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Ezequiel espera ayuda para pagar su terapia

Tiene cinco años, es de Santiago del Estero y padece retraso madurativo grave.
Martes, 14 de noviembre de 2017 00:00

"Para cualquier mamá en estas condiciones, que tu hijo tenga un mínimo avance -por más pequeño que sea- es una bendición", expresó María de los Ángeles Alonso de 42 años, mamá de Ezequiel Toloza de 5 años.

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"Para cualquier mamá en estas condiciones, que tu hijo tenga un mínimo avance -por más pequeño que sea- es una bendición", expresó María de los Ángeles Alonso de 42 años, mamá de Ezequiel Toloza de 5 años.

Ezequiel nació en Santiago del Estero, tras una cesárea prolongada. Durante la cirugía el pequeño tuvo un accidente cerebro vascular (ACV) y, en los primeros cinco días de vida, padeció cinco convulsiones y cuatro paros cardiorrespiratorios.

"Solo le pedía a Dios no se lo lleve", agregó María recordando aquellos momentos no tan lejanos en el tiempo. Según expresa el certificado emitido por Patricia Ruiz Rojas, licenciada en Trabajo Social de la Ciudad de Santiago del Estero, el pequeño Ezequiel padece cuadriplejia flácida hidrocele congénita, no puede mantener el equilibrio y usa silla de rueda en forma permanente. "Hasta hace poco mi hijo no podía comer, todo tenía que ser licuado, pero después de los dos viajes a China para los tratamientos con células madre, mejoró mucho", contó la mamá.

Hoy, María lleva adelante una nueva lucha: lograr que su hijo mejore la postura, recupere la expresión en su rostro y no sufra de tensión en sus extremidades.

Mientras María cuenta y relata la vida de Ezequiel, el pequeño hace algunos balbuceos y, ante un saludo, reacciona con una leve sonrisa y una mirada, que son las señales que le transmiten toda la fuerza a esta mamá.

Ezequiel llegó hace 10 días a Salta en la búsqueda un tratamiento de masoterapia, que tiene un costo de 40 mil pesos mensual. María tenía el dinero para pagar la mitad del valor y espera poder juntar el resto.

"La terapia con células madre le permitió a mi hijo mejorar su calidad de vida. Hoy puede comer los alimentos picados, reacciona cuando lo hablamos pero debemos trabajar en la mejoría de su postura. Esto solo se logra con ejercicio y masajes. Por eso me vine a buscar a los masoterapistas de Cuba, que están en Salta", detalló María.

Luego del nacimiento de Ezequiel, María siguió trabajando como empleada de comercio durante dos años más hasta que un día descubrió que no hay mejor cuidado que el de una madre.

"Cuando volvía del trabajo Ezequiel ya estaba bañadito y con las meriendas listas. Un día me quedé en casa porque estaba mal y me tocó bañarlo. Cuándo vi el cuerpo esquelético de mi hijo me di cuenta de que se estaba yendo. Lo llevé al médico y cuando lo pesaron solo tenía 7 kilos. Había nacido con 3,900 kg. Dejé todo y me dediqué a mejorar su vida. Después del primer tratamiento en China -que logré gracias al apoyo de todo Santiago- Ezequiel volvió con 2 kilos más", contó con una amplia sonrisa y los ojos iluminados.

María tiene tres hijos más de 21, 15 y 9 años y su esposo es empleado en la Municipalidad de Santiago del Estero. Ezequiel cuenta con una pensión y tiene la cobertura de la obra social Profe. Los dos tratamientos en China, que se realizaron en 2015 y 2016, fueron realidad gracias a los aportes solidarios y el apoyo del Gobierno de Santiago. En estos momentos María se aloja en un hotel de Pellegrini y Urquiza, cerca de donde el pequeño ya recibe el tratamiento. "Hace 7 días que estoy en Salta y la gente es muy solidaria. En la Municipalidad me dieron el permiso para estar en la peatonal La Florida entre Alvarado y Urquiza pidiendo colaboración, y la señora del hotel me cobró la mitad y ya me dijo que el próximo mes no me cobra nada", detalló María mientras sienta a Ezequiel sobre su falda.

Cuando llegaron a Salta, Ezequiel no podía extender sus piernas ni asentar los pies. Diariamente recibe dos horas de masoterapia, en la mañana y dos en la tarde. Ya logró estirarse y apoyar los pies.

“Saben que es un sacrificio de todos”
 
María tiene tres hijos más que en los últimos años se sumaron a la lucha por una mejor calidad de vida para Ezequiel. El domingo el papá de Ezequiel y uno de los hijos visitaron a María. Si bien la familia está acostumbrada a la separación por los distintos viajes que ya hizo Ezequiel, la lejanía duele igual. “Nos vimos y lloramos todos juntos, pero ellos saben que esto es un sacrificio de todos para que Eze esté mejor”, reflexiona María. 
Una vez que complete el tratamiento de masoterapia en Salta, María debe comenzar a trabajar para recaudar los fondos para viajar a China en agosto del próximo año. “El tratamiento con las células madre, para el caso de Ezequiel, se hace en tres etapas. Ya logramos completar dos y falta una. Luego recién volveremos cuando cumpla 13”, explicó.
En Santiago del Estero el pequeño recibe estimulación temprana y asistencia en fonoaudiología, además de fisioterapia. 
 

 

 

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