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40 años de impunidad para un crimen de lesa humanidad 

Francisca Toledo reclama a la Justicia por el asesinato en 1977 de Fidel Yazlle, su esposo. Fue acribillado y tirado a las vías del tren por el grupo de tareas Guardia del Monte. 
Viernes, 10 de marzo de 2017 21:59

Por Laura Alvarez Chamale

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Por Laura Alvarez Chamale

El 12 de febrero de 1977, Francisca Teresa Toledo llegó desde Orán a la comisaría de Morillo. La convocaron las autoridades porque su esposo, Fidel “Totó” Yazlle, había sufrido “un accidente” el día anterior. Mientras su cuñado y su hermano entraron a un cuarto con el comisario Adolfo Zenón Ávila, ella recorrió un pasillo que conducía a tres celdas vacías. En la tercera pudo ver la ropa de Fidel: un pantalón marrón con el cinto y la camisa gris con un agujero redondo en la espalda. “Está muerto”, se dijo. Lo que Francisca no sabía es que los siniestros criminales desnudaron el cuerpo de Yazlle y lo arrojaron a las vías del ramal C25 para que el tren de las 22, que unía Embarcación con Formosa, triturara sus restos. 
Así, de a pedazos en una bolsa, terminó a los 36 años la vida de este comerciante, padre de tres hijos, árbitro de básquet y hombre idelista inscripto en las líneas de la Unión Cívica Radical. “Totó quería contribuir con el país, con la reorganización nacional, era honesto y por eso se atrevió a denunciar los actos de corrupción de civiles aliados con un grupo de tareas conocido como la Guardia del Monte. Pobrecito, a 40 años de ese momento fatal se ve clara su ingenuidad”, expresó su viuda. 
La noche del 11 de febrero de 1977, Totó Yazlle fue capturado en las puertas del comedor y hospedaje que tenía en Morillo por dos sujetos armados que lo subieron a una camioneta Ford blanca. Fue testigo del secuestro Alfredo Nazer, quien tenía un almacén en frente del hospedaje. Camino a Pluma de Pato, por la ruta 81, recibió varios disparos adentro del vehículo. Flaviana Illescas, vecina de la carretera, vio que lo llevaban forcejeando y escuchó 4 o 5 tiros, según declaró. 
“Lloro sola cuando repaso esta cruel historia”, dijo Francisca, que recién se animó a volver a Morillo en 2004 para buscar pruebas y testigos que alimentaran la causa que por entonces dormía en la Justicia provincial. Así permaneció hasta 2013 cuando el fiscal Ricardo Toranzos, con un contundente dictamen, abrió en el fuero Federal la investigación de este crimen de lesa humanidad. 
Semanas antes de su asesinato, Yazlle había formalizado denuncias ante la Unidad Regional de Policía de Orán, a cargo de Mario Palermo, y el destacamento de Gendarmería de Embarcación contra el interventor municipal de facto, Humberto Lazarte, y el comisario del pueblo, Adolfo Ávila, por supuestos contrabandos, asaltos a mano armada, talas clandestinas y otros ilícitos. Por la intrincada red que actuó en el crimen, la viuda de Yazlle pidió que se incorporen al expediente nuevas imputaciones sobre el exintendente de facto Humberto Lazarte y miembros de Gendarmería, la Policía Federal, del Ejército y civiles que actuaron en el norte salteño en tiempos de dictadura.
Lo que desespera a la viuda de Yazlle son los tiempos eternos de la Justicia. Hace ya un año y un mes que el juez federal Julio Bavio indagó al exjefe de la Unidad Regional Norte de la Policía en Orán Mario Víctor Palermo y a Andrés del Valle Soraire, quien estaba al frente de la sección policial Guardia del Monte. Con esa audiencia, el juez Bavio quedó en condiciones de resolver la situación procesal de los imputados y encaminar a juicio oral y público este crimen de lesa humanidad que permanece impune en la provincia tras cuatro décadas. Pero la situación del caso no avanzó del punto donde quedó a principios del año pasado. 
Al ser consultado, el fiscal Federal Ricardo Toranzos explicó: “Hasta hace 5 años esta era una causa penal en la Justicia provincial. Después la causa llegó hasta la Corte Suprema que determinó que era un crimen de lesa humanidad y así, hace 3 años, se reabrió en el orden Federal. Desde ese momento yo intervengo en esta causa como fiscal”.
“Las pericias de parte están incorporadas a la causa, y ahora faltaría que se haga la pericia oficial. El año pasado se tomó declaración indigatoria a Soraire y a Palermo, la querella pidió y el juez autorizó una pericia oficial, se designó el perito, pero falta que se posicione para hacer la pericia. Ya fue intimado a presentarse en estos días y si no lo hace, se designará a otro perito”, continuó.
Toranzos agregó: “Cuando se pidió la indagatoria de hace un año, la idea era que el juez resolviera el procesamiento o la falta de mérito de los imputados, pero la querella (integrada por la señora Francisca y su hijo Daniel Yazlle) pidió la pericia oficial y eso retrasa el proceso”. En los expedientes del caso también estaba involucrado Adolfo Zenón Ávila, titular de la comisaría de Morillo cuando asesinaron a Yazlle, pero falleció el 25 de julio de 2015. Francisca recuerda que el 12 de febrero de 1977, Ávila salió de la comisaría tapándose la cara con los brazos para no verla. 
“Parece que los funcionarios judiciales se empeñan solo en las causas que involucran a víctimas y querellantes del peronismo de izquierda, dejando de lado otros casos con víctimas que tuvieron otras ideologías y cuyos responsables son favorecidos por la impunidad biológica, porque se van muriendo sin pagar sus crímenes horren    dos”, dijo la mujer.

Memorias de la viuda

En el verano del 77, Patricia Yazlle, de 6 años, y su hermanito Daniel, que cumplía 4 años el 5 de febrero, se quedaron con su papá Fidel, en Morillo. “Él le organizó el cumpleaños, le hizo una torta con pollitos y después los mandó a Orán con mi cuñado y me trajeron un pedazo de torta y una carta donde Totó me decía que el 18 de febrero iba a estar en Orán para la misa de su papá, don Fortunato Yazlle. 
Lo mataron el 11 de febrero. Lo terrible es que él no tenía la más mínima sospecha del peligro que corría. Lloro mucho cuando repaso, por eso reclamo la tardanza de la Justicia que castiga a mi familia favoreciendo a los perversos. Me pregunto qué más falta”, dijo Francisca.

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