Corazones destruidos, sueños a la deriva y una vocación irremplazable, son parte de vacío que deja la pérdida de compañero y amigo del Club Atlético Veteranos de Urundel.
Con un baldazo de agua fría, la noticia de la muerte de delantero Diego Blanco a raíz de un problema de salud, caló hondo entre los veteranos y superveteranos.
Con solo 39 años, una esposa y tres hijos, el tesorero, organizador, gran compañero dentro y fuera de la cancha, no pudo superar el partido más importante de la vida y le dijo adiós al mundo terrenal.
Sus amigos lo recuerdan y recordarán por siempre al querido Diego, o “Ronquillo”, como lo llamaban a este “10” emblemático, pero aunque los partidos no sean lo mismo, la fuerza que dejó vivirá por siempre entre los habitantes de Urundel.
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Corazones destruidos, sueños a la deriva y una vocación irremplazable, son parte de vacío que deja la pérdida de compañero y amigo del Club Atlético Veteranos de Urundel.
Con un baldazo de agua fría, la noticia de la muerte de delantero Diego Blanco a raíz de un problema de salud, caló hondo entre los veteranos y superveteranos.
Con solo 39 años, una esposa y tres hijos, el tesorero, organizador, gran compañero dentro y fuera de la cancha, no pudo superar el partido más importante de la vida y le dijo adiós al mundo terrenal.
Sus amigos lo recuerdan y recordarán por siempre al querido Diego, o “Ronquillo”, como lo llamaban a este “10” emblemático, pero aunque los partidos no sean lo mismo, la fuerza que dejó vivirá por siempre entre los habitantes de Urundel.