay toda una vida por delante, con toda la potencia que es la vida. Por eso nosotros cambiamos la lógica del control. Vamos a los lugares donde hay más accidentes. No perseguimos a nadie. El que cumple las normas no tiene ningún problema. El que no cree que está en una película de Rápido y Furioso, el que maneja con prudencia, el que respeta su vida y la de los demás, no va a tener nunca un problema. Acá no se trata de recaudar ni de molestar: se trata de cuidar vidas.
Le voy a nombrar tres casos: la situación de Pedro Serrudo, el episodio de personas que ingresaron a la Municipalidad exigiendo contratos y, por último, los cambios en el Mercado San Miguel. En los tres hubo decisiones fuertes. ¿Qué cosas no se banca?
No me banco los aprietes. Yo creo que hay formas de reclamar y de plantear diferencias. Es sano que no todo el mundo piense igual, no espero que todos compartan mi visión. Pero hay límites. Lo de Pedro Serrudo ya está. El señor tenía más de setenta años y llevaba más de treinta años trabajando sin cobrar. Eso no puede pasar más.
También hubo una situación tensa dentro de la Municipalidad.
Sí. Entraron personas diciendo que estaban armadas, pidiendo contratos. Eso no puede pasar. No se gobierna bajo aprietes. Hay gente que todos los días busca una oportunidad para llevar un pan a su casa y no podés salir a perseguir al que está laburando o a exigir cosas de esa manera. Desde que yo estoy, esas cosas no pasan más.
Vamos al Mercado San Miguel, un tema muy sensible para los puesteros y para la ciudad. Algunos de los trasladados al pasaje Miramar dicen que venden menos y quieren saber cuándo vuelve el mercado y cómo será el nuevo.
Lo del Mercado San Miguel fue un infortunio, un imprevisto, pero también una obra necesaria. No estaba planificado que ocurriera así, pero ya que se dio esta situación, el mercado que vamos a tener va a estar a la altura de un destino turístico. Los turistas cuando viajan visitan los mercados porque ahí está la identidad de una ciudad, y el mercado de Salta tiene que estar a esa altura, para los salteños y para quienes nos visitan.
¿Qué características va a tener el nuevo mercado?
En el proyecto recuperamos todas las fachadas históricas del mercado, pero por dentro va a ser un mercado totalmente nuevo, moderno y funcional. Lo más importante: toda la gente que trabajaba ahí va a volver a tener su lugar. Los puesteros que fueron trasladados lo hicieron porque es imposible hacer una obra de esta magnitud con gente adentro. Ninguna empresa lo acepta por una cuestión de seguridad. Tuvimos que demoler toda la parte quemada para reconstruirla.
¿Cómo es la situación actual de los puesteros reubicados?
Están en el pasaje Miramar, a una cuadra del mercado. Yo le digo a la gente que vaya a verlos. Ese traslado es un esfuerzo compartido: los puesteros pagan una parte y la Municipalidad otra. Pero el gran esfuerzo que estamos haciendo todos los salteños, con ayuda del Gobierno de la Provincia y fondos municipales, es construir un mercado nuevo.
¿En qué etapa está la obra y cuáles son los plazos?
Hoy la obra tiene alrededor de un 30% de avance. Para diciembre de 2026 calculamos tener cerca del 60% de la obra terminada y ya reocupada por los puesteros. El resto se concluiría en el primer semestre de 2027.
¿Qué mejoras concretas tendrá respecto del mercado anterior?
Va a volver a tener una calle interna, que es fundamental para la carga y descarga, para que no se haga sobre Urquiza o San Martín. Eso mejora el tránsito. Esa calle existía, pero ahora va a estar despejada. Va a tener un patio de comidas como corresponde, cocheras en subsuelo para quienes van a comprar, cámaras frigoríficas adecuadas para preservar los alimentos, accesibilidad, medidas ignífugas y de emergencia que debió tener siempre. Es un mercado moderno, pensado como corresponde.
También hubo cambios en la administración del mercado.
Sí. Cambiamos la administración y eso fue clave. Descubrimos que muchas cosas se podían hacer mejor, y que antes se estaban haciendo mal. Había irregularidades. Existía un convenio con una fundación que administraba el mercado; yo lo di de baja. Intervenimos el mercado, la intervención concluyó y ahora se creó un ente autónomo. El mercado es de todos los salteños, y el intendente designa quién está al frente. Las cosas que son de los salteños, yo las recupero para los salteños.
Usted suele insistir mucho en la idea de orden.
Porque cuando se respetan las reglas, la sociedad avanza. Recuperamos la Palúdica, recuperamos tierras en la zona sudeste. Yo tengo dos ejes claros: dar oportunidades para que la gente pueda laburar —por eso hacemos la segunda fábrica de emprendedores, abrimos el segundo hospital de mascotas— y, por otro lado, poner orden. Con orden, la gente sabe qué esperar y todo funciona mejor.
A mitad de año había anticipado cambios en la segunda línea del gabinete. De hecho, hubo modificaciones en la Secretaría de Gobierno. ¿Va a seguir haciendo cambios?
Los cambios se hacen en función de la necesidad del trabajo. Yo creo que tenemos un equipo que labura muy bien, que le pone muchas ganas. Salta es una ciudad dinámica, que crece, y los perfiles se ajustan según los problemas que hay que resolver. En función de eso, vamos haciendo los cambios.