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“Lo único que hoy sobra en el mundo es demanda de alimentos” 

Entrevista con Carlos Iannizzotto, presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro)
Domingo, 18 de febrero de 2018 00:50

¿Es bueno para las entidades tener a alguien del sector en la cabeza del Ministerio de Agroindustria?
En principio lo vemos con muy buenos ojos porque tenemos como interlocutores a personas que conocen muy bien la problemática del sector, entonces este primer punto que a veces nos cuesta tanto a los dirigentes, que es concientizar para que luego se justifiquen las inversiones o las medidas respectivas, uno ya va sabiendo que el funcionario habla el mismo idioma.

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¿Es bueno para las entidades tener a alguien del sector en la cabeza del Ministerio de Agroindustria?
En principio lo vemos con muy buenos ojos porque tenemos como interlocutores a personas que conocen muy bien la problemática del sector, entonces este primer punto que a veces nos cuesta tanto a los dirigentes, que es concientizar para que luego se justifiquen las inversiones o las medidas respectivas, uno ya va sabiendo que el funcionario habla el mismo idioma.

¿Y la parte del vaso medio vacío?
A veces el dirigente, cuando está del lado del ministerio, tiene circunstancias del funcionamiento de la burocracia estatal que es diferente que donde vienen. Esa es la primera traba que yo veo de nuestros ministros. Todas estas demoras generan ansiedad porque este es un gobierno que ya tiene dos años y, entonces, el período de espera ya pasó, necesitamos soluciones concretas y justo le toca al ministro Etchevehere recibir nuestros reclamos porque no lo podemos esperar como quisiéramos. 
La implementación de las mesas de competitividad, por ejemplo, me parece una idea muy interesante, pero si no tenemos respuestas rápidas es una idea que la podemos quemar. Porque si sentás a toda una cadena y que no tengan celeridad en las respuestas... te puede pasar que vayan a la primera reunión, a la segunda un poco menos y, a la tercera, ya no va nadie. Y después el poder de convocatoria se diluye y perdemos una ocasión fantástica de introducir variables que se necesitan para cuidar el bolsillo del consumidor y proteger al pequeño productor.

La territorialidad que tiene Coninagro lo liga fundamentalmente a las economías regionales. ¿Cómo las ven desde la entidad?
Las vemos raquíticas. El bolsillo de nuestros productores está, lamentablemente, cada vez más flaco. Las pequeñas y medianas empresas, tambos, bodegas, frigoríficos, empaquetadoras están desapareciendo y quedando las grandes. Hay un problema de concentración donde la oferta sigue muy atomizada y la demanda cada vez más concentrada y esto debilita la existencia del productor, porque si el productor no tiene fuerza para negociar el precio de su producto, la rentabilidad y la competitividad están muy lejos de eso.
En este sentido creo que el cooperativismo, el asociativismo y la economía solidaria pueden aportar una herramienta para que el productor asociado pueda apoyarse y, en escala, logre negociar mejor sus productos. 

Fuera de lo que es la parte de comercialización, los productores de las economías regionales también sufren un dólar barato, falta de infraestructura, distancia del puerto... ¿Cómo se debería atacar esto?
Nosotros siempre hemos apoyado la gradualidad del Gobierno de Macri, pero lo que sucede, y nosotros siempre lo advertimos, es que la gradualidad siempre sucede para dos lados. Es decir, gradualidad para esperar que los problemas se vayan solucionando gradualmente; pero a su vez hay que agregarle políticas activas para que esto vaya siendo coherente y equitativo. Si nosotros hacemos una reforma impositiva donde los beneficios los vamos a tener de acá a varios años, pero hoy tenemos que sufrir aumentos de combustibles y de tarifas eléctricas de considerables porcentajes y que inciden muchísimo en el bolsillo, entonces la gradualidad es para el Estado, para acomodar sus cuentas; pero al sector privado le exige ya una conducta fiscal mucho más gravosa.
Y estas asimetrías le pegan a las economías regionales. Incluso, en la zona pampeana, donde hay altos rendimientos, hay un equilibrio muy finito en la composición de los costos y la ganancias por las ventas.

Hay funcionarios que tienen un gran desconocimiento de lo que son las economías regionales. Por ejemplo, en la reforma impositiva que se impulsó el año pasado fueron contra la industria vitivinícola, contra la industria azucarera. Pusieron medidas que eran impensadas, lo que los llevó a volver atrás.  ¿Eso es falta de conocimiento? ¿Faltó hacer docencia por parte del sector?
Siempre es bueno llevar a cabo una tarea de información. El documento que nosotros hemos presentado, justamente va destinado a las políticas públicas, para que el funcionario se interiorice en profundidad de cómo es el mapa de los costos y las ventas y los circuitos comerciales y económicos del algodón, del citrus, de la yerba, del vino, de las hortalizas. La informática nos da la oportunidad de tener la información al instante. Por lo tanto hoy, hacer docencia es importante, pero no es decisivo.
Yo creo que acá lo que prima es una mirada macroeconómica, el Gobierno ha puesto su acento en un objetivo y los problemas de las economías regionales, con la macroeconomía, no se van a solucionar.
El tabaco tiene su problemática, el Chaco salteño tiene la suya, la vitivinicultura en Mendoza también tiene su problemática, pero todo tiene un potencial enorme, y ahí hay una diferencia entre lo que piensa Coninagro y lo que se está implementando. Y hay que cambiar estos paradigmas de círculos de retracción del consumo y de la inversión para ganarle a la inflación, lo que produce un efecto negativo que incide muy fuerte y, por esta razón, tenemos cada vez menos hectáreas y menos productores. Yo creo que hay que pasar a un círculo virtuoso donde haya inversiones y, para que haya inversiones, tienen que haber medidas que ayuden; y esas son medidas impositivas y financieras, las inversiones privadas, las muchas inversiones de capitales nacionales para desarrollar con innovación y tecnología y poner a las economías regionales en una situación de competitividad.

¿Qué impresión se lleva de Salta?
Que hay mucha institucionalidad, y eso es bueno, porque se organizan los pedidos en torno de las situaciones conflictivas para que estén bien encaminadas. Además hay mucha gente joven y eso es muy interesante, no se encuentra muchas veces en las provincias y en nuestro sector gente con empuje, con visión. 
Creo que hay una visión estratégica de Salta, el Plan 2030 que me comentó el gobernador Juan Manuel Urtubey, me pareció muy importante. Y me llevo la confirmación de una impresión que tengo desde hace mucho tiempo y es que Salta tiene un potencial agroindustrial muy grande y para concretarlo solo hay que hacer inversiones.
Lo único que sobra en el mundo es demanda de alimentos y hay muy buenos precios, entonces las inversiones que se hagan van a ser rápidamente amortizadas, sobre todo dando empleo y generando desarrollo local y arraigo familiar.

¿Qué resultados tuvieron en su intención de ampliar su presencia en Salta?
Desde el punto de vista gremial empresario hemos convenido con las cooperativas, como la de tabacaleros, profundizar nuestros lazos para que se integren formalmente como miembros consejeros de Coninagro.
También armar una comisión técnica asesora, no solamente con las cooperativas sino con las otras organizaciones gremiales para ver de qué manera Coninagro puede ayudar, con sus vínculos nacionales, para fortalecer los pedidos y las resoluciones que se tomen y fortalecer el plan estratégico salteño.
Y con la parte pública lo que vimos con el gobernador y luego con la ministra de Producción fue la posibilidad de ir armando una ley de economías regionales, en donde se contemple cada sector para ver de qué manera podemos ir destrabando y dándole elementos e inversión que favorezcan la parte agrícola salteña.

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