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Este 14 de septiembre, a pocas horas de renovarse el solemne Pacto de Fidelidad, la explanada de la Catedral Basílica de Salta volvió a ser escenario de una postal de fe y sacrificio. Los peregrinos llegaron tras caminar cientos de kilómetros desde parajes, pueblos y comunidades, animados por la devoción al Señor y la Virgen del Milagro.
Con pasos cansados, pies ampollados y rostros curtidos por el sol y el viento, los fieles ingresaron al casco céntrico acompañados por cantos, banderas y alabanzas. La emoción fue compartida por los miles de salteños que los esperaban en las veredas y balcones para aplaudir y bendecir su paso.
Para muchos de ellos, esta caminata es más que un viaje físico: es la expresión de una fe heredada de padres a hijos, un compromiso que se renueva cada año y que mañana, 15 de septiembre, tendrá su punto culminante cuando miles de promesantes se arrodillen frente a las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro.
“Cada paso es un acto de amor y agradecimiento”, explicó uno de los peregrinos al llegar al atrio. Entre las motivaciones más frecuentes se repiten las súplicas por salud, trabajo, unidad familiar y la esperanza de un futuro mejor.