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“Deben publicar qué salineras cumplen”

Entrevista a Carlos Ubeira, doctor y director del Anlis Malbrán.
Miércoles, 26 de diciembre de 2018 00:58

Luego del encuentro con los salineros de Salta y Jujuy, el médico Carlos Ubeira destacó que además de trabajar con los productores, se requiere del apoyo de los distintos sectores involucrados. Incluso de la población en general para que tome conciencia de la necesidad de reclamar una sal de calidad, por el bienestar de su salud. En su diálogo con El Tribuno, el profesional recordó que durante su gestión en Salud Pública “era fácil entusiasmar a político para ir a inaugurar un tomógrafo, pero no iba ni el chofer para un curso de prevención”.
La legislación sobre el yodado de la sal está desde 1967 y, a pesar de estar en una zona endémica, el trabajo con los productores de sal recién parece movilizarse... 
La metodología de trabajo es similar que cuando se quiere trabajar la prevención. Y en este caso se tiene que trabajar con todos los actores. Es un problema de generalidad dentro de la salud pero se debe contar con los productores, comercios y consumidores. Es obligación de los organismos de control que las sales que no estén yodadas se saquen de la cadena de comercialización. Esto es una suerte de alianzas entre los interesados. 
¿Falta información en la población sobre la real necesidad del yodo? 
En salud hay un principio que es de oro: “Nadie paga por lo que no sucede”. Se infarta y se paga el stent, hay un accidente y se paga para la atención del accidentado, pero en la prevención el impacto no es tangible. Y si bien se ve a lo largo de los años, las reelecciones son cada cuatro. Cuando fui ministro entusiasmaba a cualquier político y de cualquier jerarquía cuando había que inaugurar una terapia, una ambulancia, un centro de salud. Se peleaban para cortar la cinta. Cuando se habla de un taller de prevención, no va nadie, ni el chofer. 
En este proceso de formación se deben sumar varias actores: embarazadas, madres, control de sal, controles de venta...
Creo que los mecanismos de control deben actuar más firmemente para que se logre verificar que la sal tiene lo que tiene que tener. Por otro lado, los consumidores también deben reclamar que se publique y se dé a conocer cuáles son las empresas salineras que están cumpliendo con la legislación vigente. Sostener a lo largo del tiempo un programa de control de la yodación de la sal para consumo humano es lo más efectivo para prevenir los problemas de salud. A esto se agrega el saber que el 70 por ciento del consumo de sal de la población proviene de los alimentos industriales donde la sal no está yodada. Fundamentalmente en los productos panificados. Además, se suma el problema de que la población argentina consume demasiada sal, con 12 gramos por día, lejos de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Esto también tiene un impacto cardiovascular en la población. 
¿Se promoverá en 2019 una acción concreta para que se cuente con un abastecimiento de sal correctamente yodada? 
Vamos a avanzar en el reclamo de la conformación de un programa nacional de control. Se debe contar con un programa que articule entre la cadena de producción, los controles y la demanda de la gente. Además de educar a la gente y recordarles que mujer debe recibir yodo antes de quedar embarazada, y que en zonas como la nuestra, la única fuente es la sal. El Estado debe controlar y los productores deben garantizar este producto. Este programa reclama incluso un área de investigación para visualizar cuál es la población más vulnerable, que son la de 6 a 12 años, las mujeres en edad reproductivas y las embarazadas. Este proyecto se presentará por tercera vez en el Ministerio de Salud de la Nación, porque esto se decide en Buenos Aires. 
 

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Luego del encuentro con los salineros de Salta y Jujuy, el médico Carlos Ubeira destacó que además de trabajar con los productores, se requiere del apoyo de los distintos sectores involucrados. Incluso de la población en general para que tome conciencia de la necesidad de reclamar una sal de calidad, por el bienestar de su salud. En su diálogo con El Tribuno, el profesional recordó que durante su gestión en Salud Pública “era fácil entusiasmar a político para ir a inaugurar un tomógrafo, pero no iba ni el chofer para un curso de prevención”.
La legislación sobre el yodado de la sal está desde 1967 y, a pesar de estar en una zona endémica, el trabajo con los productores de sal recién parece movilizarse... 
La metodología de trabajo es similar que cuando se quiere trabajar la prevención. Y en este caso se tiene que trabajar con todos los actores. Es un problema de generalidad dentro de la salud pero se debe contar con los productores, comercios y consumidores. Es obligación de los organismos de control que las sales que no estén yodadas se saquen de la cadena de comercialización. Esto es una suerte de alianzas entre los interesados. 
¿Falta información en la población sobre la real necesidad del yodo? 
En salud hay un principio que es de oro: “Nadie paga por lo que no sucede”. Se infarta y se paga el stent, hay un accidente y se paga para la atención del accidentado, pero en la prevención el impacto no es tangible. Y si bien se ve a lo largo de los años, las reelecciones son cada cuatro. Cuando fui ministro entusiasmaba a cualquier político y de cualquier jerarquía cuando había que inaugurar una terapia, una ambulancia, un centro de salud. Se peleaban para cortar la cinta. Cuando se habla de un taller de prevención, no va nadie, ni el chofer. 
En este proceso de formación se deben sumar varias actores: embarazadas, madres, control de sal, controles de venta...
Creo que los mecanismos de control deben actuar más firmemente para que se logre verificar que la sal tiene lo que tiene que tener. Por otro lado, los consumidores también deben reclamar que se publique y se dé a conocer cuáles son las empresas salineras que están cumpliendo con la legislación vigente. Sostener a lo largo del tiempo un programa de control de la yodación de la sal para consumo humano es lo más efectivo para prevenir los problemas de salud. A esto se agrega el saber que el 70 por ciento del consumo de sal de la población proviene de los alimentos industriales donde la sal no está yodada. Fundamentalmente en los productos panificados. Además, se suma el problema de que la población argentina consume demasiada sal, con 12 gramos por día, lejos de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Esto también tiene un impacto cardiovascular en la población. 
¿Se promoverá en 2019 una acción concreta para que se cuente con un abastecimiento de sal correctamente yodada? 
Vamos a avanzar en el reclamo de la conformación de un programa nacional de control. Se debe contar con un programa que articule entre la cadena de producción, los controles y la demanda de la gente. Además de educar a la gente y recordarles que mujer debe recibir yodo antes de quedar embarazada, y que en zonas como la nuestra, la única fuente es la sal. El Estado debe controlar y los productores deben garantizar este producto. Este programa reclama incluso un área de investigación para visualizar cuál es la población más vulnerable, que son la de 6 a 12 años, las mujeres en edad reproductivas y las embarazadas. Este proyecto se presentará por tercera vez en el Ministerio de Salud de la Nación, porque esto se decide en Buenos Aires. 
 

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