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Aldo Duzdevich, escritor, historiador y ex Montonero, organización guerrillera argentina de extrema izquierda surgida del peronismo a fines de los 60, llegó a Salta para presentar sus libros Lealtad y Salvados por Francisco, que abordan momentos clave de la historia reciente del país y sus implicancias actuales. Basándose en su experiencia política y relación con el movimiento peronista y la guerrilla, ofrece un análisis de hechos poco conocidos y zonas grises aún no esclarecidas del todo.
"El relato tiene muchos incrédulos. Patrones nacidos en los 70 persisten en la historia," explica Duzdevich.
¿Cuál fue su experiencia con el Papa Francisco?
No tengo vínculo fuerte con la Iglesia ni interés religioso. Como militante de los 70, primero conocí a Bergoglio en ese contexto, sin mucho interés. Cuando asume como Papa y empieza con su discurso de una iglesia pobre y cercana a los pobres, empecé a seguirlo, viéndolo como un reflejo de ideas que compartía por su militancia social y del Tercer Mundo.
¿Por qué fue criticado en Argentina cuando asumió?
Me llamó la atención que en Argentina Bergoglio era considerado colaborador de la dictadura, lo cual no me cerraba. Un día, Verbitsky hizo un comentario en Página 12 que respondí, y eso me llevó a investigar. Descubrí que la campaña lo desprestigiaba y que había información dispersa pero valiosa, que poco se había sistematizado. Un periodista italiano hizo un trabajo similar, defendiendo a Francisco y desmintiendo esas acusaciones.
¿Recibió casos de sacerdotes salvados por Francisco?
Sí, en Salta contacté con Manuel Pecci, quien contó cómo Bergoglio le pidió ayuda para sacar a jesuitas y otros del país en los 70. No busqué hacer una lista de Schindler, sino demostrar que Francisco no fue colaborador de la dictadura, sino todo lo contrario. Después, tras terminar su libro, tuve una larga charla con él, que fortaleció mi vínculo personal con el Papa.
¿Qué opinión tiene sobre la visión del mundo sobre Francisco?
Muchos medios leyeron en él un Papa sospechoso, pero en Argentina se promovió una imagen negativa que influyó en su percepción tanto local como global. Sin embargo, él siempre evitó venir a Argentina en momentos críticos, temiendo que así se agravara la situación.
¿Era Bergoglio de izquierda o derecha?
El concepto ideológico europeo de izquierda y derecha no aplica aquí. Bergoglio no militó políticamente, aunque en su época en los Jesuitas estuvo en ámbitos de decisión y formación de pensamiento social, ligados a la Teología de la Liberación, con enfoques que aunque marxistas en origen, se diversificaron en los movimientos nacionales latinoamericanos.
¿Estuvo Bergoglio en el proyecto nacional del peronismo?
Le consulté y me confirmó que participó en el proyecto de hacer un Modelo Argentino con base en ideas de Perón, incluyendo temas ambientales que hoy son actualidad, como el discurso en Estocolmo en 1972.
¿Era Francisco peronista?
No exactamente. Aunque comparte ideas del peronismo, no fue militante político. La relación surge más de una herencia ideológica que de una militancia activa. La doctrina social de la Iglesia, que influyó en el pensamiento peronista, tiene un fuerte lazo con su pensamiento.
¿Cómo surge La Lealtad?
La historia siempre tiene hechos y interpretaciones. Los hechos probados, como que en 1973 la democracia se restauró, y las decisiones internas del movimiento, son claros. Pero la interpretación, por ejemplo, sobre la traición o traición en Ezeiza, varía según las versiones y la visión política. La mixta militancia y análisis me permite ofrecer otra perspectiva, que reivindica el tercer peronismo y su historia, incluso en aspectos controversiales.
¿Qué piensa de la Triple A?
Fue creada en 1974, poco después de la muerte de Perón. No fue una organización estructurada sino una federación de bandas con apoyo de la inteligencia militar, que aplicó técnicas aprendidas de la lucha argelina. La Triple A actuó de forma descontrolada, con responsabilidad de López Rega.
¿La Triple A se salió de control?
A pesar de que se identifica a López Rega como su creador, la Triple A continuó sus acciones incluso después de su salida del país en julio de 1975. Si bien se le atribuyen unas 250 a 300 víctimas hasta ese momento, el número total de asesinatos llega a 600. La continuidad de los crímenes sugiere que la organización actuó de forma autónoma. En casos como el de Miguel Ragone en Salta, la inteligencia militar también estuvo involucrada en la ejecución de los crímenes, que fueron perpetrados por grupos mixtos de policías, sindicalistas y ultraderecha.
¿Hubo dos demonios?
La violencia era intensa por ambos lados. Si bien la Triple A realizaba asesinatos, la guerrilla también los hacía. La Triple A mataba a dos por día y la guerrilla a dos o tres por día. Como anécdota, el jefe de Montoneros en Salta me contó que, a fines de 1975, recibieron la orden de matar a cuatro policías por semana. Esto muestra que la directiva de las organizaciones de izquierda era aniquilar a cualquier miembro de las fuerzas de seguridad, sin importar su rango o ideología, generando una espiral de violencia constante.
¿Cómo encaja el kirchnerismo en el peronismo? ¿Es una manifestación auténtica de este movimiento?
El kirchnerismo intentó ser un "tercer movimiento" superador del peronismo, una idea que ya había rondado en la década del 60 con el vandorismo y luego con Montoneros. Si bien hoy el kirchnerismo ha decidido volver al peronismo, lo hace a través de un relato histórico que reivindica la "generación del 70", generando una contradicción ideológica importante. Esto se nota en la disputa por el relato: mientras los peronistas históricos no se ven a sí mismos como socialistas ni contrarios al capital, el kirchnerismo a menudo ha promovido discursos de "lucha de clases" que chocan con la esencia conciliadora del peronismo. Lo que lo que me complica la vida es que siendo peronista me querés traficar el discurso de la lucha de clases, la vanguardia revolucionaria, cosas que con sus más y sus menos, llegan en franca contradicción a la política actual.
¿Por qué la discusión sobre los años 70 sigue tan vigente?
Porque el kirchnerismo ha usado un relato histórico romántico de esa década para construir su identidad política. Sin embargo, este relato no es universalmente aceptado, y genera una confrontación con aquellos que, como Victoria Villarruel, señalan que también hubo víctimas del terrorismo que no han sido reconocidas. La discusión sigue viva porque el peronismo tradicional y el kirchnerismo se encuentran en una contradicción ideológica profunda sobre su pasado y su presente.