En una mañana nublada y un tanto fría, una perrito vagabundo decidió aprovechar al máximo el único rayito de sol que se reflejaba en el microcentro salteño y calentaba la vereda del Banco Nación. Durante gran parte del día, le robó una sonrisa a los clientes que circulaban por el lugar.
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En una mañana nublada y un tanto fría, una perrito vagabundo decidió aprovechar al máximo el único rayito de sol que se reflejaba en el microcentro salteño y calentaba la vereda del Banco Nación. Durante gran parte del día, le robó una sonrisa a los clientes que circulaban por el lugar.