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21 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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VIDEO Cerraron 40 negocios en Orán: la frontera con Bolivia hunde al comercio local

La frontera norte vive una sangría económica sin freno: mientras miles de argentinos cruzan a Bermejo en busca de precios bajos, en Orán las persianas bajan una tras otra. La brecha en el valor de los productos es tan brutal que ni siquiera la carne -símbolo nacional- puede competir.
Jueves, 21 de agosto de 2025 10:18
Los comercios en Orán no pueden competir en precios con los de Bolivia y la crisis económica golpea cada vez más.
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La postal se repite cada día: del lado argentino, locales vacíos y carteles de alquiler; del lado boliviano, calles abarrotadas de compradores que se llevan de todo a precios que parecen de otro planeta. En Orán, el presidente de la Cámara de Comercio, Ariel Zablup, confirmó que 40 negocios cerraron en los últimos meses, incapaces de sobrevivir frente a la avalancha de consumidores que eligen cruzar la frontera.

“Es imposible competir con Bolivia”, advirtió el empresario al canal Todo Noticias, reflejando la desesperanza que se respira en la segunda ciudad más poblada del norte salteño.

Los precios que marcan la grieta

En Bermejo, a apenas unos kilómetros de Orán, un kilo de carne cuesta $4.000, mientras que en las carnicerías argentinas no baja de los $16.000 a $20.000. Y no es el único producto que desnuda la brecha:

* 12 jeans se venden por $130.000.
* 12 camperas abrigo, $300.000.
* 12 pares de zapatillas, $220.000.
* 3 termos, $40.000**.

Todo puede pagarse en pesos argentinos, billeteras virtuales e incluso en cuotas sin interés, lo que convierte a Bermejo en un verdadero polo de turismo de compras.

 Comercios que mueren, familias que se reinventan

El drama no se mide solo en números: detrás de cada cierre hay familias que se quedan sin ingresos y trabajadores que engrosan el mercado informal de frontera. Cecilia, una comerciante oranense, resistió hasta diciembre con su marroquinería. Una fiesta de fin de año la abrió los ojos: “Todas las chicas usaban productos importados. Me di cuenta de que mi negocio no tenía futuro. Tuve que bajar la persiana”.

Con el paso de los meses, se reconvirtió: ahora cruza a Bolivia y trae mercadería para revender. “Me volví bagallera, no tuve opción. Lo que se vende es lo que viene de allá”, reconoció.

La frontera difusa

En Aguas Blancas, el paso más utilizado, la frontera se desdibuja en una feria interminable. “De este lado se estaciona, del otro se compra”, describen los vecinos. El “alambre de frontera” instalado para frenar el contrabando no alcanza: las filas de compradores y bagalleros son incesantes.

El fenómeno genera una paradoja: mientras el Estado argentino cobra estacionamiento a los que llegan hasta el límite, del lado boliviano los comerciantes hacen su agosto con billeteras virtuales argentinas y promociones en cuotas.

Una economía que se fuga

En la Cámara de Comerciode Orán calculan que más del 70% de las ventas minoristas se fugaron al otro lado de la frontera, dejando un tendal de empleos perdidos. En los últimos 18 meses , los comercios son incapaces de competir con la oferta del otro lado de la frontera.

“Es un éxodo silencioso de compradores, pero también de empresarios que no pueden sostener sus negocios”, remarcan. La brecha cambiaria y la disparidad de valores dispararon el contrabando, que en pocos meses creció diez veces y dejó a los comercios locales al borde del colapso.

Un futuro incierto

La brecha de precios entre Argentina y sus países vecinos expone un problema estructural: inflación, presión impositiva y falta de políticas de contención para las provincias fronterizas. En Orán, cada comercio que cierra no solo significa menos empleo: también significa un pedazo de ciudad que se apaga.

Mientras tanto, del otro lado del río, el bullicio de los mercados bolivianos suena como un recordatorio cruel: allí los precios son posibles, aquí el comercio agoniza.

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