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Enfrentamiento con los militares

Sabado, 23 de julio de 2011 18:26

Mario Mimessi es de aquellos hombres que piensan que pasadas casi tres décadas del regreso de la democracia la Argentina, en un marco de plena libertad y garantías, hoy cualquiera es capaz, desde una tribuna o un medio de comunicación, de fustigar y hasta defenestrar a las fuerzas armadas y a las de seguridad, volviendo una y otra vez, a veces con fines mezquinos o que nada tienen que ver con la defensa de la democracia, sobre lo que el proceso significó en nuestro país.
Pero no sucedía lo mismo apenas reanudado el proceso democrático, época en que le tocó asumir como diputado provincial por el departamento San Martín. Fue en aquel momento en que el “Gato” Mimessi denunció un millonario negociado de los funcionarios del gobierno del capitán Roberto Augusto Ulloa en la recuperación del dique Itiyuro, “un monumento a la corrupción”.
Mimessi aportó las pruebas para demostrar el desvío de más de 10 millones de dólares al entonces juez de Instrucción y actual secretario de seguridad de la Provincia, Aldo Rogelio Saravia.
Pero en la década del '60 Mimessi, junto a un grupo de amigos de Tartagal, protagonizó un hecho que si bien con el tiempo pasó a ser nada más que una anécdota, por cierto, graciosa, en ese momento le valió que debieran permanecer ocultos un par de semanas y luego huir hacia Bolivia, él mismo y algunos amigos más allegados. Era el 6 de agosto del año 1966, a 40 días del derrocamiento del presidente Arturo Illia, y la asunción de la presidencia de facto del general Onganía; Mimessi, estudiante universitario, se encontraba en su pueblo ya que la Universidad Nacional de Córdoba había decidido suspender sus actividades por un mes.
Unos 200 muchachos de Tartagal liderados, entre otros, por el propio “Gato” Mimessi se enfrentaron con un número similar de oficiales y suboficiales del entonces Regimiento 28 Escuela, lugar donde los oficiales egresados del colegio militar concretaban la última parte de su carrera. Los militares movilizaron hacia el centro de la ciudad una compañía completa con 50 hombres armados con FAL y casi por milagro no se produjeron muertes, a más que la pelea -a puño limpio- fue una batalla campal.
PERIOD=[gesnaola / gesnaola]

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Mario Mimessi es de aquellos hombres que piensan que pasadas casi tres décadas del regreso de la democracia la Argentina, en un marco de plena libertad y garantías, hoy cualquiera es capaz, desde una tribuna o un medio de comunicación, de fustigar y hasta defenestrar a las fuerzas armadas y a las de seguridad, volviendo una y otra vez, a veces con fines mezquinos o que nada tienen que ver con la defensa de la democracia, sobre lo que el proceso significó en nuestro país.
Pero no sucedía lo mismo apenas reanudado el proceso democrático, época en que le tocó asumir como diputado provincial por el departamento San Martín. Fue en aquel momento en que el “Gato” Mimessi denunció un millonario negociado de los funcionarios del gobierno del capitán Roberto Augusto Ulloa en la recuperación del dique Itiyuro, “un monumento a la corrupción”.
Mimessi aportó las pruebas para demostrar el desvío de más de 10 millones de dólares al entonces juez de Instrucción y actual secretario de seguridad de la Provincia, Aldo Rogelio Saravia.
Pero en la década del '60 Mimessi, junto a un grupo de amigos de Tartagal, protagonizó un hecho que si bien con el tiempo pasó a ser nada más que una anécdota, por cierto, graciosa, en ese momento le valió que debieran permanecer ocultos un par de semanas y luego huir hacia Bolivia, él mismo y algunos amigos más allegados. Era el 6 de agosto del año 1966, a 40 días del derrocamiento del presidente Arturo Illia, y la asunción de la presidencia de facto del general Onganía; Mimessi, estudiante universitario, se encontraba en su pueblo ya que la Universidad Nacional de Córdoba había decidido suspender sus actividades por un mes.
Unos 200 muchachos de Tartagal liderados, entre otros, por el propio “Gato” Mimessi se enfrentaron con un número similar de oficiales y suboficiales del entonces Regimiento 28 Escuela, lugar donde los oficiales egresados del colegio militar concretaban la última parte de su carrera. Los militares movilizaron hacia el centro de la ciudad una compañía completa con 50 hombres armados con FAL y casi por milagro no se produjeron muertes, a más que la pelea -a puño limpio- fue una batalla campal.
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