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Hierro dulce, el último libro de Juana Dib

Domingo, 30 de agosto de 2015 19:57
La mirada profunda de Juana Dib, en una entrevista en noviembre pasado. Juan Barthe
Con 91 años, Juana Dib no había olvidado las recetas heredadas de su madre -que todavía preparaba algunas mañanas- ni los primeros versos que recitó a los 6 años en el colegio, un 25 de mayo: 'Yo tenía puesto un vestidito rojo y el poema era horroroso -recordó hace meses en la última charla con Fernanda Abad, periodista de El Tribuno, y lo repitió como si lo hubiera memorizado ayer-: "Suena el clarín, ruge el cañón al son del himno. Los corazones saludan todos al mismo son".

Aunque poco y nada se movía de su casa por la edad, la increíble lucidez de Juana Dib la llevó a publicar en noviembre de 2014 "Hierro dulce", un libro de semblanzas poéticas. "Escribo sobre personas que me dicen algo con sus vidas. Por ejemplo, le dedico un poema a Teresa Leonardi, ejemplo de coherencia y de principios", comentó la escritora. También son destinatarios de sus versos en este último halago: Walter Adet, Benjamín Toro, Nínawa Daher, Leonor Villada y Liliana Bellone, entre otros.

En muchas de las semblanzas de "Hierro dulce" la autora ha incluido escenas de su vida. Juana era descendiente de sirios y conservaba en la memoria fotogramas intactos del pasado. Pero junto a las verdades simples de su vida, atesoraba un mundo exótico y lejano que nunca palpó pero que se aprendió de memoria.

La exmaestra que enseñó, leyó, bordó y cuidó a sus padres la mayor parte de sus días, fue capaz de describir con lujo de detalles la Ciudad Redonda de Bagdad, construida en el año 800 por la dinastía Abasí para el califa. Sabe del diván donde Harún-ar Rachid recibía a los grandes poetas de su tiempo. Y sabía del "árbol de dieciocho ramas de oro y plata que derramaba perfume de almizcle y de ro sas".

Los libros publicados
de la poeta

Parte de su producción fue traducida y publicada en diarios y revistas árabes.

Varios libros de Juana Dib fueron traducidos y publicados en diarios y revistas del mundo árabe por los poetas Saki Konsol y Juan Yáser (Argentina), y por Michel Nooman (Siria).

Su antología se compone de "El milagro de una rosa" (1982); "Las Doradas" (1989); "Las Dos Vertientes" (1993); "La Mandragora" (1993): Primer Premio del Concurso de Poesía para Autores Éditos de la Dirección Provincial de Cultura de Salta (1992); "Las Invitadas" (2000) Cuentos; "El Páramo que clama" (2001); "Viajeros del Orontes" (2002) Novela; "Poblada de Voces" (2008); "Elegía a Palestina" (2009) Poemas; "Flores Naturales" (2010) Novela; Primer Premio del Concurso Provincial de Novela de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta (2010); "Hierro Dulce" (2014) Poemas.

Una mujer de inmenso valor

En la última charla que la poeta salteña Juana Dib tuvo con El Tribuno, Fernanda Abad le preguntó: ¿Vivió como quería?, y ella respondió:
"Es difícil pensar que una mujer que no ha tenido hijos pueda sentirse realizada en la vida. Siento eso porque para la cultura árabe el eje de todo es la familia. Yo he vivido para trabajar y mi centro vital siempre fue mi hogar".


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Con 91 años, Juana Dib no había olvidado las recetas heredadas de su madre -que todavía preparaba algunas mañanas- ni los primeros versos que recitó a los 6 años en el colegio, un 25 de mayo: 'Yo tenía puesto un vestidito rojo y el poema era horroroso -recordó hace meses en la última charla con Fernanda Abad, periodista de El Tribuno, y lo repitió como si lo hubiera memorizado ayer-: "Suena el clarín, ruge el cañón al son del himno. Los corazones saludan todos al mismo son".

Aunque poco y nada se movía de su casa por la edad, la increíble lucidez de Juana Dib la llevó a publicar en noviembre de 2014 "Hierro dulce", un libro de semblanzas poéticas. "Escribo sobre personas que me dicen algo con sus vidas. Por ejemplo, le dedico un poema a Teresa Leonardi, ejemplo de coherencia y de principios", comentó la escritora. También son destinatarios de sus versos en este último halago: Walter Adet, Benjamín Toro, Nínawa Daher, Leonor Villada y Liliana Bellone, entre otros.

En muchas de las semblanzas de "Hierro dulce" la autora ha incluido escenas de su vida. Juana era descendiente de sirios y conservaba en la memoria fotogramas intactos del pasado. Pero junto a las verdades simples de su vida, atesoraba un mundo exótico y lejano que nunca palpó pero que se aprendió de memoria.

La exmaestra que enseñó, leyó, bordó y cuidó a sus padres la mayor parte de sus días, fue capaz de describir con lujo de detalles la Ciudad Redonda de Bagdad, construida en el año 800 por la dinastía Abasí para el califa. Sabe del diván donde Harún-ar Rachid recibía a los grandes poetas de su tiempo. Y sabía del "árbol de dieciocho ramas de oro y plata que derramaba perfume de almizcle y de ro sas".

Los libros publicados
de la poeta

Parte de su producción fue traducida y publicada en diarios y revistas árabes.

Varios libros de Juana Dib fueron traducidos y publicados en diarios y revistas del mundo árabe por los poetas Saki Konsol y Juan Yáser (Argentina), y por Michel Nooman (Siria).

Su antología se compone de "El milagro de una rosa" (1982); "Las Doradas" (1989); "Las Dos Vertientes" (1993); "La Mandragora" (1993): Primer Premio del Concurso de Poesía para Autores Éditos de la Dirección Provincial de Cultura de Salta (1992); "Las Invitadas" (2000) Cuentos; "El Páramo que clama" (2001); "Viajeros del Orontes" (2002) Novela; "Poblada de Voces" (2008); "Elegía a Palestina" (2009) Poemas; "Flores Naturales" (2010) Novela; Primer Premio del Concurso Provincial de Novela de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta (2010); "Hierro Dulce" (2014) Poemas.

Una mujer de inmenso valor

En la última charla que la poeta salteña Juana Dib tuvo con El Tribuno, Fernanda Abad le preguntó: ¿Vivió como quería?, y ella respondió:
"Es difícil pensar que una mujer que no ha tenido hijos pueda sentirse realizada en la vida. Siento eso porque para la cultura árabe el eje de todo es la familia. Yo he vivido para trabajar y mi centro vital siempre fue mi hogar".


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