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El corazón de la Puna salteña se llenó de emoción este martes por la noche cuando los peregrinos del Milagro hicieron su entrada a San Antonio de los Cobres. Tras varios días de caminata por caminos de ripio y bajo temperaturas extremas, decenas de fieles arribaron a la localidad portando banderas, imágenes y cánticos. El recibimiento de vecinos y autoridades locales estuvo marcado por oraciones, lágrimas y abrazos, en un clima de profunda devoción que antecede a la festividad central en honor al Señor y la Virgen del Milagro en la ciudad de Salta.
San Antonio de los Cobres es mucho más que una escala en el trayecto de los peregrinos. Ubicada a 164 kilómetros al noroeste de la capital salteña y a 3.775 metros sobre el nivel del mar, es el centro urbano más elevado del país después de El Aguilar, en Jujuy. Se asienta en la confluencia del torrencial río Toro, que desciende desde la Puna, con el río San Antonio de los Cobres, en la parte baja de la quebrada del Toro, histórica vía de acceso a la Puna de Atacama a través de la Ruta Nacional 51 y del famoso Tren de las Nubes.
El clima en la zona es seco y frío, con vientos fuertes y constantes durante todo el año. Las temperaturas pueden llegar a los 20 °C durante el día y descender hasta -25 °C en las noches más crudas del invierno, reflejo de la altitud en la que se encuentra esta localidad que debe su nombre a los yacimientos cupríferos de sus alrededores.
En este escenario de altura y paisaje extremo, San Antonio de los Cobres se convierte cada año en un punto de encuentro y descanso para quienes, como estos peregrinos, desafían el frío y la distancia para mantener viva una tradición centenaria que une a las comunidades puneñas con la ciudad de Salta.