La escuela General Güemes fue una de las que mostró ayer la contraposición entre el moderno sistema de voto electrónico que le costó millones de pesos a Salta y las necesidades básicas de muchos establecimientos educativos.
Un aula de paredes humedecidas y descascaradas fue uno de los cuartos oscuros donde se instalaron las terminales para elegir legisladores con el mecanismo que el Gobierno promocionó a nivel nacional como un avance hacia la transparencia.
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En esta escuela, votantes del Partido Obrero relataron que la computadora no imprimía la opción que habían seleccionado y que la boleta salía en blanco. El sufragio hubiera sido nulo si no se daban cuenta antes de depositar el cartón en la urna.