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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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La Feria del Quirquincho, polo productivo en el norte de la ciudad

Abrirá todos los sábados y feriados, de 9 a 19, y concentra a más de 70 emprendedores de diversos rubros.
Jueves, 28 de septiembre de 2017 14:32

Cuando la economía de los hogares se resiente, feriar se vuelve una tendencia en crecimiento. Y conforme con ello, el sábado pasado se inauguró la Feria del Quirquincho, pasando la UNSa y antes de llegar a la rotonda Lesser-Vaqueros-Salta, donde se encuentra emplazada la famosa escultura de chapas a la que el flamante espacio de comercialización debe su nombre. En la intersección de Héroes de la Patria y la avenida Fuerza Aérea el movimiento de emprendedores era incesante. La actividad se inició a las 9 y finalizó pasadas las 19. Como es tradición, los feriantes demoraron en acondicionar sus puestos y el clima cálido obligó a los menos experimentados a buscar sombrillas de playa para protegerse. Los más prevenidos contaban con infraestructura propia y muchos con gazebos, tablones y sillas prestados por la Municipalidad.

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Cuando la economía de los hogares se resiente, feriar se vuelve una tendencia en crecimiento. Y conforme con ello, el sábado pasado se inauguró la Feria del Quirquincho, pasando la UNSa y antes de llegar a la rotonda Lesser-Vaqueros-Salta, donde se encuentra emplazada la famosa escultura de chapas a la que el flamante espacio de comercialización debe su nombre. En la intersección de Héroes de la Patria y la avenida Fuerza Aérea el movimiento de emprendedores era incesante. La actividad se inició a las 9 y finalizó pasadas las 19. Como es tradición, los feriantes demoraron en acondicionar sus puestos y el clima cálido obligó a los menos experimentados a buscar sombrillas de playa para protegerse. Los más prevenidos contaban con infraestructura propia y muchos con gazebos, tablones y sillas prestados por la Municipalidad.

Variedad de opciones y productos artesanales de calidad podían verse en más de cuarenta puestos. También una zona de juegos para niños con peloteros y atriles para pintar, atentos a las nuevas inclinaciones de los infantes.

El sector gastronómico es el pulmón de la feria e impulsa al resto. Los estands ofrecían desde sándwiches de pernil, asado y comida hogareña hasta masas finas y regionales. Estela Cuevas (56) y su hija Carla Pollero (28), del barrio Juan Manuel de Rosas, vendían ensalada de frutas y jugo natural de naranja. Aún las compras generosas no las habían acompañado; sin embargo, ellas no perdían la sonrisa ni la esperanza. “Hicimos propaganda entre los vecinos para que se sumen a este esfuerzo nuestro porque hay que tener movilidad y elementos para esto. Emprender no es tan fácil, pero la Municipalidad nos cedió este predio para que podamos vender tranquilos. Creo que nos tienen que conocer más y así el público nos va a acompañar”, dijo, confiada, Estela. Cerca de ella, otras mujeres también creían en el potencial del espacio. Janet Rodríguez (48), su mamá Marta Guagua (63), su hermana Carina Cárdenas (30) y su nuera María Rodríguez (20), del barrio 17 de Octubre, hace dos años feriaron en el parque San Martín y obtuvieron buenos réditos. Ahora apuestan a que el sentimiento de pertenencia de los vecinos con respecto a los espacios comunes de zona norte atraiga a los clientes. Sucede que muchas personas usan sus mañanas de sábado para correr y caminar por el lugar, salir de paseo con sus mascotas o andar en bicicleta. El menú del día: pollo al horno con arroz a la primavera y papas emperejiladas, a $70 el plato, tenía excelente aspecto. “La gente no estaba enterada de la feria, pero el boca a boca atraerá a más personas”, dijo Janet.

De telas, hilo y agujas

Isabel de Giusti (54), del barrio Primero de Mayo, se lanzaba a la carrera de feriante acompañada en su puesto por sus hijas y nietos. Había hecho almohadones, almohadas, portavinchas, necessaire y porta-accesorios con motivos frescos y muy demandados como los emoticones propios de las redes sociales y animales. Los precios iban desde los 50 a los 200 pesos. Isabel contó que cose de toda la vida, con una habilidad que ahora se transformó en su fuente de trabajo. “Para mí es difícil que consiga un puesto formal a esta altura de la vida. Hoy traje lo que tenía porque no dispongo de un capital. Mi hija me regaló el gazebo cuando supo que venía hacia acá. Creo que lo importante es empezar y ser positiva”, detalló.

En otro sector “Son mi delirio, bolsos y carteras” invitaba a consultar con la belleza y finos acabados de los productos de las hermanas Silvia (58) y Mirta (67) Sotelo. Era la primera vez que feriaban juntas, aunque capitalizaron la vivencia de Silvia, quien en 2013 llevó su marroquinería a la feria alternativa de arte y diseño Oveja Negra, en el corredor Balcarce. “Feriar no es duro ni sacrificado, sino entretenido y expectante”, definió Mirta. Ella es de Vaqueros, autodidacta, viuda y jubilada. “Me entretengo tejiendo para regalarles a mis amigos o por el hecho mismo de hacerlo y tenía todo esto guardado y me dije la voy a acompañar a mi hermana”, comentó. Ella vende ropa para el hogar como cortinas, manteles, sábanas y portavasos. También prendas para la mujer. Mirta teje al croché o dos agujas. Dice que un par de cortinas le insumen un mes de trabajo y, como otros artesanos, para calcular el valor de comercio duplica el costo de la materia prima. “Veo lo que gasto y lo que yo pagaría por cada cosa”, definió.

Silvia trabaja con materiales que van desde el símil cuero, la imitación de lona y la cuerina hasta el hilo peruano. Sus creaciones se basan en un equilibrio de composición cuyo resultado es un producto que no requiere cuidados especiales. Dedica tardes enteras a su emprendimiento y los precios finales de los artículos oscilan entre 200 y 500 pesos. De acuerdo con Silvia, la mirada del diseñador independiente debe nutrirse de ideas que podrá recolectar por internet, pero, en un doble movimiento, también supone constituirse en habitante del universo virtual a través de fanpage, una vidriera que jamás se empaña. “Durante la primera feria prácticamente me obligaron a abrirla, pero luego entendí que ayuda bastante a la venta”, definió. Asimismo, los nuevos recursos de marketing no agotan los tradicionales como la tarjeta de presentación para establecer próximos contactos. Por último, no se debe descuidar el estand, la primera impresión que se lleva el cliente. “El puesto debe estar bien presentado, con mantel y cartelería. Además, yo traigo para hacer las terminaciones de las carteras para que la gente pueda ver que lo hago yo y que es artesanal”, compartió.

El funcionamiento

La feria suscita tres líneas de relacionamiento: es un punto de encuentro y sociabilización entre vecinos, y entre los feriantes hay conocimiento mutuo porque se sienten compañeros de ruta luego de haber transitado juntos por otros espacios. A su vez, el emprendedor y el cliente entablan una relación de proximidad que no surge tan espontáneamente en los comercios formales. “Sabemos que las familias salteñas están pasando por una situación un poco complicada, pero buscamos herramientas para que salgan de esto. Hace un año y medio nos propusimos fortalecer al emprendedor, que busque el camino hacia la sustentabilidad y brindarle para ello herramientas, capacitaciones y financiamiento”, le comentó a El Tribuno la directora de Economía Social de la Municipalidad, Adriana López. Con esta misión los circuitos de ferias ya llegaron a once barrios y ahora se proyecta abrir otro en San Luis. Se trata de polos de producción que se constituyen en oportunidades de venta genuinas para la gente. López acotó que los feriantes deben participar de una reunión previa, luego de la cual se hace un padrón de acuerdo con cada rubro. Incluso los del sector gastronómico reciben un curso de manipulación de alimentos.

“Hay feriantes con barbijo, delantal y gorra porque queremos cambiar la imagen de que un emprendimiento de economía social tiene que ser algo decadente, con una buena imagen se puede potenciar el emprendimiento y crear sustentabilidad”, evaluó.

Añadió que incluso tienden redes de gestión asociadas que devienen en microcréditos otorgados por bancos; sin embargo, nunca se pierde el fin social. “En otras ferias notamos que se acercan los oportunistas que tienen negocios en otras partes y quieren venir acá. Para detectarlos las entrevistas son personalizadas y se busca un referente en la zona”, comentó López. Por último, dijo que durante las entrevistas toma contacto con la realidad de mujeres que sufren violencia de género, jubilados que cobran la mínima y bucan robustecer sus recursos y personas que quedaron excluidas del mercado formal por razones de salud. “Esta no es una feria a la que uno viene a vender y nada más, sino economía social, hay personas con enfermedades terminales que ya no pueden trabajar y que piden ser incluidos para producir de acuerdo con sus tiempos y su disposición anímica. Hay jubilados que fueron a aprender artes y oficios y no tienen en su casa un lugar para vender. También mujeres que están depositando su esperanza en nosotros porque quieren salir de un estado de indefensión”, concluyó López.

La feria del Quirquincho abrirá todos los sábados y feriados, de 9 a 19. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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