Esta noche se cristalizará nuevamente el romance entre Oscar Chaqueño Palavecino y el público salteño. El lugar obligado será el complejo deportivo Nicolás Vitale, de Barrio El Tribuno, durante la octava edición de la Serenata a María Reina. El inicio está previsto para las 22.
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Esta noche se cristalizará nuevamente el romance entre Oscar Chaqueño Palavecino y el público salteño. El lugar obligado será el complejo deportivo Nicolás Vitale, de Barrio El Tribuno, durante la octava edición de la Serenata a María Reina. El inicio está previsto para las 22.
El festival solidario se realiza bajo la responsabilidad de la Parroquia María Reina, a cargo del padre Néstor Aramayo.
Las entradas anticipadas se pueden adquirir en la Parroquia María Reina, en el barrio El Tribuno, y en juguetería Juampi -Pellegrini y Mendoza-, en horario comercial.
Solo basta mencionar el nombre del Chaqueño Palavecino para garantizar una velada de alto nivel folclórico, con una agrupación de músicos que se asemeja a un “sinfónica”, y lógicamente, asegurando un buen porcentaje de concurrencia, que sigue al hombre del Chaco salteño, en cada una de sus presentaciones.
En esta oportunidad, el cantante de Rancho El Ñato aceptó, de manera desinteresada, la propuesta benéfica.
“No tenemos palabras de agradecimiento para Oscar Palavecino, un artista grande de verdad, que no deja de pensar en las necedidades del prójimo. La gente podrá disfrutar de su canto y su humildad, en una velada que seguramente quedará en la memoria de los amantes del folclore”, señaló el padre Aramayo.
Lo recaudado se destinará a la Escuela Parroquial Instituto Bicentenario-María Reina 8215 “Con el dinero se construirán nuevas aulas y sanitarios. En el inicio del festival, proyectaremos en pantalla gigante, los trabajos que se vienen realizando en la mencionada escuela”, agregó el párraco.
“Nació como respuesta a la necesidad de una escuela católica en la zona sur de la ciudad de Salta, que está compuesta por numerosos barrios. Se fundamentó en el trabajo pastoral de muchos años de una comunidad abierta a las necesidades de niños, adolescentes y jóvenes en sus distintas instancias: espirituales, recreativas, educativas, sociales; de un trabajo parroquial que considera la educación como primordial”.
Un trabajo a todo pulmón
El padre Rubén Aramayo también sostuvo que, “se trata de un proyecto educativo que contempla la inserción del niño a los 3 años de edad. Realiza el nivel inicial, la primaria solamente hasta el 5º grado, ya que después comenzará el primer año del Bachillerato Humanista, ese período es de 7 años de estudio. Por otro lado, el edificio se va realizando por etapas; los recursos económicos que la comunidad dispone para la construcción se obtiene de: bingos, festivales, ventas de locro, empanadas, dulces, cenas solidarias, limosnas, aportes de familias, amigos, empresarios, artistas, etc.