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La difícil decisión que afrontan los chicos de la escuela El Toro: el adiós tras el séptimo grado y un vacío difícil de llenar

Los docentes contaron a El Tribuno que “los chicos deben marcharse tras séptimo grado”. Ese momento marca algo más que una despedida: es el fin de una etapa y el inicio de otra, atravesada por el desarraigo, la distancia y nuevos desafíos.
Martes, 08 de julio de 2025 18:30
Los alumnos deben recorrer varios kilómetros para asistir a clases y tras séptimo grado se marchan a otros rumbos. Foto: Federico Medaa
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"Finalmente llegó Analía desde su Lare Grande lejano, con frío, para disfrutar los cumpleaños y tomar su chocolate caliente junto con su mamá y hermanito". Un mensaje personal llega a WhatsApp y es del profesor Osvaldo "Aldo" Barrientos, director de la escuela albergue Coronel Severo de Zequeira El Toro, en La Puna salteña. Este martes fue un día especial en la institución porque los 40 alumnos festejaron los cumpleaños de enero a julio, con el arribo de la niña que recorrió 60 kilómetros desde su paraje. Qué sigue después de séptimo grado para ellos, el adiós y una nueva etapa de sacrificios, la historia de hoy en El Tribuno.  

Desde afuera, la escuela Coronel Severo de Zequeira, Fotos: Javier Rueda

El lunes, el director de la escuela esperaba contar con su alumna: "Carolita Analía Lamas todavía no llegó porque viene caminando con su mamá, por medio de quebradas, de sendas con precipicios, arroyos congelados y en cualquier momento llega. Esos son los verdaderos patriotas, esos son los niños que hacen patria, los que sufren desarraigo, los que viven en tantas inclemencias y necesidades, pero bueno, por eso es que se merecen la mejor educación de los docentes que estamos aquí". 

Analía llegó este martes desde Lare Grande con su mamá y hermanito. Foto gentileza: profesor Osvaldo Barrientos

De los 40 alumnos que recorrieron entre 1 y 60 kilómetros para llegar el lunes y dejar la escuela el próximo viernes (por el receso invernal), 30 de ellos viven en el albergue por la lejanía de sus hogares. Tras dejar la primaria deberán buscar nuevos rumbos en destinos tan alejados como El Toro, a 3480 msnm y a 172 kilómetros de la capital salteña. En diciembre, cinco de ellos terminarán su primera etapa escolar.

Barrientos y las docentes Maribel Barboza, Carolina Pelo y Guadalupe Romero Zapata contaron a este diario que  "al ser una escuela primaria, los chicos deben marcharse tras séptimo grado". ¿A dónde? a largas horas de caminata.

La escuela Coronel Severo de Zequeira recibe a 40 alumnos. Fotos: Javier Rueda

El camino a seguir

"Lo más cerca que tienen es el paraje El Moreno en Jujuy, a 40 kilómetros de distancia". Para llegar, los alumnos deben atravesar cerros y caminos de tierra tal como lo hacen para ir a su actual escuela. El Alfarcito y San Antonio de los Cobres son otras opciones: una a 75 kilómetros y otra a  79 kilómetros, ambos ubicados sobre un costado de la ruta nacional 51 y cuentan con modalidad albergue. 

Uno de los chicos llega a la escuela, su segunda casa, para quedarse toda la semana. Fotos: Javier Rueda

El desapego es difícil tanto para los chicos como para los docentes. "Yo les digo mis pollitos porque son mis niños", dijo el director a El Tribuno cuando este medio conoció en profundidad la historia, tras la viralización de sus videos en TikTok. Para ellos el nuevo vínculo también es complicado y muchos prefieren ir a El Moreno, no solo por la distancia sino también porque es un paraje mucho menos poblada (la localidad jujeña tiene 800 habitantes contra los más de 5.000 de San Antonio de los Cobres).

"La premisa de esta escuela es la educación de corazón a corazón, o sea con mucho amor, que esa es la que realmente llega y la que  hace que se formen grandes personas y después también, por qué no, grandes profesionales, porque ellos también tienen posibilidades y tienen igualdad y equidad de posibilidades en esta escuela", contó emocionado el director a este medio en una transmisión que se realizó en vivo a través de las redes sociales.

"No porque estemos en un rinconcito alejado de la patria, no vamos a brindar una educación de calidad, como siempre digo, en este tipo de escuelas es donde tiene que estar la élite de los maestros para brindar lo mejor para estos pollitos porque se lo merecen", agregó el docente que lleva una vida en la ruralidad.

El director Osvaldo Barrientos con los chicos de la escuela. Fotos: Javier Rueda

Tiempo atrás, a este diario, Barrientos había comentado sobre su labor: "Soy de Cerrillos, llevo 35 años en la docencia y siempre con clase anexa, amo la ruralidad porque es donde se necesita a los mejores maestros, a la élite. Recorrí toda la geografía de la provincia y la disfruté. "Trabajé en Iruya, en Guachipas, en Sumalao, el Chaco Salteño, en El Saladillo y en Orán. Soy un agradecido de la vida".

El profesor reside actualmente los fines de semana en Cerrillos y desde allí parte a Campo Quijano cada lunes para encontrarse con otras tres docentes y luego viajar a El Toro.

Alumnos y docentes recibieron libros de "Salteños en la historia", una colección de El Tribuno. Fotos: Javier Rueda

Sueños en la altura

Un exalumno de El Toro, Alfredo OImos, es un claro ejemplo para los chicos de la zona: después de terminar la primera etapa escolar, en 2015, hizo el secundario en El Alfarcito y más tarde siguió con sus estudios terciarios en el Instituto Kennedy hasta recibirse de técnico en Higiene y Seguridad. Hoy trabaja en una empresa minera. "Que uno de ellos llegue a ser profesional nos llena de orgullo", comentó la profesora de inglés Maribel Barboza y este exalumno, hoy trabajador minero, es un orgullo para quienes lo vieron crecer.

Algunos de los alumnos quieren seguir sus pasos y otros, como Giovani, tienen otros sueños y el suyo es ser jugador de fútbol profesional para poder ayudar a sus padres. Se perfecciona en la canchita de tierra que está en el inmenso patio de la escuela donde la pelota no dobla, pero esa es otra historia a contar más adelante.

Giovani sueña con ser jugador de fútbol profesional. Fotos: Javier Rueda

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