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28 de Diciembre,  Salta, Centro, Argentina
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Infraestructura vieja para un clima nuevo: la ruta 51 en crisis, con los aludes anunciados y obras ausentes

Los “volcanes” provocan cortes y aislamiento en la Quebrada del Toro y zonas de la precordillera adentro. El cambio climático golpea, pero la falta de planificación y obras básicas vuelve a dejar a la zona a la intemperie.
Domingo, 28 de diciembre de 2025 13:24
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El clima cambió, sin lugar a dudas. Pero no es solo el clima lo que se transformó: también cambiaron las costumbres, las localizaciones y las condiciones de vida de los pobladores que habitan la extensa y diversa precordillera salteña en el departamento Rosario de Lerma. Comunidades dispersas, muchas de ellas a más de cinco horas de camino entre cerros, quebradas y ríos, hoy padecen con mayor crudeza un escenario que combina naturaleza extrema y decisiones humanas mal planificadas.

La Quebrada del Toro, los parajes alejados de Pascha, El Rosal, Chañi, El Toro y otras zonas de montaña viven las inclemencias del tiempo de manera brutal en algunos casos, mientras que en otros las lluvias directamente no llegan. La irregularidad se volvió regla. Lo que antes era una temporada de lluvias más pareja, hoy se presenta en forma de fenómenos focalizados, violentos y destructivos.

Pasando Puesta de Tastil, Alfarcito y Santa Rosa de Tastil, la situación se agravó en los últimos días. Los volcanes, esas lenguas de barro, piedras y agua, hicieron lo suyo sobre un terreno árido y escurridizo. La Ruta Nacional 51 colapsó en varias oportunidades, con cortes totales y parciales que se repitieron durante días, a pesar del intenso trabajo de las maquinarias de Vialidad Provincial y de Vialidad Nacional.

El problema de fondo es otro y viene de arrastre: el tránsito ya no es el mismo. La producción minera y la población de la Puna necesitan “bajar” al Valle de Lerma con mayor frecuencia y volumen. La ruta fue pensada, décadas atrás, para un tránsito escaso y una población reducida. Nunca se la adaptó al nuevo escenario. Las prioridades cambiaron, pero la infraestructura quedó anclada en el pasado.

Este verano 2025, marcado por lluvias atípicas y concentradas, dejó al descubierto todas las falencias. En unos 150 kilómetros entre Campo Quijano y San Antonio de los Cobres, la Ruta 51 quedó seriamente afectada en múltiples sectores. Las obras complementarias para evacuar el agua que inunda la cinta asfáltica nunca se realizaron. La traza actual discurre, en gran parte, por el propio cauce del río Toro. Antes, la vieja ruta iba por la cornisa, ganando altura para evitar los embates del río. Hoy, esa lógica desapareció.

A esto se suma la ausencia casi total de un sistema de comunicación eficaz para saber qué ocurre con la población aislada, la que vive cerro adentro. En la montaña no se mide en kilómetros: se mide en horas de caminata, de un cerro a otro, hasta llegar a los puestos de los lugareños. A días del inicio de 2026, los problemas son los mismos y las respuestas siguen siendo improvisadas. La naturaleza vuelve a desnudar lo que el hombre no hizo a tiempo.

Ruta 51 habilitada pero con precauciones

En cuanto a la situación actual, las lluvias continúan en la Quebrada del Toro. Vialidad Nacional informó que el tránsito fue habilitado a media calzada sobre la Ruta Nacional 51, en el tramo comprendido entre Ingeniero Maury y Santa Rosa de Tastil. Sin embargo, aún hay material sobre la calzada y los equipos viales continúan trabajando para despejar completamente el camino y normalizar la circulación.

La situación fue comunicada a los puestos policiales de Campo Quijano y a Gendarmería Nacional, base San Antonio de los Cobres. En los últimos días se registraron nuevos aludes y cortes a la altura de Santa Rosa de Tastil, con camionetas varadas y vehículos atrapados. Colectivos de empresas mineras que ascendían hacia la Puna debieron detener su marcha y esperar la habilitación del paso.

También se reportaron serias complicaciones entre Gobernador Solá y La Apacheta, donde se acumuló gran cantidad de material sobre la calzada. Allí, el tránsito permanece habilitado de forma parcial, por media calzada, mientras continúan los trabajos de despeje.

Especialistas y pobladores coinciden en que el patrón climático cambió: hoy las lluvias son focalizadas, intensas y devastadoras en franjas de pocos kilómetros, mientras otras zonas permanecen secas. Ese fenómeno genera volcanes más violentos y repentinos. No hubo previsión. Muchas viviendas quedaron al borde de los ríos, cuando históricamente las casas se construían en zonas altas. Los abuelos lo sabían: no levantaban una casa donde el río pudiera llevársela al año siguiente.

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