¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

11°
4 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El precio del pan, otra foto más de la inflación cotidiana

Domingo, 13 de octubre de 2013 03:36

La inflación de bolsillo argentino se la palpa en forma independiente de cualquier ingreso que ganen lo trabajadores. Sostener el stock de la alacena requiere más dinero que antes. El pan -recientemente, también el tomate- puso otra vez en alza la inflación que no es otra que la existente en los bienes alimentarios de la canasta familiar. Y no es casual que los alimentos que exporta Argentina tengan subas continuas. Como no pasa inadvertido que los principales bienes de exportación que integran la canasta de alimentos de la población, depende de los precios internacionales. La canasta familiar incluye dos precios de referencia claves: los internacionales y los costos que paga la industria nacional para producir el alimento. Eso explica por qué la inflación de los últimos años, en parte, genera la tensión de precios entre lo producido en el complejo agroexportador, y el ingreso de la gente.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La inflación de bolsillo argentino se la palpa en forma independiente de cualquier ingreso que ganen lo trabajadores. Sostener el stock de la alacena requiere más dinero que antes. El pan -recientemente, también el tomate- puso otra vez en alza la inflación que no es otra que la existente en los bienes alimentarios de la canasta familiar. Y no es casual que los alimentos que exporta Argentina tengan subas continuas. Como no pasa inadvertido que los principales bienes de exportación que integran la canasta de alimentos de la población, depende de los precios internacionales. La canasta familiar incluye dos precios de referencia claves: los internacionales y los costos que paga la industria nacional para producir el alimento. Eso explica por qué la inflación de los últimos años, en parte, genera la tensión de precios entre lo producido en el complejo agroexportador, y el ingreso de la gente.

El subsidio a las molineras fue recortado para nivelar precios internacionales con los nacionales. El resultado de esa economía política del Gobierno, hizo que la harina se fuera a las nubes. Hoy, por muchos factores de oferta y demanda, también escasea el insumo. La bolsa de 50 kilogramos de harina vale más de $300.

La inflación se hizo contumaz en los precios de los bienes de la canasta familiar. Ahora le tocó al apetecido pan.

Los datos de la industria panadera indican que se consumen 64 kilogramos de pan artesanal per cápita, 4 de pan industrial y 94 de harina de trigo.

A la par que el consumo familiar estimula la inflación de precios en artículos de panificación y en la harina, hay otra variable: el tipo de oferta de estos productos existentes en Argentina. Solo dos empresas concentran el 89% de las ventas de pan lactal en el país y dos, el 78% de la comercialización de galletitas saladas.

Por la cómoda posibilidad de que pocos ofrezcan a muchos que compran productos panificados, aparecen los precios altos y los avatares en la defensa del consumidor. A las pyme familiares que panifican, les queda apenas 20% del mercado para vender.

 

Un artículo de lujo para la mesa

En los últimos quince días los que tomaron la cadena productiva del pan que consumen en su canasta alimentaria, aprendieron mucho, en forma práctica, lo que es la inflación.

La mesa familiar está a punto de servir un artículo de lujo, el pan. El alimento podría costar por kilo, no menos de $25. Pero eso es el precio final y encarecido que llegó a la mesa. Antes, ocurren otros problemas derivados de la inflación. Como falta trigo por la sequía, cayó la oferta del grano.

La economía de una cadena de valor no es estática: Sus eslabones van colocando distintos precios y el último comprará con más inflación. La materia prima de un molino es el trigo que hoy vale más que la soja. En un cuadro comparativo, el trigo cuesta por arriba del poroto. Los precios son tan relativos, pero la inflación no. En las tostadas de la mañana, las pastas del mediodía o las galletitas de la tarde, el trigo siempre presente y hoy, con valor oro

Mercado con paradojas

La industria molinera busca tener trigo para hacer harina. Cuando sale a comprarlo paga muy caro la tonelada. Se llegó a ofrecer el grano a 590 dólares la tonelada. Un valor que está por arriba de la soja y eso hace imposible sostener un pan a $10 el kilo.

Lo que ofrece la industria por el cereal demuestran la preocupación de que se llegará a noviembre con un ajustado stock para abastecer a las panaderías. Y es que la harina subsidiada con que los molinos trabajan podría quedar enganchada al alto valor del trigo. Y ese sobrecosto del cereal se trasladará al precio final de la harina.

Según sea la posición comercial o industrial que se tenga frente al alza del precio del trigo, será la visión que se tenga del problema. Una voz opina que el cuello de botella es circunstancial. Otra, sostiene que los especuladores que poseen trigo, insisten en subir los costos. Y no falta en el mercado la paradoja y lo confuso: unos aseguran que aún queda materia prima en manos de los productores; la exportación dice ya no tener más granos para vender.

 

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD