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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Inseguridad: los salteños sienten que aumenta el delito

Lunes, 18 de marzo de 2013 15:22

El relato de experiencias vinculadas a la inseguridad están a un paso de distancia.

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El relato de experiencias vinculadas a la inseguridad están a un paso de distancia.

En diferentes ciudades de la provincia, distanciadas por decenas y hasta cientos de kilómetros, la droga que gana terreno en los barrios, que multiplica patotas con adictos y desencadena robos cada vez más violentos hace a la mayor preocupación de los vecinos.

En la plaza 9 de Julio, una mujer de 56 años le contó a El Tribuno que hace dos meses fue víctima del ataque de un motochorro en el barrio Tres Cerritos, donde trabaja. “Me salió más caro curarme y comprar los remedios que la plata que tenía en ese momento en la cartera”, aseguró la vecina, tras remarcar que el ataque fue tan cruel y demencial que ella quedó inconsciente en la calle.

“Claro que hay inseguridad”, contestó indignada y agregó que el problema crece y no se vislumbran soluciones.

Ella y otra veintena de personas consultadas en la capital salteña constituyen el 85 por ciento de los que sostuvieron que a la inseguridad no sólo se la siente, sino que se la ve ganar terreno, a la par de las drogas, en las calles de la provincia.

En su recorrida por diferentes sectores de la ciudad de Salta, este diario recogió testimonios de hombres y mujeres de entre 19 y 70 años.

Avance de la droga

La inmensa mayoría afirmó que lo que más preocupa de la inseguridad es el avance de la droga. Esta es considerada la causa de los peores males, la que destruye niños, jóvenes y familias, la que corrompe todo, la que inunda los barrios de patotas y desencadena en robos, asaltos y hasta crímenes brutales.

Los abusos sexuales y los secuestros virtuales también forman parte de la preocupación de los vecinos, pero en un segundo plano.

El relevamiento periodístico incluyó consultas sobre el desempeño de la Policía.

La mayoría de los entrevistados por El Tribuno manifestó que el personal del organismo no cuenta con medios acordes para dar respuestas a las necesidades de seguridad de la comunidad. En segundo lugar, se marcó la falta de formación y se consideró que el accionar policial también está limitado por disposiciones e injerencias que van más allá de la falta de recursos, con una consecuente afectación de la imagen institucional y la autoridad de la fuerza pública.

Se ve en las calles

Muchos vecinos ven en las drogas, fundamentalmente en el paco, el desencadenante de una destrucción generacional de niños, adolescentes y jóvenes. Un 65% de los encuestados sostuvo esta idea.

Una jefa de hogar del barrio Don Emilio dijo que se cansa de ver niños drogados por el centro, mientras que otro vecino, de Villa Mitre, describió: “Frente a mi casa hay una cancha y los chicos se juntan a tomar y a drogarse. Es sistemático”, remarcó.

Un joven profesional del barrio Castañares mencionó que en la escuela de su barrio expulsaron a un chico porque se estaba drogando. Se supo, además, que había otros que vendían droga en los alrededores de la institución. “La droga está metida hasta en los lugares que menos nos imaginamos”, aseguró.

Una señora que vive en Villa Cristina coincidió con esa apreciación. “Vivo a diez cuadras del centro y los chicos se drogan a toda hora. No hay que irse muy lejos del centro para verlo”, acotó.

Las observaciones sobre el accionar de la Policía también reflejan matices entre los que marcan la falta recursos y los que consideran que es indispensable otro tipo de formación en los oficiales y suboficiales del organismo de seguridad.

Otros cuestionamientos se relacionan con falta de información y las respuestas del organismo ante los requerimientos de la comunidad.

Una vecina de Santa Ana contó que la asaltaron y estuvo tres horas para hacer la denuncia. “Después te hacen miles de preguntas y todo para nada”, manifestó.

Otro vecino de la zona de Villa Mitre hizo notar que “uno a veces los llama y nunca vienen porque no tienen personal o no tienen móvil”.

General Güemes: una ciudad donde ya no todos se conocen

En General Güemes, el 75 por ciento de las personas consultadas por este medio dijo tener una elevada sensación de inseguridad.

El grueso de este porcentaje está compuesto por familias que residen en sectores céntricos. “Güemes ha cambiado, hay mucha gente desconocida, ya no podemos decir que aquí nos conocemos todos; la mayoría vino de afuera y se asentaron aquí; no sé si son los responsables del aumento de los delitos, pero me hacen sentir más insegura que antes”, expresó Alejandra, de 35 años.

El 25 por ciento restante no tiene la misma sensación, pero concuerda en que los hechos delictivos han aumentado considerablemente en los últimos años. “Todavía dejamos la puerta sin llave, nos sentamos a matear afuera y caminamos con cierta libertad; sé que hay delitos pero no como para decir que hay inseguridad”, expresó Marcos, de 47 años.

Lo que más preocupa en Güemes son los robos que la mayoría de los vecinos asocia con el consumo de drogas. “Algunos robos son audaces, en la vía pública (arrebatos) o en una plaza de noche; son acciones que solo se pueden consumar si uno está drogado o borracho”, opinó Carlos, de 35 años.

El 65 por ciento de los entrevistados opinó que la Policía carece de recursos, un 20 por ciento que no tienen formación y el 15 por ciento restante se reparte entre los que creen que los policías “actúan bien” y aquellos a los que “no les importa” la actuación policial.

Hubo un importante porcentaje de apoyo hacia la presencia y el accionar el 911: casi un 70 por ciento.

La gente con miedo en el norte caliente

En Orán fueron consultados 30 vecinos de diferentes barrios. La totalidad de los encuestados manifestó sentir inseguridad. La mayores preocupaciones giran en torno a los robos y asaltos (40% de las respuestas), la escalada de las drogas (30%), las patotas (20%), delante de los abusos sexuales y los secuestros virtuales.

“Miedo”, “temor”, “incertidumbre” y “desconfianza” fueron algunas de las palabras que más se repitieron en las respuestas. “Hay arrebatos a toda hora del día y delincuentes que andan armados por las calles, a la caza de una víctima”, afirmó un vecino.

Los consultados, en general, sienten que la Policía no combate eficazmente a la delincuencia. El 40% sostiene que ello se debe a la falta de recursos humanos y del apoyo logístico necesario para prevenir y responder ante hechos delictivos o pedidos de auxilio con premura y solvencia.

El 40% de los encuestados cree que falta una adecuada formación en la Policía, un 10% piensa que el organismo de seguridad no se interesa en el bien común y otro 10% considera que el organismo de seguridad actúa bien.

Vecinos del departamento San Martín, al igual que en Orán, sienten que la inseguridad se tornó en un problema serio. Son cada vez más los vecinos de Tartagal, Mosconi, Aguaray y Salvador Mazza que han sido víctimas o conocen hechos delictivos.

Por la cercanía con la frontera con Bolivia, opinan mayoritariamente que la inseguridad es una consecuencia directa del tráfico y consumo de drogas.

Otra gran preocupación son los robos y los asaltos, junto a las patotas, entre cuyos miembros muchos son adictos-consumidores de paco y otras sustancias estupefacientes. Los abusos sexuales y los secuestros virtuales están más abajo de la lista.

La mayoría de los encuestados consideró que las fuerzas de seguridad no cuentan con los recursos suficientes. En segundo lugar, opinaron que los uniformados carecen de formación profesional suficiente y en un reducido porcentaje consideraron que actúan bien.

Droga, delincuencia y policía desbordada


En los pueblos del Valle de Lerma, una buena parte de la población se siente insegura y concuerda en que la delincuencia crece de la mano de la droga y de problemáticas sociales que antes no se observaban con tanta nitidez.
Desde Coronel Moldes, pasando por Chicoana, El Carril, La Merced, Cerrillos y Rosario de Lerma, los operativos antidrogas con secuestros de estupefacientes y detención de numerosos jóvenes dedicados a la comercialización de sustancias estupefacientes van en constante aumento.
Así también, se incrementaron los asaltos, modalidad delictiva que tiene preocupada a la mayoría de la población.
De un sondeo que hizo El Tribuno en las citadas localidades se desprende que tres de cada cinco personas consultadas considera que las drogas constituyen la mayor asignatura pendiente en materia de seguridad, le siguen los asaltos y los ataques de patotas.
No son pocos los vecinos que ven un “caldo de cultivo” en la pobreza que avanza en zonas rurales y periféricas del Valle de Lerma.
La violencia familiar es otra de las grandes preocupaciones. Para los vecinos, el alcohol aparece como detonante secundario pero no aislado. Reclaman una policía más profesional, con recursos y más compromiso.
 

Principales quejas

En las localidades más pobladas y extendidas, como Cerrillos y Rosario de Lerma, los vecinos se quejan de que la Policía “llega tarde” o “nunca llega”, ante los llamados de auxilio.
Alrededor de ochenta consultados marcaron una estrecha relación entre droga, delincuencia y policía. Sin control, aparecen los delincuentes, y un sistema de seguridad deficiente propicia la escalada de la droga.
Por otra parte, la mayoría de los vecinos encuestados no cree que las cámaras de seguridad prometidas por el gobierno provincial sean una solución para bajar la delincuencia en la zona.

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