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Entre bingos, casinos y tragamonedas, el país se parece a una lotería | El negocio del juego

Domingo, 26 de julio de 2015 00:30
Infografía: Alejandro Díaz
En Argentina, el negocio del juego es una apuesta segura. Y muy redituable si se analizan los números detrás de este fenómeno que creció en los últimos veinte años de la mano de administraciones que encontraron en el poder recaudador de los juegos de azar una financiación no siempre transparente para campañas y rojos en el presupuesto.
Según el libro "El poder el juego", escrito por los periodistas Federico Poore y Ramón Indart, en 2013 los argentinos apostaron 105 mil millones de pesos en bingos, casinos y billetes de lotería. En promedio, cada argentino se ha jugado a la suerte 2.500 pesos por año, lo que hace que el país sea una de las diez plazas más grandes a nivel mundial.
En Argentina, según los últimos datos, hay más de 500 casinos y 70.000 tragamonedas. Y son estas máquinas, conocidas como slots, las que más ganancias generan por sobre clásicos de siempre, como la ruleta y el black jack.

Un juego para los pobres
La gran penetración que tuvieron las tragamonedas se entiende al analizar quiénes son los principales usuarios de este tipo de apuesta y el cambio en el negocio. En la primera década de este siglo se sustituyó el tipo de juego y el tipo de apostador.
Antes, se apuntaba a los juegos de mesa y a los sectores privilegiados, mayormente en zonas de veraneo. Hoy en día, el grueso de las ganancias provienen de apostadores de sectores de medios y bajos recursos.
Un dato apoya esta hipótesis, la mayoría de los grandes lugares de juego en la provincia de Buenos Aires están ubicadas en las zonas más humildes.
Según Poore, los bingos que más recaudan, "no son los de los centros turísticos, sino los que se encuentran en Berazategui, Avellaneda, Lomas del Mirador y San Martín. Hay actualmente 46 bingos en 32 localidades, sobre todo en los lugares más pobres del conurbano".

Los ganadores del negocio
Otro de los detalles que sorprende de la investigación revelada en el libro es que el 40 por ciento de las ganancias mundiales de Codere, una de las grandes operadoras de juego a nivel mundial, están en la provincia de Buenos Aires.
En otras zonas del globo tienen muchas más prohibiciones. En Brasil solamente opera hipódromos porque no se puede tener casinos y en España tienen una regulación muy estricta. Argentina se ha transformado, entonces, en un bocado apetecible para empresas internacionales.
Pero las compañías locales también se llevan una buena tajada, el grupo Cristóbal, de Cristóbal López, es, según datos del 2012, la empresa que más ganancias obtuvo a nivel nacional. En el citado período obtuvo ingresos por más de cinco mil millones de pesos.
A pesar de que se lo relaciona con la administración Kirchner, los negocios de López venían creciendo desde la administración Duhalde e incluso con De la Rúa. Y aunque se lo ha identificado con el oficialismo nacional, hoy Cristóbal López tiene buena relación también con el PRO.
El negocio del juego genera amigos en todos lados.
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En Argentina, el negocio del juego es una apuesta segura. Y muy redituable si se analizan los números detrás de este fenómeno que creció en los últimos veinte años de la mano de administraciones que encontraron en el poder recaudador de los juegos de azar una financiación no siempre transparente para campañas y rojos en el presupuesto.
Según el libro "El poder el juego", escrito por los periodistas Federico Poore y Ramón Indart, en 2013 los argentinos apostaron 105 mil millones de pesos en bingos, casinos y billetes de lotería. En promedio, cada argentino se ha jugado a la suerte 2.500 pesos por año, lo que hace que el país sea una de las diez plazas más grandes a nivel mundial.
En Argentina, según los últimos datos, hay más de 500 casinos y 70.000 tragamonedas. Y son estas máquinas, conocidas como slots, las que más ganancias generan por sobre clásicos de siempre, como la ruleta y el black jack.

Un juego para los pobres
La gran penetración que tuvieron las tragamonedas se entiende al analizar quiénes son los principales usuarios de este tipo de apuesta y el cambio en el negocio. En la primera década de este siglo se sustituyó el tipo de juego y el tipo de apostador.
Antes, se apuntaba a los juegos de mesa y a los sectores privilegiados, mayormente en zonas de veraneo. Hoy en día, el grueso de las ganancias provienen de apostadores de sectores de medios y bajos recursos.
Un dato apoya esta hipótesis, la mayoría de los grandes lugares de juego en la provincia de Buenos Aires están ubicadas en las zonas más humildes.
Según Poore, los bingos que más recaudan, "no son los de los centros turísticos, sino los que se encuentran en Berazategui, Avellaneda, Lomas del Mirador y San Martín. Hay actualmente 46 bingos en 32 localidades, sobre todo en los lugares más pobres del conurbano".

Los ganadores del negocio
Otro de los detalles que sorprende de la investigación revelada en el libro es que el 40 por ciento de las ganancias mundiales de Codere, una de las grandes operadoras de juego a nivel mundial, están en la provincia de Buenos Aires.
En otras zonas del globo tienen muchas más prohibiciones. En Brasil solamente opera hipódromos porque no se puede tener casinos y en España tienen una regulación muy estricta. Argentina se ha transformado, entonces, en un bocado apetecible para empresas internacionales.
Pero las compañías locales también se llevan una buena tajada, el grupo Cristóbal, de Cristóbal López, es, según datos del 2012, la empresa que más ganancias obtuvo a nivel nacional. En el citado período obtuvo ingresos por más de cinco mil millones de pesos.
A pesar de que se lo relaciona con la administración Kirchner, los negocios de López venían creciendo desde la administración Duhalde e incluso con De la Rúa. Y aunque se lo ha identificado con el oficialismo nacional, hoy Cristóbal López tiene buena relación también con el PRO.
El negocio del juego genera amigos en todos lados.
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