Él dólar paralelo en Bolivia se dispara y en algunos lugares de la frontera con Salta se consigue a 14 bolivianos por cada norteamericano. Hablamos de ese mercado ilegal que se da en casas de cambio de las ciudades fronterizas de Bermejo y Yacuiba.
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Él dólar paralelo en Bolivia se dispara y en algunos lugares de la frontera con Salta se consigue a 14 bolivianos por cada norteamericano. Hablamos de ese mercado ilegal que se da en casas de cambio de las ciudades fronterizas de Bermejo y Yacuiba.
Se debe decir que el dólar oficial en el país andino sigue estable a 6.90 bolivianos. La brecha entonces, entre el oficial y el paralelo, ya es de un 100 por ciento.
"Es la crisis petrolera la que está ocasionando la escasez de dólares. El Gobierno nacional tiene que salir a importar combustible y seca la plaza de dólares. Los comerciantes tienen que salir a comprar como sea y es por eso que se dispara el precio del paralelo", explica el periodista especializado en economía, David Maygua. Desde Tarija Economía informa que esta mañana, en las casas de cambio de la calle Bolivar, el dólar paralelo cotiza a 12 y 13 bolivianos. "Si en Tarija está a 13, es claro que en Bermejo está ya a 14 por la alta demanda de los comerciantes", concluyó Maygua.
En la frontera con Aguas Blancas, Andrés Torres, asambleísta de Bermejo, informa que la escasez de dólares y la depreciación del boliviano, están afectando significativamente la dinámica económica de la región fronteriza.
“En la frontera de Bermejo tampoco se consiguen dólares. A veces aparecen algunas casas de cambio, pero los valores están por las nubes”, explicó Torres, destacando la dificultad creciente para acceder a la divisa estadounidense.
"En Yacuiba ya anoche cotizaba a 13 bolivianos por cada dólar. Estamos ante una situación económica muy complicada", informó el periodista Alberto Grigera.
"Si bien ya no se hallan dólares con la cotización oficial del Banco Central de Bolivia (BCB), 6,9 bolivianos, desde hace un par de meses se mantenía entre 8 y 11 bolivianos. Sin embargo, desde este jueves 13 de marzo se disparó a 12,50 bolivianos y hasta 14 bolivianos, en algunas casas de cambio que animaron a vender", redactaron en El País de Tarija.
Para Alberto Grigera Soria, el Departamento de Tarija, que comprende todo el territorio del sur boliviano, frontera con la provincia de Salta, tiene un futuro cercano complicado porque la crisis del combustible golpea dos veces a la misma región. "Un gran porcentaje de las finanzas de Tarija dependen de la renta petrolera. Ya hoy hay protesta en la Asamblea (Legislativa Departamental) por una ley de emergencia que se está tratando y donde el tema central es el recorte, el ajuste, en varias áreas del Gobierno. Vamos hacia una administración que buscará funcionar con el mínimo posible de recursos", advirtió el especialista.
Para los salteños que pasan día a día a comprar productos para luego comercializarlos en nuestro país, la devaluación de dólar informal en Bolivia, significa que todos los productos se abarataron, como por ejemplo la coca (la de coquear) la cerveza, los cigarrillos y tantos otros productos que vienen desde el país andino como cubiertas, electrodomésticos, vestimentas, electrónicos, bicicletas, etc. Muchos coqueros ancestrales de Salta esperan ilusionados que el cuarto de coca, de esos que se venden en las latas verdes, bajen el precio, aunque sea un poquito, aunque sea sólo una simple entelequia. Siempre se dijo que, por la devaluación del peso argentino, subía; ahora que se devalúa el boliviano veremos qué sucede.
Cuando faltan los dólares
Las señales de alarma saltaron en marzo de 2023: las entidades financieras y las casas de cambio comenzaron a sentir la escasez de dólares y largas filas de personas interesadas en adquirirlos mostraron un fenómeno que sucedía desde hace una década.
En 2024 se cumplieron 12 años desde que el gobierno del entonces presidente Evo Morales decidió fijar el tipo de cambio para la compra y la venta del dólar estadounidense. Fue más de una década donde se logró estabilidad, detener la inflación y permitió la apreciación de la moneda boliviana, al punto que se llegó a utilizarla como resguardo y ahorro.
Pero desde hace dos años hasta hoy, pese a que el Banco Central de Bolivia (BCB) vende la divisa norteamericana a 6,96 bolivianos, los clientes igual denuncian el desabastecimiento de dólares, teniendo que llegar a esperar más de dos semanas para acceder a una transacción y por cupos.
Por supuesto que el Gobierno de Arce, en un primer momento, no quiso reconocer la escasez y argumentó que todo se debía a la especulación. Fue así al menos hasta mayo de 2024, cuando el presidente finalmente admitió las dificultades para adquirir dólares, pero negó una crisis económica.
Para ese entonces, ya volvieron a existir "arbolitos" (como los conocemos en Argentina) y las casas de cambio ya habían comenzado a comercializar el billete estadounidense a mayor precio. Ahí fue que se comenzó a hablar del "dólar blue boliviano". La alta demanda de dólares y la oferta restringida hicieron su trabajo. Inicialmente se cotizaba en 7,50 y en 8 bolivianos, y para agosto del año pasado ya superaba los 10 bolivianos, y en este marzo, luego de 2 años de escasez, la brecha entre oficial y paralelo ronda el 100 por ciento.
La dinámica de la economía boliviana también (como la argentina) es bimonetaria: el equilibrio entre el boliviano y el dólar es sensible. Pero además tiene oto factor que la complejiza: el peso argentino que también se usa para las importaciones y exportaciones. La divisa norteamericana es requerida en miles de millones por el contrabando, el narcotráfico y toda la mercadería que va y viene de manera irregular.
Es claro que hay especulación, pero también los comerciantes, los bagalleros y todos los que trabajan en los dos lados de la frontera buscan mantener el poder adquisitivo de sus ingresos. Es por eso que en los carteles de las casas de cambio boliviana dicen que no hay dólares, pero cuando se pide por el paralelo o "el blue" aparecen como por arte de magia.
En consecuencia, el valor del "dólar blue" se establece en el día a día, por el volumen de la transacción, por si el billete es "cara chica o cara grande" y hasta por la cara del cliente.