De a poco, cada vez más los salteños se acostumbran a ver las paredes de la ciudad llenas de color, con imágenes pictóricas que, como todo obra artística, llevan un mensaje a ser interpretado por el espectador. Sin embargo, no todos los transeutes reparan en ellos ni en los artistas que hay detrás y las ven como simples manchas de color.
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De a poco, cada vez más los salteños se acostumbran a ver las paredes de la ciudad llenas de color, con imágenes pictóricas que, como todo obra artística, llevan un mensaje a ser interpretado por el espectador. Sin embargo, no todos los transeutes reparan en ellos ni en los artistas que hay detrás y las ven como simples manchas de color.
Pero lo cierto es que detrás de estos murales, hay unos pocos artistas con un estilo definido, que pueden trabajar por cuenta propia o en grupo, y que son los responsables de dar a las calles y espacios públicos un color particular. Es cierto también que están los muralistas “invitados”, o artistas que viajan por el mundo estampando su arte en la ciudad que les toca visitar.
Sin embargo, desde hace pocos años, en Salta se aprecian obras pictóricas que responden a artistas que comenzamos a reconocer no sólo porque dejan su firma, sino porque en ellas dejan su carácter.
Y entre ellos se encuentra Julien Guinet, francés radicado en nuestra ciudad desde hace seis años, años en los que ha ido estampando su arte en la vía pública cada vez que puede. Años también en los que ha entablado relación con otros muralistas junto a los que es responsable de despertar este arte tan latinoamericano -recordemos pues los murales de los mexicanos Diego Rivera y Siqueiros-.
Junto a El Tribuno, Julien recorrió diferentes murales y graffitis de Salta, incluidos los suyos, para dar cuenta de este fenómeno artístico en el que vale la pena detenerse para conocer y apreciar. Porque, como toda manifestación artística, se diferencia de otras y tiene características propias. Además de que es común confundir expresiones como el mural y el graffiti, pero no son lo mismo.
Al respecto, Julien comenta que los graffitis tienen otro propósito de ser y son más “intuitivos”, diferente al mural que suele cargar más significados y denuncias. Además, es común que en las ciudades grandes, se generen competencias entre los graffiteros para ganar espacios.
No es el caso de Salta, donde, según Julien, no hay competencia por ganar paredes a intervenir. Al contrario, todavía hay muchas que reclaman un poco de color. Claro que siempre hay un dueño por detrás o un vecino que puede mostrarse rehacio.
Son los “gajes del oficio”, cuenta Julien, quien sabe que las intervenciones artísticas en paredes de la vía pública pueden durar desde pocas horas hasta varios años. Y eso mismo sucedió con obras de su autoría, algunas de las cuales son de 2008 y hasta ahora nadie quiso borrar.
Pero él no quiere dejar de intervenir muros de la ciudad. “Es una necesidad”, explica, “me gusta pintar en grande y la calle lo permite”. Y como no puede vivir de ello, combina su hobby con trabajos por encargo y plasmando su arte en otros materiales por los que también va ganando prestigio. Incluso ahora tiene una exposición en la galería Mamoré (poner link)
Muralistas de Salta
Como él, otros artistas están dejando su marca en Salta. Entre ellos, Julien menciona a Jesús Flores “Wallpaq” , conocido por sus obras con temática aborigen; Pablo Zarra, quien también lleva adelante el taller de mural del centro de recuperación de adicciones Cepris; Germán Choque, autor del graffiti de René Favaloro del Paseo Güemes; Roque Carrasco, quien pintó los murales de Central Norte; Nicolás Picatto y Martín Córdoba, entre otros.
Todos se conocen entre ellos y de vez en cuando intervienen una pared de manera conjunta. Pero el estilo propio se va haciendo cada vez más fuerte y las diferentes manos detrás de los murales de Salta, comienzan a tener nombre y apellido. Algunos son salteños, otros de fuera. Pero todos con un mensaje para dar y que Julien invita a leer.