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San Nicolás II, un barrio donde no hay ni lo básico

Lunes, 04 de agosto de 2014 00:40
<div>PRECARIO: UNA DE LAS HUMILDES VIVIENDAS QUE SE ENCUENTRAN EN LA MANZANA III DE SAN NICOLAS II&nbsp;</div><div>
La necesidad de una vivienda obliga a muchos a soportar las peores inclemencias. Este es el caso de las familias que viven en la manzana 3 del barrio San Nicolás II.
Desde hace más de 10 años, las personas que residen allí sufren la falta de servicios básicos como agua, luz, cloacas, y gas natural.
La triste realidad de estas familias no se circunscribe a la carencia de lo elemental como el agua y la luz, sino también a la falta de un marco legal que los habilite como propietarios de sus terrenos.
Miedo a los okupas
Nucleados en lo que, en la Dirección General de Inmuebles figura como "Finca La Vega y Calixto", ellos sólo cuentan con cédulas parcelarias sin ningún otro documento que certifique sus derechos.
Rodeados por barrios tradicionales de la zona sur como Parque La Vega o el mismo San Nicolás, estos vecinos tratan de vivir como pueden dentro del hacinamiento.
"Tengo nenes chiquitos y necesito tener por lo menos luz y agua", explicó una joven madre que reside allí hace 6 meses, mientras contemplaba el poste de luz sin cable que le instalaron en la vereda de su casa.
Al lado de un baldío con malezas que superan los dos metros, la precaria vivienda en la que vive junto a sus pequeños es el único bien material que posee.
"Este terreno nos los dejó mi suegra, ella lo compró con mucho esfuerzo y nos vinimos a vivir aquí a pesar de todo porque tuvimos miedo a que nos usurpen el lugar", agregó la joven.
El temor a la usurpación de terrenos, que algunos vecinos aún se encuentran pagando, fue el motivo que impulsó a muchos a no mirar las carencias y a instalarse en un lugar propio pero ajeno a todo tipo de comodidad.
Décadas de carencia
La precariedad no sólo se evidencia en algunas viviendas que comenzaron a instalarse en la manzana 3 desde hace pocos meses, sino en otras que lo están hace más de una década. "Yo ya me cansé. Hice de todo por tener las escrituras y avanzar en las mejoras de mi casa, pero fue imposible. Tengo 70 años y vivo en un rancho por esa razón pero ya no quiero renegar, no quiero terminar con la boca chueca y sin nada", fueron las duras palabras de una vecina que sin esperanzas de encontrar una solución eligió resignarse y no pelear más. Como ella, existen otros vecinos que prefieren no reclamar y acostumbrarse a vivir como pueden.
La precariedad legal
La falta de escrituras es uno de los problemas por el que deben atravesar varias de las personas que compran un terreno. La quiebra de las empresas propietarias de los loteos es una de las causas que encuentran a la hora de pedir explicaciones. En ese contexto, los engaños y las estafas recaen en los más desprevenidos.
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La necesidad de una vivienda obliga a muchos a soportar las peores inclemencias. Este es el caso de las familias que viven en la manzana 3 del barrio San Nicolás II.
Desde hace más de 10 años, las personas que residen allí sufren la falta de servicios básicos como agua, luz, cloacas, y gas natural.
La triste realidad de estas familias no se circunscribe a la carencia de lo elemental como el agua y la luz, sino también a la falta de un marco legal que los habilite como propietarios de sus terrenos.
Miedo a los okupas
Nucleados en lo que, en la Dirección General de Inmuebles figura como "Finca La Vega y Calixto", ellos sólo cuentan con cédulas parcelarias sin ningún otro documento que certifique sus derechos.
Rodeados por barrios tradicionales de la zona sur como Parque La Vega o el mismo San Nicolás, estos vecinos tratan de vivir como pueden dentro del hacinamiento.
"Tengo nenes chiquitos y necesito tener por lo menos luz y agua", explicó una joven madre que reside allí hace 6 meses, mientras contemplaba el poste de luz sin cable que le instalaron en la vereda de su casa.
Al lado de un baldío con malezas que superan los dos metros, la precaria vivienda en la que vive junto a sus pequeños es el único bien material que posee.
"Este terreno nos los dejó mi suegra, ella lo compró con mucho esfuerzo y nos vinimos a vivir aquí a pesar de todo porque tuvimos miedo a que nos usurpen el lugar", agregó la joven.
El temor a la usurpación de terrenos, que algunos vecinos aún se encuentran pagando, fue el motivo que impulsó a muchos a no mirar las carencias y a instalarse en un lugar propio pero ajeno a todo tipo de comodidad.
Décadas de carencia
La precariedad no sólo se evidencia en algunas viviendas que comenzaron a instalarse en la manzana 3 desde hace pocos meses, sino en otras que lo están hace más de una década. "Yo ya me cansé. Hice de todo por tener las escrituras y avanzar en las mejoras de mi casa, pero fue imposible. Tengo 70 años y vivo en un rancho por esa razón pero ya no quiero renegar, no quiero terminar con la boca chueca y sin nada", fueron las duras palabras de una vecina que sin esperanzas de encontrar una solución eligió resignarse y no pelear más. Como ella, existen otros vecinos que prefieren no reclamar y acostumbrarse a vivir como pueden.
La precariedad legal
La falta de escrituras es uno de los problemas por el que deben atravesar varias de las personas que compran un terreno. La quiebra de las empresas propietarias de los loteos es una de las causas que encuentran a la hora de pedir explicaciones. En ese contexto, los engaños y las estafas recaen en los más desprevenidos.

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