En otro episodio de fuga en la comisaría 42 de Tartagal, un detenido se escondió en un tacho de basura y logró salir del edificio policial. Pero no le duró mucho esa supuesta libertad: en veinte horas fue recapturado a solo cinco kilómetros de la ciudad.
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En otro episodio de fuga en la comisaría 42 de Tartagal, un detenido se escondió en un tacho de basura y logró salir del edificio policial. Pero no le duró mucho esa supuesta libertad: en veinte horas fue recapturado a solo cinco kilómetros de la ciudad.
El lunes, en la tarde, Ricardo Daniel Castro -quien purga una condena de diez años por robo con arma-, se escabulló de la celda de la comisaría 42 donde estaba alojado y se escondió en un tacho de basura. Alrededor de las 20.30, cuando el servicio de recolección pasa por la zona, saltó el portón ubicado sobre la calle Belgrano de esa dependencia y así logró huir del lugar.
La suerte no lo acompañó, ya que en ese preciso momento fue visto por un vecino, que denunció la situación con una llamada al sistema 911.
Una requisa inmediata en las celdas de la comisaría 42 confirmó que Castro se había tapado con una manta y se ocultó en el tacho de basura, a la espera de la hora de recolección, para evadirse.
A partir de ese momento se inició un rastrillaje para lograr recapturarlo, que involucró a efectivos de esa comisaría, de la Brigada, la División Rural, la Unidad Regional 4, Infantería, entre otras dependencias policiales.
Las primeras averiguaciones indicaron que Castro se había dirigido al monte cercano a la gruta San Roquito, que está a unos dos kilómetros de la zona urbana de Tartagal.
Alrededor de las 7.50, una patrulla lo vio caminando por los senderos de esa zona, por lo que comenzó una persecución. El convicto logró escabullirse entre árboles y yuyos.
El rastrillaje continuó por la zona de la comunidad 9 de Julio, donde los policías fueron informados que lo habían visto dirigirse a la quebrada de Cuña Muerta.
Minutos antes de las 16, el sargento David Arroyo y el agente Emanuel Tejerina vieron a Castro a orillas del arroyo que atraviesa por la quebrada Cuña Muerta, en un barranco de unos tres metros de altura. Lograron acercársele y lo atraparon, tras lo cual fue llevado a la comisaría 42.
Alrededor de las 16.30, un grupo de seis mujeres, que decían ser familiares del recapturado llegaron a la comisaría y quisieron ingresar cuando había solo tres efectivos.
Una de las policías salió a tratar de hablar con ellas y fue insultada. Tras un pedido de ayuda, llegó al lugar Infantería y las mujeres se retiraron.
Luego Castro fue llevado a otro lugar de detención que no fue informado.
No es la primera vez que ocurren hechos llamativos en esa dependencia policial. A fines del año pasado 14 presos se fugaron de la misma Comisaría