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Una historia fantasiosa para esconder el secuestro de su hija

Domingo, 26 de febrero de 2012 11:12
Cadena Perpetua. Josef Fritzl dijo: “Acepto la sentencia” cuando el juez le preguntó si entendía y aceptaba la sentencia.

Josef Fritzl había construido una fábula para justificar el secuestro de su hija. Así fue que echó a rodar la historia de que Elizabeth, a quien venía violando desde los 11 años, se había ido de la casa paterna siguiendo los pasos de una secta religiosa. Rosmarie, su madre, denunció la desaparición de la jovencita pero luego se conformó con la versión de su marido. Esta historia fue reforzada por Josef cuando hacía aparecer al sus hijos-nietos en la puerta de su casa. “Elizabeth tiene sus hijos y nos los deja para que los criemos”, sostenía Josef. Así fue que Lisa, Mónika y Alejandro, aparecieron cuando tenían entre 10 y 15 meses de edad. El motivo por los cuales los sacaba del cautiverio tenía que ver con el comportamiento de los niños; si eran molestos y lloraban mucho, optaba por subirlos, por temor a que se pudieran escuchar los ruidos y llantos desde el exterior.

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Cadena Perpetua. Josef Fritzl dijo: “Acepto la sentencia” cuando el juez le preguntó si entendía y aceptaba la sentencia.

Josef Fritzl había construido una fábula para justificar el secuestro de su hija. Así fue que echó a rodar la historia de que Elizabeth, a quien venía violando desde los 11 años, se había ido de la casa paterna siguiendo los pasos de una secta religiosa. Rosmarie, su madre, denunció la desaparición de la jovencita pero luego se conformó con la versión de su marido. Esta historia fue reforzada por Josef cuando hacía aparecer al sus hijos-nietos en la puerta de su casa. “Elizabeth tiene sus hijos y nos los deja para que los criemos”, sostenía Josef. Así fue que Lisa, Mónika y Alejandro, aparecieron cuando tenían entre 10 y 15 meses de edad. El motivo por los cuales los sacaba del cautiverio tenía que ver con el comportamiento de los niños; si eran molestos y lloraban mucho, optaba por subirlos, por temor a que se pudieran escuchar los ruidos y llantos desde el exterior.

La vivienda

Josef introdujo a Elizabeth en el sótano a los fines de transformarla en su esclava sexual. Esto se desencadenó después que la joven, a los 18 años intentara huir de su violador. Los primeros meses la mantuvo atada a la cama. De a poco la fue soltando, cuando la joven se convenció finalmente, de que no tenía ninguna posibilidad de escape. El sótano estaba cerrado con una puerta de 300 kilos y había sido preparado como un refugio en caso de ataque nuclear.

Si bien en un principio se pensó que era imposible que Rosemarie, la madre de Elizabeth, desconociera la existencia del refugio, en el juicio quedó probado, que nunca sospechó de la historia contada por Josef, con quien tuvo siete hijos al igual que Elizabeth.

El juicio

Tras ser detenido, Josef Fritzl, también conocido como el “monstruo de Amstetten” fue sometido a pruebas de ADN que confirmaron que él era el padre de los hijos de Elizabeth.

En un principio se lo juzgó por secuestro, violación, reducción a la esclavitud entre otros cargos, pero luego se le sumó el de homicidio por omisión de auxilio de uno de sus hijos recién nacido. Elizabeth, fue madre de gemelos, uno de los cuales falleció a días de su nacimiento por problemas en sus pulmones. Fritzl, sacó el cuerpito del niño y lo incineró. El juicio del “chacal” fue seguido por el mundo entero que no podía dar crédito de lo que oía.

Las declaraciones de Elizabeth y sus hijos fueron grabadas en video, en un lugar especial, de manera de no revictimizarlos.

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